El dueño del arma en la mira de la Justicia

Diego Lagomarsino, el hombre que le prestó a Alberto Nisman el arma con la que apareció muerto, corre serio riesgo de convertirse en el primer imputado en el caso que investiga el fallecimiento del fiscal.

Viviana Fein, responsable de la Fiscalía que investiga el caso, dijo ayer que no iba a adelantar cuál era «la situación» de Lagomarsino, pero que, junto con la jueza Fabiana Palmaghini, estaban «analizando» si lo volvían a citar a declarar. De ser así, es factible que ya no lo citen como testigo, sino que ahora lo llamen en carácter de acusado, para que declare en indagatoria.

En las últimas horas, los investigadores analizaron, incluso, la posibilidad de detenerlo, según supo LA NACION de fuentes judiciales. Pero la jueza y la fiscal prefieren no apurarse. No quieren que Lagomarsino se convierta en un «perejil». Prefieren ser cautas.

Custodiado por un equipo de 15 policías que se turnan para protegerlo, Lagomarsino se instaló en un hotel. El lunes pasado, declaró en la causa y admitió haber sido él quien le «facilitó» el arma a Nisman, según contó ayer la fiscal del caso.

Ayer, Lagomarsino hizo llegar su versión de lo sucedido el fin de semana al diario Página 12 a través de una magistrada cuyo nombre no fue dado a conocer. Lagomarsino contó que Nisman lo había llamado el sábado para pedirle la pistola prestada. «Me dijo que era por seguridad. Que el día anterior lo había llamado Stiusso [ex director de Contrainteligencia de la Secretaría de Inteligencia] y le dijo que se cuidara de la custodia y que, además, tuviera precaución con la seguridad de sus hijas», contó.

Es la primera referencia a Stiusso que se conoce de uno de los protagonistas de la historia. Este ex agente, que durante años trabajó para el kirchnerismo y tuvo un rol preponderante en la relación de la ex SIDE con los tribunales federales, fue removido en diciembre pasado.

Ayer, en la carta en la que afirmó que a Nisman lo mataron, la Presidenta hizo pública una versión de la muerte del fiscal que concuerda a la perfección con el relato de Lagomarsino. Cristina Kirchner hizo mención a Stiusso como la persona que le señalaba el rumbo de la investigación a Nisman y pidió «mucha protección al Sr. Lagomarsino». También dijo que resultaría «muy conveniente» investigar cuanto antes a los custodios.

Lagomarsino es experto en informática y trabajaba con Nisman desde 2008, cuando firmó el primer contrato. Por entonces, su sueldo era de $ 8000. Tenía sólo estudios secundarios completos.

Hoy gana $ 41.800. Es, de los empleados contratados por la Unidad Fiscal AMIA, quien cobra por lejos el sueldo más alto, informaron fuentes de la Procuración. Su salario supera incluso el de casi todos los empleados de planta. El régimen que había acordado con Nisman le permitía trabajar mucho desde su casa e ir muy poco a la Fiscalía. Cada año, cuando pedía la renovación del contrato, Nisman solicitaba un aumento para Lagomarsino, dijeron a LA NACION fuentes cercanas a la procuradora Alejandra Gils Carbó, que es quien autorizaba los desembolsos.

ARREPENTIDO

Hoy, Lagomarsino deja trascender que está arrepentido de haberle prestado a Nisman su pistola, una Bersa Thunder calibre 22. Afirma que lamenta no haberse dado cuenta de que no debió haber puesto un arma en manos de una persona sometida a una presión semejante.

Según su relato, su visita a lo de Nisman fue el sábado alrededor de las 20. Entró por la puerta de servicio y estuvo conversando con su jefe unos 40 minutos, en los que no notó nada extraño. Dijo que lo vio ansioso, pero no más que de costumbre. Que dejó el departamento por la puerta principal.

LA LLAVE DEL CASO

Si Lagomarsino se convierte finalmente en acusado -sea como presunto instigador de un suicidio o como partícipe de un homicidio-, esto provocará una modificación, además, en la organización de la investigación. Formalmente, el caso dejaría de ser «de autor desconocido» y la investigación, hoy delegada en la fiscal, la asumiría la jueza.

Mientras tanto, es la fiscal Fein el motor principal de la causa.

Ayer, Gils Carbó se comunicó con ella; le ofreció darle más recursos y le preguntó si quería que le reforzaran su custodia personal. La fiscal le contestó que lo iba a pensar. Por lo pronto, la Procuración puso a su disposición un vehículo de la Policía Federal.

Anoche, ese auto la esperaba en la puerta del edificio donde vivía Nisman, en Puerto Madero, en donde la fiscal hacía una nueva inspección.