Amigos con derechos

Gott ist tot” (“La muerte de Dios” o, más comúnmente, “Dios está muerto”) pronunció un día Friedrich Nietzsche, y aunque pueda suponerse que el alemán nunca creyó en la existencia de un dios, revelaba al común de la gente esa inquietud. Era su manera de decir que aun los en apariencia imponderables pueden ser volteados como una promesa de amor eterno. A eso justamente se dedicó mucho después el polémico Zygmunt Bauman, quien desarrolló toda una teoría sobre la mutación que sufren los vínculos humanos en tiempos de velocidad, valores de uso y Facebook. “Amor líquido”, lo llamó, y para apoyarlo, podría citarse el reciente estudio “La verdad acerca de la amistad entre el hombre y la mujer”, realizado por la fabricante de preservativos Prime entre 466 personas, cita en su nota Revista Veintitrés.

Sí, claro, el título propone una definición ambiciosa, pero veamos los números: el 68 por ciento de las personas cree en la amistad entre el hombre y la mujer, y hasta ahí la cosa hasta parece alentadora. Sumemos como dato que el 81 por ciento de los encuestados respondió que tiene fantasías sexuales con algún amigo o amiga; y como broche, que el 56 por ciento tuvo sexo con un amigo.

“Siempre hubo alguna situación en las que se mezclaban los lazos, pero en los últimos años es una tendencia cada vez más grande entre los jóvenes. Hay toda una tendencia de los menores de 35 años a la falta de compromiso, por la idea de que si uno está en pareja, pierde autonomía”, explica la psicóloga familiar Analía Mitar. Y es que si bien se puede definir la amistad desde distintas ideas, históricamente un amigo era eso y no más. Están los de la infancia o los que uno hace y mantiene de toda la vida para que lo acompañen en las buenas y en las malas. Pero parece que ha llegado el tiempo de sumar un tercer grupo: esos que además de compartir sus cuestiones familiares, se toman la licencia para algo más. ¿Pero qué pasa si a la amistad se le suma la atracción física?

“Con Silvia somos compañeros de trabajo y desde el primer día hubo onda, el tema es que llegamos a un nivel de intimidad muy alto. Alguna vez fantaseé con armar algo en otro plan, pero me preocupa perder la amistad, así que preferí no decirlo”, confiesa Esteban, un publicista de 40 años que aún mantiene el vínculo amistoso con su compañera de trabajo. “De hecho nos somos fieles: si ella está de novia o yo de novio, no nos interferimos, seguimos siendo recontra amigos pero se rescinde el derecho a roce. Siempre estamos muy cerca el uno del otro”, explica este hombre, que asegura creer en la amistad entre ellos y ellas.