El PRO apelará a Vidal para afrontar el riesgo del antimacrismo

De regreso de sus vacaciones, el jefe de Gobierno porteño retomará la presencia en los medios y las recorridas. Con mayor poder real que su jefe, la gobernadora electa podría desplazar a Michetti de la campaña. Prudencia sobre la posibilidad de captar el voto del massismo.

En el entorno de Mauricio Macri, candidato presidencial de Cambiemos, hablan del futuro con la cautela del jugador que oculta una carta en la manga. «Cualquier encuesta que en este momento hable de cómo se reparten los votos, o que sostenga ventajas grandes a nuestro favor para la segunda vuelta del 22 de noviembre está ofreciendo información imprecisa, o miente, porque la espuma del resultado del domingo pasado no bajó y todos los pronósticos que circulan no son serios», se atajan desde el equipo de campaña de Cambiemos ante los sondeos que hablan de una ventaja a favor de su candidato. Según consignó Tiempo Argentino, el principal destinatario de las aclaraciones amarillas es el líder del Frente Renovador y de la alianza UNA, Sergio Massa, cuyo equipo de comunicación ya distribuye sondeos para sostener que «sigue siendo la clave, porque tiene en sus manos seis puntos decisivos» que serán materia de disputa en las próximas tres semanas.

En rigor, a los dos lados del balotaje coinciden que hay un dilema para el tigrense. La estrategia que implementó para evitar la polarización entre Macri y Scioli fue eficaz para sobrevivir hasta la primera vuelta, pero venció el domingo pasado y consolidó su tercer lugar. Ahora, cuando los aceleradores de la recta final están por largar, el massismo transitará un camino más árido aún: sin candidatura propia, deberá cuidar los votos que, como ya dijo su líder esta semana, no le pertenecen. Además de la obviedad, a los ojos de macristas y kirchneristas hay un problema estructural en esa masa de votos: está integrada por opciones antikirchneristas que migrarán directamente al bolsillo del PRO, y una gran porción de votos peronistas, donde pesa más el miedo a Macri que las críticas a Scioli, especialmente desde que la pelea bonaerense ya está definida a favor del macrismo. La ruta al balotaje empezó, para Scioli, sin las dificultades bonaerenses que llevaron al candidato del FPV, Aníbal Fernández, a la derrota. Tal lectura también es compartida dentro del PRO, donde no dejan de festejar la victoria de María Eugenia Vidal, como uno de los datos políticos más importantes desde la recuperación democrática, por su edad, por su género, y por haberle quitado al peronismo la tierra que no había perdido en 25 años.

Competir no es gobernar

La euforia no es la misma cuando se preguntan sobre la gobernabilidad de la provincia más grande del país y sobre las chances de recuperación que pueda tener Scioli en la medida que se «deskirchnerice» e intente seducir los votos peronistas que optaron por Massa en primera vuelta, en una estrategia donde incluya, también, la capitalización del voto «antimacrista», un techo, o «un límite» que el líder del PRO deberá sortear en las próxmas tres semanas. Las vallas del antimacrismo no son nuevas para el PRO, una fuerza de derecha que ya controlará desde el próximo 10 de diciembre, y por primera vez en la historia, tanto la ciudad y como la provincia de Buenos Aires juntas. Tal concentración de poder, antes de la segunda vuelta, es un capital político que el PRO intentará utilizar a su favor para sortear al «antimacrismo», por todos los medios posibles.

La carrera para lograrlo empezará el lunes, o esta misma noche, cuando Macri retome el raíd de entrevistas por televisión, siempre acompañado, para mostrar a su equipo, pero sin nombrar ministros. Desde entonces, el candidato de Cambiemos tendrá a su lado a la mayor beneficiada por el corte de boleta: María Eugenia Vidal, cuyo desembarco en el gobierno bonaerense la posiciona, de aquí hasta el 22, en una mujer con más poder real que el propio Macri, que su mentor Horacio Rodríguez Larreta y que la candidata a vice Gabriela Michetti.

En la campaña electoral que se avecina, la gobernadora electa ocupará, en muchos casos, un papel más importante que Michetti. No son sólo los votos ni el poder, explican desde el PRO, «Vidal es el macrismo puro», destacan en un mensaje directo al interior de Cambiemos, y también del PRO. Con ella Macri tiene «diez días de viajes por delante», anticipó este viernes un miembro del equipo de campaña mientras entraba a la reunión de Argentina Debate. Esta semana Macri comenzará con recorridas por La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca, entre martes y miércoles, para continuar con visitas por provincias del noroeste y noreste argentinos.

Claves de campaña

«Vamos a seducir a todos, no por alianzas o por fotos, sino con un discurso clave: la Argentina que se viene. Los argentinos mostraron que quieren un cambio, nosotros diremos cómo hay que hacerlo», retrucó el funcionario ante las consultas sobre la falta de definiciones programáticas, un tema que mencionó CFK en su último discurso para profundizar la polarización. «Creo que la presidenta se está encerrando en el kirchnerismo mas duro, se retroalimenta y no lo beneficia a Scioli, que prefirió refugirarse en la foto con los gobernadores durante la asunción de Manzur, eso no es lo que les está pidiendo la gente», chicanearon desde el PRO. Lo cierto es que detrás de las líneas defensivas amarillas, la gira que emprenderá Macri será en el norte, donde UNA tiene un caudal de votos que Scioli intentará embolsar. Al calor de esa compulsa, desde el massismo sostienen que existen negociaciones entre Diego Santilli y Horacio Rodriguez Larreta, por el PRO, y Ezequiel Melaraña, en nombre de Massa. Con la misma intensidad los voceros renovadores sostienen que el líder de UNA habría recibido propuestas del oficialismo para ocupar algunos ministerios. «No habrían prosperado, pero hay diálogo», contestaron cerca de Massa, sin que fuentes macristas ni kirchneristas confirmen tales diálogos.

42, divino tesoro

Así como el macrismo ya ganó la Provincia, el massismo ya considera ser parte de un sistema de tres tercios que decidirá la gobernabilidad con la que tendrá que lidiar Vidal. Un influyente funcionario que la acompaña admite que «María Eugenia» esta preocupada por «la provincia que recibirá», una queja por la postergación de la primera reunión por la transición del mando que iba a comenzar el viernes a las 16. Fue postergada, posiblemente, para el martes. Pero la verdadera fecha de arranque de la transición bonaerense será acelerada y después del balotaje del 22 de noviembre, cuando se sepa quién gobernará el país hasta 2019.

Para los próximos cuatro años, en el PRO apuestan a la «incondicionalidad» de Vidal con Rodríguez Larreta, y a una coordinación inédita a los dos lados de la General Paz que podría generar nuevos réditos políticos, o una plataforma que les permita afrontar la inestable relación que mantendrá el PRO con los intendentes bonaerenses y especialmente del conurbano. El tema no será menor, especialmente en materia de seguridad, donde las puertas amarillas ya son golpeadas por los sectores más duros de la bonarense para reconfigurar la relación con el poder, hoy en disputa y transición.

«Hay espacio para todos los buenos. María Eugenia está dispuesta a armar algo distinto. Si creen que vamos a echar a todos, estan equivocados. Vamos a llegar al gobierno con algunas cosas claras, de las personas que tienen que formar parte, pero después veremos caso por caso», anticipó otro ladero de Vidal, para parafrasear, sin decirlo, que la composición de esa convivencia estará determinada por los acuerdos que teja el macrismo para gobernar el conglomerado poblacional y productivo más grande del país.