Mientras que la violencia narco en México crece de manera alarmante, un nuevo caso generó controversia y conmoción: la muerte de un bebé de siete meses.

Se trata de una pareja joven fue acribillada en medio de la calle el viernes pasado por la noche y junto a ellos también fue asesinado su hijo.

Tras la muerte de un bebé inocente, la polémica y el repudio se encendió rápidamente. Incluso, en las redes lo comparan con la muerte de Aylan Kurdi, el niño refugiado sirio que pereció ahogado en la costa de Turquía y cuya imagen levantó un movimiento global de reclamos a favor de los inmigrantes que huyen de la guerra hacia Europa.

Unos de los primeros en hacer público lo que había acontecido fue el filósofo mexicano Octavio Martínez Michel: «¿Podemos imaginar algo más injusto que un asesinato a sangre fría de una familia que carga a su bebé en brazos? Gracias a que la creatividad humana para la crueldad parece infinita, me puedo imaginar un gran número de barbaries que quizá puedan resultar mucho peores, con todo, aunque el grado de crueldad pueda ser mucho mayor, la injusticia de un asesinato así me sigue resultando incuestionable».

La indignación prendió en todos los ciudadanos mexicanos, que repudiaron el asesinato y hasta salieron a las calles en reclamo de justicia y de que la violencia narco llegue a su fin de una vez por todas. Como un caso emblemático, la muerte de este bebé, el asesinato de Marcos Miguel Pano Colón, se convirtió en un emblema de lucha por la justicia en el país.

Las versiones sobre el triple asesinato aún no son claras. Las primeras noticias aseguran que los padres del bebé -Juan Alberto Pano Ramos, de 24 años; y Alba Isabel Colón, de 17- traficaban drogas para un grupo narco opositor a los responsables del crimen. Pero luego salieron versiones que indicaban que la familia tan sólo podría haber estado en el lugar menos indicado, en el momento menos apropiado.