El paro del campo se queda sin impacto y sus dirigentes manifiestan la necesidad del diálogo con el gobierno.

El cese de comercialización dispuesto por las entidades del agro Sociedad Rural (SRA), Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y Coninagro se sintió más fuerte este martes, aunque la medida está a un abismo del freno de actividades del conflicto por la resolución 125 en 2008. Los propios dirigentes que convocaron al lock-out manifiestan que quieren dar una señal al gobierno pero que la idea es retomar el diálogo. En el segundo día de lock-out, el presidente, Alberto Fernández, señaló que «a veces me duele mucho la intolerancia de los que no entienden y a veces hacen paros raros. Pero, paciencia, entenderán. Siempre digo lo mismo: no tenemos a los medios, pero tenemos la razón. Y si tenemos la razón, la gente nos va a acompañar».

«Es un paro para beneficiar a los mayores productores de soja», dijo el presidente respecto al lockout de las entidades agropecuarias. «Los autoconvocados son dirigentes opositores disfrazados de chacareros. La sociedad está sintiendo que este paro es incomprensible. Hemos cuidado a la mayoría de los productores. No se entiende qué están haciendo», subrayó Fernández en una entrevista televisiva. 

Este martes, la actividad quedó muy frenada en el mercado de hacienda de Liniers. Después de que el lunes haya ingresado un récord de 2516 animales, en el segundo día de la medida de fuerza la entrada de hacienda cayó hasta las 257 cabezas. Fueron solo siete camiones provenientes de la provincia de Buenos Aires. El martes de la semana pasada, ese número se había ubicado en 10.281 ejemplares y el martes 18 de febrero, en 7387 unidades. En los puertos de Rosario también se registró un nivel de actividad prácticamente normal. Para el mediodía ya habían ingresado 3582 camiones. Hubo en algunos puntos controles de cargas a los camiones por parte de productores.

Por otro lado, el portal SIO granos verificó ya entrada la tarde la confección de contratos de venta de soja por 53.901 toneladas, lo cual implica un volumen algo más bajo que el normal pero lejano a la idea de la paralización total de la actividad.