Macri preocupado por el «círculo rojo»

Marcos Peña se adueñó de la cabina del disc-jockey, tomó el micrófono y en los parlantes del boliche «Caix» retumbaron sus palabras: «¡Levante la mano quién se asustó hoy!». La consigna del influyente secretario General de Gobierno tuvo tanta aceptación entre la multitud como el espumante que a esa altura de la noche se servía en exceso.

El festejo se prolongó hasta entrada la madrugada. Había que desahogarse porque los poco más de tres puntos de diferencia con los que Horacio Rodríguez Larreta se aseguró anteayer la sucesión porteña, y que asustaron de verdad a casi todos, no figuraban en ningún pronóstico. Entró en pánico Mauricio Macri, a quien le habían prometido un triunfo más holgado como soporte para relanzar su carrera presidencial. ¿Qué pasó?

Todavía no hay una única explicación que despeje la sorpresiva incógnita por el ajustado resultado del domingo, y tal vez nunca la haya, pero la conclusión a la que Macri y su núcleo íntimo arribó tras las sucesivas reuniones de ayer es unánime: el precandidato presidencial va a profundizar el modelo, así tenga que embarcarse en otra afrenta al círculo rojo –esa red integrada, según el jefe porteño, por encumbrados periodistas, analistas y empresarios-, desorientado por los últimos movimientos del jefe de Gobierno. Macri ya lo había defraudado hace dos meses, cuando desechó una alianza bonaerense con el líder del Frente Renovador, Sergio Massa.

De eso habló el líder del PRO durante más de dos horas con su mesa chica en el encuentro convocado a media mañana de ayer en la casona de su padre, en el corazón de Barrio Parque, en Eduardo Costa al 3000. Con los diarios sobre la mesa –destacaron en especial la crudeza en los análisis de los principales columnistas de Clarín y La Nación en los matutinos de ayer-, Rodríguez Larreta, Peña, Jaime Durán Barba y su socio Santiago Nieto, y Emilio Monzó trazaron junto a Macri un primer análisis de la elección del domingo. Sorprendidos por el histórico pifie de las principales encuestadoras, un área que deberá ser revisada por el asesor ecuatoriano de cara a las PASO del 9 de agosto. El electo jefe de Gobierno porteño aún busca una explicación: cuando salió de su casa en la tarde del domingo rumbo al búnker de Costa Salguero, casi a las 19, todavía contaba con una diferencia de 9 puntos sobre su rival de ECO.