Generación Z – Una encuesta mundial develó cómo piensan y qué esperan del futuro los jóvenes de entre 15 y 18 años

El mundo de las próximas décadas será construido y conducido por ellos, los jóvenes de la Generación Z, adolescentes que hoy tienen entre 15 y 18 años. La consultora británica Populus realizó una amplia encuesta para Varkey Foundation, en la que surgen sueños y temores, ideales y valores, protestas y programas de vida. En definitiva, qué esperan y temen, en qué creen y qué quieren para su futuro.

Fueron entrevistados veinte mil jóvenes de todo el mundo. Todos ellos respondieron a las mismas preguntas sobre vida pública y privada, sobre quién influyó en sus valores y qué desean para sí, qué piensan de los refugiados y de sus gobiernos. Fueron miles de interrogantes para intentar componer un relato del mundo del mañana.

Surgió de ello un cuadro complejo y polifacético, porque los líderes del futuro, los ciudadanos del siglo XXI son pesimisas con respecto al futuro, pero generosos, y están convencidos de que hay que poner manos a la obra en favor de los demás y no pensar sólo en sí mismos, en la carrera o la familia.

La mayoría cree en los derechos civiles, en la paridad entre hombre y mujer, dicen sí al matrimonio entre personas del mismo sexo y al aborto, pero temen más a la guerra y al terrorismo que al desastre ecologico. Están a favor de la integración y la tolerancia, pero mantienen algunas dudas con respecto a la libertad de expresión cuando se habla de religión.

Entre aspiraciones y valores, transmitidos más por la familia y los docentes que por la política, lejos están del lugar común que los ve en busca de fama y dinero. Parecen pintar un mundo, al menos en su generación, más conectado y solidario de lo que se podría imaginar.

Los países con porcentaje más elevado de jóvenes (53%) que consideran que el mundo está empeorando son Francia, Italia y Turquía. En cambio, más optimismo reina entre sus contemporáneos de países de las economías emergentes: China (53%) e India (49%), que sostienen que el mundo está mejorando.

En cuanto a la felicidad, para el 44% proviene del compromiso y la fe religiosa; el 85% la deposita en contar con suficiente dinero para llevar una vida confortable; 89%, con un trabajo y un estudio que los satisfaga; una buena relación con los amigos hace la diferencia para el 91%, con la familia para el 92% y finalmente, para el 94% es fundamental un buen estado de salud física y mental.

Lo que más les genera temor es el terrorismo y el extremismo: es el caso del 83%, es decir, más de ocho sobre diez jóvenes. El 81% está preocupado por la posibilidad de guerras y conflictos, el 66% teme a los cambios climáticos; mientras que el 69%, al crecimiento de la brecha económica entre ricos y pobres; el 62% al riesgo de epidemias globales y el 30% a la velocidad de los cambios tecnológicos.

Hombres y mujeres
Gran parte de los jóvenes sostiene los valores de libertad e igualdad. El 63% está a favor de los matrimonios igualitarios (las mujeres en un porcentaje aún mayor). El 89% de los jóvenes en los veinte países que participaron de la encuesta apoyan la paridad de derechos entre hombres y mujeres (los últimos de la lista son Japón y Nigeria) e iguales derechos para las personas transexuales (74%), en algunos casos yendo incluso contra las leyes y normas de sus propios países.

Turcos y argentinos, defensores
de la libertad de expresión

Si se habla de aborto, dos tercios de los jóvenes sostienen que el aborto seguro debería ser legal. El porcentaje es más bajo en los países donde dicha práctica está limitada o es ilegal, como Nigeria (24%), Brasil (45%) y Argentina (50%). El apoyo más fuerte para el aborto se registra en Francia (84%).

El beneplácito hacia la libertad de expresión, incluso si resulta ofensiva hacia una religión, encuentra los máximos porcentajes en Turquía (78%) y Argentina (70%), mientras que el mínimo (35%) se registró en Nigeria.

La inmigración y los refugiados están hoy en el centro del debate global. Los jóvenes de 14 países sobre 20 están a favor de que inmigrantes y refugiados reciban ayuda para trabajar legalmente en sus naciones, con India en el primer lugar y Corea del Sur como máxima antagonista. En general, los jóvenes consideran que sus gobiernos poco hacen para tratar de resolver la crisis de los refugiados. El 43% considera que es muy poco, mientras que sólo el 12% piensa que es demasiado.

Influencias y prioridades
Los jóvenes afirman sentirse influenciados ante todo por la familia, luego por los docentes y la gente VIP, y en último término por la política. El 89%, de hecho, asegura que ha recibido la influencia de sus padres en sus propios valores; el 70% de los docentes y sólo el 30% considera que los VIP condicionan sus valores, con los máximos porcentajes en Nigeria y China y los mínimos en Argentina y Turquía. La política queda rezagada al último lugar, con un 17% de los encuestados.

Se está frente a una generación de altruistas: más de dos tercios (67%) considera que es importante contribuir a la sociedad en modo más amplio y no limitarse exclusivamente al bienestar propio y de la familia directa.

Temen más al terrorismo
que al cambio climático

En cuanto a prioridades, indicaron la familia como la más importante (47%), las amistades (5%), la salud (21%) y el dinero (9%).

Al buscar modos de cambiar el mundo, en 14 de 20 países los jóvenes optaron por el «fin definitivo de los prejuicios relacionados con raza, credo y sexo» como factor decisivo para la unión de los pueblos, antes que otros factores como la cooperación entre naciones, la equidad económica y el acceso a una mejor educación.

«En una época de movimientos nacionalistas y populistas que apuntan a las diferencias entre los pueblos, los testimonios demuestran que los jóvenes de cualquier nacionalidad y religión comparten una opinión sobre el mundo considerablemente similar. Los adolescentes tienen en común muchas prioridades, temores, ambiciones y opiniones. Existe mucha más unidad entre los jóvenes de lo que podría decirse a primera vista», aseveró Vikas Pota, directora de Varkey Foundation y propulsora de la investigación.