La inteligencia artificial, clave para producir contenidos

Máquinas de aprendizaje para decidir producciones

En uno de sus libros, el guionista William Goldman dijo que en el negocio del cine “nadie sabe nada”: se refería a que ningún proyecto tiene éxito asegurado. Eso fue así durante casi toda la historia del entretenimiento audiovisual, y en una época donde las mayores empresas de tecnología se están convirtiendo, a pasos agigantados, en productores de contenidos, el Santo Grial es la información respecto de las preferencias del público. Por eso una empresa norteamericana (Remagine) ha decidido invertir en otra -la israelí-estadounidense Vault- que se encarga de generar información sobre preferencias del público utilizando motores de inteligencia artificial.

Por cierto, esto no garantiza el éxito de un producto, pero sí permite ver cuál es el estado de la audiencia en un momento determinado, establecer tendencias, medir el tamaño de un nicho específico, etcétera. El problema es el siguiente: los contenidos cuestan cada vez más caros, dado que quienes quieren competir por un público masivo deben invertir más. Pero esa inversión no siempre está avalada por resultados. En el viejo Hollywood era una apuesta de enorme riesgo, también lo era en la televisión incluso si sus presupuestos resultaban más restringidos. Lo que se busca, hoy, es minimizar esos riesgos cuando el principal atractivo consiste en contenidos originales y nuevos. Dicho de otro modo: hay que contar con novedades todo el tiempo y no son en absoluto baratas.

Actualmente, Vault trabaja analizando cómo se sirven contenidos de una serie de empresas grandes (estudios de cine, productoras de TV, etcétera) en el mercado estadounidense. Pero aún la tecnología está limitada justamente por el territorio: lo que prefiere alguien de Missouri difiere de lo que busca alguien de Rosario o París. La inversión de Remagine -una inyección grande de capital- implica que la empresa no solo amplíe sus tecnologías sino que las aplique, también, en los mercados europeo, asiático y latinoamericano. Es la era de la transnacionalización del negocio de los contenidos, donde las empresas productoras tienen intervención directa en territorios que no son el propio. De allí que tal expansión sea necesaria para comprender el comportamiento de diferentes mercados y justificar la inversión en tal o cual tipo de materiales de acuerdo a dónde van a servirse.

El trabajo consiste en analizar la difusión de contenidos en cierto período de tiempo y establecer patrones que permitan ver las posibilidades de contenidos futuros. Los resultados que provee Vault son rápidos (lo que, en un escenario en constante cambio y movimiento es crucial) y permitiría a los ejecutivos de las firmas productoras tomar decisiones respecto de qué generar, en qué medida, con cuál inversión y para qué territorios. De todos modos, es necesaria la calidad y el factor X, ese que establece una preferencia y nadie puede medir.