Avenida Brasil en Argentina

En las redes sociales, se hablaba de sensación de vacío. Esto ya sucedió en Brasil, hace un poco más de un año, cuando como pasó anoche en la Argentina, finalizó Avenida Brasil. Acostumbrados a los grandes cierres, la telenovela se despidió de sus televidentes anoche en un megashow ante un repleto Luna Park que agotó sus entradas a dos horas de haberlas puesto a disponibilidad para el público. Toda la intimidad del evento en esta nota de Tiempo Argentino.

Horas antes de la agitada y multitudinaria fiesta, los protagonistas del éxito indiscutido de la televisión estaban tan sorprendidos como expectantes con lo que se iría a vivir horas más tarde. Los actores Cauá Reymond (Jorgito), Vera Holtz (María Lucinda), Marcos Caruso (Leleco) y Alexander Borges (Carlitos) comenzaron la jornada con una conferencia de prensa donde despejaron muchas dudas acerca del fenómeno.

A lo largo de la charla, surgieron algunas impensables curiosidades, por ejemplo, que el director de la tira, (Ricardo Waddington) recomendara terapia a los actores; que Borges prepara un espectáculo uniendo a Vinicius de Moraes y Pessoa y toman parte de Buenos Aires para hacerlo. Escuchar que Chico Buarque se declaró como un fanático más de la tira o que Reymond, el gran galán del momento diga que muere por trabajar en la argentina. «Es el mejor cine de América Latina, me gusta Trapero, me gusta mucho Darín, me gustaría trabajar en la televisión argentina», afirmó.

«Con él (por Cauá Reymond) hemos pasado por varias relaciones, he sido novia, he sido amante y he sido abuela, pero yo prefiero ser amante. Tenía que pagar, pero no había problemas», arrancó Vera Holtz para abrir el juego.

–Estaban al tanto de lo bien que le iba a la telenovela en la Argentina?

Vera Holtz: –Sí, yo sabía porque estuve grabando una miniserie en San Isidro y ahí me enteré del éxito de la telenovela. Me pasaban cosas muy fuertes que me llamaban la atención, me saludaban como Má Lucinda, había gente que me tomaba de la mano en la calle y se la asentaban en su corazón. Eso me emocionaba mucho.

Marcos Caruso: –Es maravilloso porque tenemos una rivalidad entre nosotros como pasa siempre entre los países vecinos. Por eso esto es emocionante, es muy placentero ahora por ejemplo ver en toda la Costa a los argentinos conviviendo pacíficamente a pesar de la lucha mortal que hay ahora y al mismo tiempo tener este éxito. Saber que somos hermanos, tenemos diferencias y en el arte nos entendemos y los logramos emocionar. Eso para nosotros es un regalo invalorable.

–Cada personaje tiene una psicología específica, ¿cómo la trabajaron?

MC: –El autor, Joao Emanuel Carneiro, está entre los autores más serios que tenemos en lo que respecta a la creación de un personaje. Fueron personajes totalmente creíbles y reconocibles por el público. Particularmente en el caso de Leleco, mi personaje, nunca pensé que un personaje tan brasilero, tan marginal y tan carioca pueda ser comprendido por otro país. Era uno de los personajes más típicos de los brasileros, no sé cuál sería aquí el equivalente. El autor nos sirvió en bandeja un trabajo muy terrenal, yo no tenía nada de Leleco pero lo logré por el trabajo del texto. Fue el éxito de un texto, de la dramaturgia y de la narración.

–Cuánto tuvo que ver en el éxito de la telenovela la inclusión de ciertos sectores sociales como los nuevos ricos o la vida de los más pobres?

CR: –El cambio económico en Brasil en los últimos años hizo que surgieran otras categorías y se distribuyera de otra forma el dinero. Creo que Joao Manuel fue muy inteligente en notarlo y saber retratarlo cuando construyó los personajes, a los que no los hizo ni buenos ni malos, los hizo ambiguos.

MC: –Yo tengo una teoría y es que es la primera vez que se escribió una telenovela con personajes sin el filtro de otro que le diga al público que es más simple o que habla mal. Tenemos varias novelas sobre los suburbios con personajes que se visten mal, que tienen mal gusto, que hablan mal. Y siempre aparece otro más fino, más elegante y más culto que decía así no. En esta novela nadie dice eso, el público vio la novela sin ese filtro que diga «riánse de aquello». Ese creo que fue el gran elemento que ayudó para que le vaya bien, el público tenía absoluta libertad para determinar qué era normal.

