El tratamiento mediático del «gigoló»

Especialistas en la relación medios-género coincidieron en que el tratamiento del “caso del Gigoló” -el hombre acusado de estafar a varias parejas usando una identidad falsa- , reproduce estereotipos sexistas, culpabiliza a la víctima y minimiza un delito cuando quien lo comete es un hombre contra una mujer.

El imputado, Javier Bazterrica, se entregó hoy en los Tribunales de Rosario, donde se realizó una de las denuncias, pero pagó 10.000 pesos de fianza y no quedó detenido.

En los días previos el hombre se paseó por varios programas de televisión y se convirtió en una figura mediática con el foco puesto más en su capacidad de encandilar mujeres desprevenidas en lugar de profundizar sobre los presuntos delitos que habría cometido.

En ese sentido, para la doctora en Comunicación Social y responsable de prensa de la Red Nacional Nacional Alto al Tráfico y a la Trata (Ratt), Noor Jiménez Abraham, hay “violencia mediática” en el abordaje del tema porque “se ve como una nota de color, como algo liviano y hasta canchero” que un hombre cometa reiterados hechos de estafa contra sus sucesivas parejas mujeres.

“Este enfoque reproduce el estereotipo de varones que tienen muchas mujeres, no se involucran con ninguna y son vistos como ganadores por eso, más si encima les sacan plata: se los muestra como si fueran a recibir un aplauso y así se desdibuja el delito”, dijo en declaraciones a Télam.

Por otro lado, el discurso mediático muestra a las mujeres solteras de cierta edad como desesperadas por tener una pareja y, por eso, vulnerables ante los hombres que quisieran sacar partido de esa situación.

“Se repiten dos estereotipos muy conocidos en la literatura: el del varón que vive a través de las mujeres, y el de éstas como desahuciadas que agarran lo que sea para no estar solas, con lo cual cualquier persona les puede mentir y estafar”, manifestó.

En ese sentido, la representante del Consejo Nacional de las Mujeres en el Observatorio de Radio y Televisión Victoria Griffin advirtió que lo que el discurso de los medios omite es el origen de esta presunta vulnerabilidad, “que tiene que ver con el mito del amor romántico”.

“Algo que hemos visto en este caso es que no se explican las razones de la vulnerabilidad de las mujeres que caen en esa seducción y que tiene que ver con el mito del amor romántico. A todas nos venden la idea del príncipe azul y de que nos vamos a realizar cuando encontremos una pareja: esto se sostiene desde la cultura y se refuerza desde los medios constantemente”, dijo.

Pero, como ocurre con otros casos más graves de violencia contra las mujeres, la culpa vuelve a caer sobre la víctima.

“Se desvía la mirada hacia las mujeres, que en este caso se responsabiliza de haberse dejado seducir como si estuviera mal hacerlo; cuando en realidad son víctimas de personas que se toman mucho tiempo observándolas para dar con su talón de Aquiles”, comentó Jiménez.

“Lo que menos hay que hacer es pensar en la actitud de las mujeres si el que cometió un delito es él, porque esto implica volver a victimizar a personas que han pasado por una frustración emocional, han perdido su dinero y encima ahora tienen que sentir públicamente que tienen un descrédito o desaprobación por lo que hicieron”, agregó.

Adicionalmente, la representante de Ratt llamó la atención sobre el hecho de que, ante la misma conducta que pudiera resultar moralmente cuestionable, “la sanción social siempre es más dura, más pesada para las mujeres que para los hombres” y citó el caso de las “Botineras” o de las mujeres que salen con hombres mucho más jóvenes.

“Tuvimos una marcha como la de ‘Ni una menos’ para decir que se necesitan nuevas masculinidades para romper con los esterotipos que infunden violencia, y con este tipo de tratamientos mediáticos se reproducen esos viejos estereotipos y se muestran modelos confusos”, agregó.

Griffin, en tanto, advirtió que el Afsca podría sancionar a los medios que se hagan eco de esta manera sexista de enfocar el tema, y el Observatorio de Radio y Televisión podría llamarlos a la reflexión.

“La ley de Protección Integral a la Mujer dice que uno de los objetivos es remover los patrones socioculturales que promueven y sostienen las desigualdades de género y las relaciones de poder sobre las mujeres, y la Ley de Medios prohíbe que esos patrones se reproduzcan en la televisión y prevé sanciones efectivas”, recordó.