El pediatra pariente de Francisco, reza en San Rafael

Averiguando sobre su árbol genealógico, supo que su apellido, Bergoglio y Bergallo provienen de la misma familia. Pudo establecer que desde Tassarolo, en el Piamonte italiano, salieron todos y en esa diáspora se produjeron los cambios en la escritura.

El doctor Rubén Bergaglio señaló que  «Aprovechamos un viaje para conocer Roma y ver al Papa. Empecé a ponerme en contacto con gente relacionada, hasta que llegué al jefe de protocolo; le escribí, y a la semana me contestó que el 27 de agosto a las 8.30 tenía que estar en la puerta de Santa Ana».

Con esa información llegó hasta el Vaticano. «Cuando llegamos -explica- pensé que era una audiencia general, pero empezaron a nombrar gente y yo estaba quinto. Primero entró un intendente de Córdoba, después una escritora judía y en quinto lugar nos llamaron a mí y a mi esposa. Nos recibió en la puerta de la basílica de San Pedro». Cuenta que el grupo estaba integrado por unas cien personas, y agrega: «Creí que era verlo pasar, pero charlamos. Le dije que lo que más me movía para querer conocerlo era mi apellido, y él me dijo ‘¿Bergaglio? Somos parientes, yo sé mucho y he averiguado mucho sobre ese tema, somos parientes'»; yo lloraba».

El fundador de Anim se emociona cuando relata que el Papa le tomó la mano y se quedó hablando unos minutos. «Yo le dije si lo podía abrazar y el me pegó el abrazo a mí, pensé que iba a ser mucho más formal, más protocolar, pero es una persona muy afable. Charlamos unos cuatro minutos, que para mí fueron una eternidad», rememora.

Tuvo la oportunidad de conversar con la escritora judía que está haciendo la biografía, quien lo definió como un universalista, y por eso es considerado y reconocido en todo el mundo. «No tiene banderas ni posiciones, quiere que todo esté bien», le dijo la escritora, que estuvo cuando en el Líbano el Papa juntó al presidente de Israel y al libanés. «Él los juntó, es una persona maravillosa y es el único que puede hacer el gran cambio que está haciendo», le dijo la biógrafa.

Pero tal vez la anécdota más jugosa sea la del final. Cuando concluía la conversación, relata que Francisco le dijo: «Andá y decí que sos pariente mío en tu pueblo, así rezan más por mí y me cuidan más. Yo necesito que recen por mí, que me cuiden».