A 70 años del suicidio de Adolf Hitler

Cuando el 30 de abril se cumplan 70 años del suicidio de Adolfo Hitler y su esposa Eva Braun, el mundo recordará una vez más a las ví­ctimas del Holocausto y a todos aquellos que murieron a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

También a partir de ese día, el libro de Hitler «Mi lucha» (Mein kampf) pasaría a ser de dominio público, tras ser escrito en dos tomos con un pésimo estilo literario, según algunos cronistas alemanes.

La obra fue publicada el 18 de julio de 1925, con el fin de referirse al «poder judí­o mundial» y a enumerar los errores del Tratado de Versallles, tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial.

«Mi lucha» vendió pocos ejemplares tras su publicación, aunque luego de que Hitler fue nombrado canciller en 1933 su lectura fue obligatoria en Alemania, por lo que se convirtió en masiva.

Aunque la batalla de Stalingrado -entre julio de 1942 y febrero de 1943-, significó el fin de la supremacía militar nazi, los alemanes siguieron a Hitler hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, alistando a niños y a ancianos.

Luego del atentado liderado por el conde Claus Schenk von Stauffenberg el 20 de julio de 1944, del que salió milagrosamente con vida, Hitler le dijo en marzo de 1945 al arquitecto y jerarca nazi Albert Speer: «Si perdemos la guerra, el pueblo alemán estará perdido».

Ante el arrollador avance de las fuerzas soviéticas que llegaban a Berlín, el dictador alemán se refugió en el búnker de la Cancillerí­a el 16 de enero de 1945.

El 28 de abril, el führer dictó un testamento cargado de odio contra los judí­os, a quienes culpaba de que estallara la Segunda Guerra Mundial. «En estas tres décadas he actuado exclusivamente por lealtad y amor a mi pueblo en todos mis pensamientos, en mis actos y en mi vida», dijo Hitler.

El dictador alemán estaba muy desalentado por la muerte de Benito Mussolini, quien fue ahorcado y su cadáver exhibido públicamente en una plaza de Milán, junto al de su amante Clareta Petacci.

Después de casarse con Eva Braun, en la medianoche del 29 de abril de 1945, Hitler se suicidó al dí­a siguiente a las 15.30 tras dispararse un balazo en la cabeza. Su esposa murió tras consumir una dosis de cianuro.

También el ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, y su mujer Magda junto con sus seis hijos se suicidaron en el búnker para ser fieles al legado de Hitler, quien no querí­a ser capturado por los rusos.

Según distintos testimonios, Hitler y su esposa fueron encontrados en un sofá donde en la alfombra se habí­a formado un charco de sangre.

Los ayudantes del führer rociaron los cuerpos con gasolina, que habían sacado de algunos autos, y luego enterraron sus restos ante el avance de las tropas soviéticas.

El dictador ruso, José Stalin, tuvo dudas sobre la autenticidad de los cuerpos encontrados por los soldados soviéticos, por lo tanto mandó a una unidad especial para que ubicara sus restos el 9 de mayo de 1945.

A pesar de que el cráneo y las piezas dentales coincidían con los dos del ex lí­der nazi y su esposa, siempre surgieron dudas ya que el gobierno soviético no divulgó mayor información.

Desde entonces se construyeron numerosos mitos, uno de los cuales dice que Hitler huyó en un submarino a la Patagonia, donde se refugió en una estancia del sur argentino.

«Voy a decir una frase que nos representa: ‘La gente es libre de escribir novelas, pero las noveles no son historia’. La historia hasta ahora ha demostrado que Hitler se suicidó en el búnker de Alemania», dijo a Télam Sergio Wieder, representante del Centro Wiesenthal para América latina.

La invasión a Polonia, que en septiembre de 1939 inició la Segunda Guerra Mundial, inició una conflagración en la que murieron unas 50 millones de personas, pero los crímenes contra la Humanidad atribuidos a Hitler siguen conmoviendo al mundo 70 después de su muerte.

En Alemania y en varios países Hitler lanzó una campaña de exterminio, especialmente contra seis millones de judí­os y contra quienes los nazis consideraban inferiores, como eslavos, negros, homosexuales y gitanos.

¿Se puede perdonar el horror causado por los nazis? Eva Kor, sobreviviente de Auschwitz, le tendió la mano al ex miembro de las SS Oscar Gröning, de 93 años, tesorero de dicho campo de concentración, durante el juicio que se inició la semana pasada en la ciudad alemana de Hamburgo.

«He perdonado a los nazis», dijo Kor, de 81 años, quien tenía diez años cuando fue llevada a ese campo de concentración junto con su hermana Miriam. Allí, los nazis asesinaron a más de un millón de personas.