Argentina se acerca a China y profundiza sus relaciones comerciales y geopolíticas

En el marco de un contexto internacional desfavorable –y no sólo por la pandemia-, Argentina comenzó a apartarse de la estrategia norteamericana, abriendo el abanico de sus relaciones hacia el gigante asiático, China.

Argentina reconoció hasta 1972 solamente la soberanía de la isla de Formosa –hoy Taiwán-, enmarcada en la diplomacia norteamericana. El presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse reconoció, en cambio a la China continental, una potencia futura que aún no se había convertido en tal. La división china solamente se entiende en el marco de la guerra que libraron los comunistas y nacionalistas chinos contra la ocupación japonesa. Cuando expulsaron al ejército japonés, comunistas y nacionalistas se trenzaron en una guerra civil que le permitió al PC Chino adueñarse del poder en el continente, confinando a las fuerzas nacionalistas lideradas por Chiang Kai Sek a la isla de Formosa. Hoy este país se llama Taiwán.

Hoy, Argentina posee una embajada en Pekín y consulados en las ciudades de Hong Kong, Cantón y Shangai. Desde 1972, dos presidentes –Isabel Martínez de Perón (1973) y Néstor Kirchner (2004)- y un dictador –Jorge Rafael Videla (1980)- visitaron Beijing.

En la mañana del martes último, el presidente Alberto Fernández se comunicó telefónicamente con el primer ministro de China, Xin Jinping, para comenzar a tejer su propia relación con el mandatario oriental, en el marco de una negociación que se encontraba en estado de espera debido a las duras negociaciones que encaró Argentina con sus acreedores externos.

La razón habría que buscarla en la necesidad de no irritar a la diplomacia norteamericana, cuyo apoyo era indispensable para que el acuerdo argentino llegara a buen puerto.  

En la charla con el mandatario chino, Fernández le manifestó la intención de sumar a la Argentina a la Iniciativa de la Franja y la Ruta que lanzó Xin Jinping en 2013. Fernández operó sobre la base de que dicha iniciativa conformará una plataforma más para nuevas obras y mejores condiciones para el desarrollo de proyectos necesarios para potenciar las capacidades productivas propias, ampliar la matriz exportadora y generar empleo de calidad para los argentinos. El vice canciller argentino Pablo Tettamanti es uno de los grandes impulsores de esta iniciativa, en conjunto con el equipo “VIP” que armó Argentina para China con el embajador Luis Kreckler (como los Tettamani, otro apellido de fuste en la Cancillería), y el hombre fuerte del gobierno en ese país, Sabino Vaca Narvaja, un experto de muy buena relación con la República Popular China a pesar de su juventud.

Durante las conversaciones se habló sobre el mega emprendimiento porcino por casi 4.000 millones de dólares que seguramente se concretaría en el mediano plazo ya que se espera que baje la ofensiva ambientalista y de paso las elecciones en USA donde el tema hace ruido, la cuarta central nuclear que tiene muchos cuestionamientos desde CNEA local y el tren que podría unir Vaca Muerta con la ciudad de Bahía Blanca, una de las cuestiones posibles por su financiación que está garantizada por el gigante asiático. También acordaron renovar el swap por 18.500 millones de dólares que se expresan en yuanes en las reservas argentinas.

“Argentina es un país con muchísimas oportunidades donde China puede ser un actor central”, subrayó el presidente argentino, poniendo como ejemplos a la obra pública, la energía, la vivienda y el transporte, todas áreas en las que existen proyectos conjuntos.

Por contrapartida, Xin Jinping invitó a su colega argentino a viajar a China en cuanto la pandemia lo permita, en el marco del 71° aniversario de la Revolución China y la creación, tras la victoria contra las tropas japonesas, de la República Popular China, que lideró hasta su fallecimiento en 1976 Mao Tsé Tung o, como se lo llama ahora, Mao Zedong.

Durante el diálogo, el mandatario oriental subrayó que “queremos que más productos argentinos y con mayor valor agregado ingresen a China”, mientras que Fernández le agradeció la renovación del SWAP entre los bancos centrales de ambas naciones, señalando que “el acompañamiento financiero de China es muy importante para el desarrollo de los proyectos productivos en nuestro país”.

Xin Jinping le solicitó al presidente Fernández la colaboración argentina para consolidar la inserción de China en la relación con otros países de América latina, el Caribe y el Mercosur, hoy alineados en su mayoría tras las políticas del Departamento de Estado Norteamericano, liderado por el exjefe de la CIA, Mike Pompeo. “He dado instrucciones para tener una participación más activa dentro de la CELAC, para que la relación con China se profundice”, respondió el presidente argentino.

