Construirán en la Puna jujeña la planta solar más grande de Sudamérica

Hay que dejar atrás Purmamarca y atravesar la fría inmensidad de las Salinas Grandes para llegar a Susques, enclavada justo en el taco de la bota de la provincia de Jujuy. En cuestión de meses, en ese punto remoto del norte argentino se instalarán 1.500.000 paneles solares, que se convertirán en la planta fotovoltaica más grande de Sudamérica: ocupará 360 hectáreas (algo así como 500 canchas de River) a 4.000 metros sobre el nivel del mar y costará u$s 410 millones, financiados por un banco chino.

La Puna recibe unas 3.400 horas anuales de luz solar, lo que equivale a más de 9 horas diarias promedio. El cielo es azul, siempre azul, y el antiguo poblado en el que ni siquiera los conquistadores españoles se atrevieron a asentarse por las condiciones adversas, está sumergido bajo los rayos del sol del domingo al mediodía.

En la iglesia, uno de los templos más antiguos del norte, reliquia de fines del siglo XVI construida en barro y techos de cardón, finalizó la misa. Un policía que pasea frente al opaco departamento de la seccional local se convierte en la primera referencia de la planta fotovoltaica.

«Espero que nos venga bien. Soy de San Juan de Quillaques, un pueblo cercano, y en las casas ya tenemos termotanques solares que nos han servido mucho», señala. Los vecinos aspiran a bajar el costo de la energía, porque aquí el tarifazo llegó hace tiempo y las facturas suelen alcanzar los $ 1.000. Pero ese efecto sería el final de un camino largo, cuando el auge de las energías renovables logre abaratar el precio de la generación.

Para llegar a la casa del comisionado Orlando Cruz hay que rodear el pintoresco cementerio local, hasta detenerse en una referencia precisa: «Enfrente de la librería Flor de Jazmín». Allí, en una vivienda construida con viejos y nuevos ladrillos, el timbre suena entre ladridos de perros. Cruz se disculpa por la demora, y explica con tono pausado que debió interrumpir el almuerzo pero que no importa. Está a favor de la planta solar, aunque se queja de no haber podido examinar el acuerdo firmado con el gobierno provincial.

Las comunidades indígenas llevan una relación de confianza-recelo, promesas-desilusiones con los políticos de turno. Cruz, que trabaja como agente de comercio exterior en el Paso de Jama, está habituado a las negociaciones y sabe que lo importante es lo que está escrito.

«Estuve en las conversaciones pero no en la firma, y todavía no lo pude leer. Lo firmó la comunidad de Puesto Sey, porque en sus tierras se instalarán los paneles solares», explica en diálogo con ámbito.com. El comisionado, quien tiene mandato por dos años, es un impulsor de la energía solar, y explica que cambió el modo de vida en la región: además de los termotanques, hay calefones solares, cocinas solares y se avecina el tiempo de las heladeras solares.

«Si quiere saber lo que se firmó tiene que hablar con Néstor Arjona, el representante de Sey. Él le va a decir. Ahora lo puede encontrar en Huancar, se está jugando un torneo de fútbol y están todos ahí», se despide.

• Las regalías del sol 

La clave en Puesto Sey es su capacidad de transporte. «Cuando se genera energía es muy importante tener cómo transportarla, porque si no todo se complica. Acá teníamos una línea de transporte que pasa por el sur de Susques, justo en el límite con Salta», explica Alejandra Cau, directora de Desarrollo de Energías Renovables provincial.

«Gozamos de una enorme disponibilidad del recurso solar, tenemos una de las mejores irradiaciones del planeta. La estrategia es generar desarrollo en una provincia que se sostiene con recursos primarios como el tabaco, el azúcar y el litio», detalla. Intentarán cobrar, como se dice, las «regalías del sol».

La construcción de la planta se iniciará en mayo. Demoraría un año y un mes y poco tiempo después estarían funcionando los paneles policristalinos de células fotovoltaicas de silicio, las encargadas de tomar la energía del sol para convertirla en energía eléctrica.