–Hay un estadio preparado para ustedes aquí, ¿se puede vivir una experiencia similar a esta en Brasil?

VH: –Hay que formar al público para eso. Suele hacerse en el lanzamiento,de las telenovelas en un teatro pero sin público. No sé cómo sería, porque en Brasil las novelas se ven en casa, comiendo, tomando algo, o se reúnen en bares, pero un movimiento de este tipo, tan grande no.

Alexander Borges: –Allá hubo movimientos como que la gente se quedaba después del trabajo o de la facultad en los bares para verla telenovela. Fue vista y comentada en grupo no pasó eso con otra telenovela.

–¿Se puede decir que Avenida Brasil marcó el fin de la telenovela tradicional?

MC: –Siempre que existe la novela va a haber público para una novela bien escrita, pero cambiaron algunos parámetros del texto y estéticos. Por ejemplo, que las personas hablen con naturalidad como si estuvieran en el comedor de la casa. Esta novela no trabajó con maniqueísmo, se valió de otros recursos en la dramaturgia, y eso trae un poco de oxígeno.

VH: En Avenida Brasil todos los núcleos contaban su historia todos los días y lo contaban rápidamente. Es difícil que se asimile esta novedad que trajo el autor, pero sí esta novela es una señal de alerta para otras formas de telenovela.

–¿Qué extrañan de Avenida Brasil?

AB: La garra del elenco, los amigos, todo ese camino que hace una telenovela. La unión es siempre fundamental en una novela, es una novela que tuvo éxito desde el comienzo y dio mucha felicidad. En mi caso este es un personaje que cambió mi vida. Llevo 20 años haciendo telenovelas, algunas muy bien, otras fueron un fracaso. Se hablaba de la muerte del género, de que el género ya no iba más, pero Avenida Brasil mostró que no era así.

Marcus: –Los momentos de interpretación a la hora de trabajar. Esto tenía un abanico de posibilidades muy grandes, nos daba la oportunidad de ser libres. Podíamos trabajar con posibilidad de error, proponíamos palabras nuevas y el director las aceptaba, cambios en la forma de hablar, no había celos. Eso es lo que más se extraña.

Villana y musa

Adriana Esteves fue la gran villana. Vera Holtz habla del trabajo de al actriz. «Parecía un animal. Nos sorprendíamos mucho de su versatilidad como actriz, estaba realmente poseída. Para mí fue la primera villana de blanco, no sabías adonde te iba a llevar esa mujer. Como mamá Lucinda que no sabía quién era Carminha, era una mixtura y tenía escenas muy violentas y al mismo tiempo el director me decía «puede ser tu hija», y la carga emocional dramática era tremenda, era muy fuerte.

Tifón, el jugador rico

Murilo Benício es uno de los actores más queridos del elenco. Sus compañeros hablaron de su trabajo. «Murilo interpretó el personaje más difícil. Porque era un personaje que no hacía nada: tenía dinero, se sentaba al frente del televisor y comía. Es muy difícil para un actor componer un personaje sin ninguna base. En esta novela todos los hombres fueron pasivos pero este caso, Murilo era más pasivo de todos. Lo aplaudimos porque fue el trabajo más difícil», coincidieron.

Un regalo entre críticas

Durante la conferencia de prensa que el elenco de Avenida Brasil dio en el Caesar Park de Retiro, el actor que encarna a Jorgito, Cauá Reymond, posó con la camiseta de la Selección Argentina y generó la furia de sus compatriotas brasileños. Se trató de un regalo que un canal de tevé realizó a todo el elenco. En Twitter, varios brasileños insultaron al actor Jorgito por haberse fotografiado con la camiseta albiceleste. Tal vez, en pleno mundial y de cara a ambas semifinales, no era el momento para posar con la camiseta. «Cauã Reymond, ¿cómo te atreves correr ese riesgo con nueestro hexa?», » Comedia? mermo comedia? Camisa Cauã aquí … ARG arghhhhhhh», » Afff .. no puedes defenderte Cauã!». Fueron algunos de los tuits que recibió el actor apenas se dio a conocer la foto.