Atentado en Jerusalén

Dos hombres atacaron con «hachas, cuchillos y una pistola» a fieles reunidos en una sinagoga de Jerusalén Oeste y luego fueron abatidos por la policía; el presidente palestino condenó el hecho y Netanyahu advirtió que Israel responderá «con mano de hierro».

– En el ataque más mortífero de los últimos años contra la Ciudad Santa, cuatro personas murieron y nueve resultaron heridas hoy en un atentado contra una sinagoga en Jerusalén, Israel. Los atacantes, dos hombres palestinos que atacaron con «hachas, cuchillos y una pistola» a un grupo de fieles, fueron abatidos, según fuentes policiales.

Los atacantes irrumpieron en la sinagoga Kehilat Yaakov, del barrio ultraortodoxo de Har Nof, y atacaron a los fieles cuando rezaban.

La primera víctima identificada fue el rabino Moshe Twersky, de 60 años, que era decano de una escuela religiosa judía que dicta sus clases en inglés, según el diario local Jerusalem Post.Los otros tres fallecidos también son rabinos: Aryeh Kopinsky (43), Avraham Shmuel Goldberg (58) y Calman Levine (50), todos vecinos del barrio Har Nof. Según las primeras informaciones, uno de ellos es ciudadano británico y otro, estadounidense, aunque todavía no fue confirmado por las respectivas embajadas.

La policía israelí lo describió como atentado terrorista y dijo que los agresores palestinos eran dos primos de Jerusalén Este. El jefe policial Yochanan Danino dijo que aparentemente se trató de un ataque de «lobos solitarios», es decir, terroristas sin afiliación a algún grupo, pero aclaró que la investigación sigue en curso.

«Intenté escapar. El hombre con el cuchillo se me acercó. Había una silla y una mesa entre nosotros (…) mi chal de orar se enganchó. Lo dejé allí y escapé», dijo Yossi, que estaba rezando en la sinagoga cuando se produjo el ataque, al Canal 2.

El ataque, que dejó nueve heridos, cinco de ellos en un estado crítico, fue celebrado por Hamas y la Yihad Islámica, las dos principales fuerzas islamistas palestinas, que no se atribuyeron directamente la autoría del atentado. Lo mismo ocurrió más tarde con el Frente Popular para la Liberación Palestina.

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas , condenó «la muerte de fieles que oraban en una sinagoga» y al mismo tiempo «la muerte de civiles del lado que sean».

«Pedimos el fin inmediato de las acciones [israelíes] dentro de la mezquita de Al-Aqsa [tercera en la jerarquía del Islam] y el fin de las provocaciones del gabinete de ministros israelí», agregó.

«MANO DE HIERRO»

Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu , advirtió que Israel reaccionará «con mano de hierro a este cruel asesinato de judíos que acudieron a rezar y fueron asesinados por asesinos despreciables».

En un comunicado, Netanyahu afirmó que el ataque contra la sinagoga es «el resultado directo» de «la incitación a la violencia» de Hamas y de Abbas.

El premier anunció que esta tarde mantendrá «consultas sobre seguridad» y denunció a la comunidad internacional «que da muestras de irresponsabilidad, ignorando estas incitaciones a la violencia».

Una de las primeras medidas que tomó el gobierno israelí fue la de levantar algunas restricciones al porte de armas para reforzar la autodefensa.

«Levantaré en las próximas horas algunas restricciones al porte de armas», afirmó el ministro de Seguridad Interior, Yitzhak Aharonovich. Según él, esta medida afectará a los israelíes que tengan licencia de armas como los oficiales del ejército fuera de servicio, «o los guardias de escuela o de guarderías», que podrán llevárselas a casa.

EL MOTIVO

El ataque es una «respuesta al asesinato del mártir Yusef Ramuni», un conductor de autobús palestino hallado muerto el domingo en su vehículo en Jerusalén Oeste, afirmó Hamas.

La policía israelí concluyó que se trataba de un suicidio, contrariamente al médico forense que examinó el cuerpo de Ramuni, un palestino de Jerusalén Este de 32 años.

Ramuni, padre de dos niños, era un hombre «feliz», afirmó su familia que rechazó tajantemente la tesis del suicidio.

El hallazgo del cuerpo de Ramuni había aumentado aún más la tensión en Jerusalén, que desde junio pasado registra un ciclo de violencia sin fin entre israelíes y palestinos.

A comienzos de julio, extremistas judíos habían quemado vivo a un adolescente palestino de Jerusalén Este, para vengar la muerte de tres israelíes.

Desde entonces, la Ciudad Santa entró en un ciclo de violencia, con enfrentamientos nocturnos cotidianos en la parte oriental y palestina de la ciudad, anexada por Israel.

La escalada franqueó una nueva etapa hace un mes cuando un palestino embistió con su automóvil una estación de trenes. Otros dos palestinos siguieron su ejemplo con sendos ataques mortíferos en Jerusalén y Cisjordania ocupada. Después tuvo lugar una serie de ataques con puñales que llegó a las calles de Tel Aviv.

REACCIONES

El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, condenó el atentado tachándolo de acto de «puro terror y de brutalidad sin sentido» y exhortó a los dirigentes palestinos a denunciar el ataque.

Por su parte, el presidente francés, François Hollande , denunció «enérgicamente el odioso atentado» y también a los «que celebraron ese acto».

El primer ministro británico, David Cameron , escribió en su cuenta de Twitter: «Estoy horrorizado por horrendo ataque de hoy contra los fieles en una sinagoga de Jerusalén».