“Argentina es un país con muchísimas oportunidades donde China puede ser un actor central”, subrayó el presidente argentino, poniendo como ejemplos a la obra pública, la energía, la vivienda y el transporte, todas áreas en las que existen proyectos conjuntos.

Argentina resolvió de esta manera reformular nuevamente la relación con el país asiático, tras la política del hielo que generó durante los años de su mandato Mauricio Macri. Incluso, éste suspendió algunas obras que ya estaban acordadas, como las represas santacruceñas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner, que serán reanudadas en el mediano plazo.

Durante su conversación con el presidente chino, sostenida desde la Residencia de Olivos, Fernández estuvo acompañado por el secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi; el canciller Felipe Solá, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz y el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello.

La BRI y la relación entre el PJ y el PC Chino

La Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative, en inglés) es una política de estado de China, que incluye grandes obras de infraestructura y fue diseñada para contrarrestar el poder de Estados Unidos.

Fue lanzada en 2013 por Xin Jinping, pensando especialmente en el comercio con Europa y Asia, siguiendo la antigua Ruta de la Seda, que partía del Este de China y continuaba por Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán –donde estaban las satrapías persas de Bactria y Sogdiana, Afganistán –la satrapía de Aria- y Kazajistán. Luego, algunas caravanas se desviaban hacia Irán, por Irak –haciendo base en la ciudad de Seleucia Ctesifonte- y luego pasaban por Dura Europos, en Siria y llegaban hasta el Mediterráneo por Antioquía y el puerto de Seleucia Pieria.

Desde allí los viajantes llegaban hasta Venecia, adonde moraba la familia Polo. Marco Polo, precisamente, fue el primer viajero por la Ruta de la Seda, que operó desde 1295, aproximadamente, hasta que en 1453, el sultán otomano Mehmed ocupó Constantinopla y el comercio con Europa se interrumpió definitivamente cuando éste exigió a las caravanas una módica suma por permitirles transitar por su imperio. A este sencillo hecho se debe la búsqueda de rutas alternativas para llegar a China que encararon los europeos, que los llevaría al Descubrimiento de América y a la ocupación de África para saquear sus recursos naturales, una tarea que aún no abandonaron.

En sintonía con la nueva relación comercial con China, el 21 de septiembre se realizó un Congreso del Partido Comunista Chino, en cuyo plenario sólo fueron invitados a exponer los presidentes de dos partidos latinoamericanos: Alejandro Moreno Cárdenas, del Partido Revolucionario Institucional de México y José Luis Gioja, del Partido Justicialista argentino.

En esa circunstancia, Gioja, expresó que “el Partido Justicialista y el Partido Comunista Chino, ambos de base popular, hemos trabajado para mejorar y garantizar la calidad de vida de nuestra sociedad a través de la justicia social y hemos luchando contra la pobreza a partir de un modelo de desarrollo económico gestionado por un Estado presente, solidario y comprometido con la realidad de los trabajadores, lo que brinda una gran oportunidad para el trabajo conjunto”.

Del acto participaron 70 partidos políticos de 16 países de América Latina y el Caribe y se conectaron además alrededor de 200 dirigentes, aunque sólo Gioja y Moreno Cárdenas expusieron ante el plenario.

Esta actividad se sumó a otras acciones anteriores que tuvieron lugar entre chinos y argentinos. Hubo varios viajes de delegaciones de dirigentes del PJ a China; hubo encuentros en la sede del PJ con dirigentes del PC de China; también se desarrollaron reuniones virtuales con altos funcionarios del Gobierno de China y se realizaron tres Seminarios Virtuales entre el PJ y el PCCh. Uno de esos Seminarios Virtuales giró en torno al tema “Combate a la Pobreza” y allí las autoridades del PCCh expusieron sobre lo hecho en la Provincia de Guizhou, cuyo territorio tiene el 92,5% de su superficie dominado por montañas.

“Esta es una muestra muy importante de la consideración que tiene China por América Latina y, especialmente, por la Argentina y el Partido Justicialista”, manifestó Gioja al fin de las deliberaciones, para agregar que “sin dudas, esto abre un sinnúmero de posibilidades comerciales y de colaboración recíproca con la República Popular China. No hay que olvidar que Argentina es Socio Estratégico Integral de China y eso nos coloca en muy buena posición”.