Los pasos más importantes en la carrera política de Scioli

El candidato a Presidente por el FpV fue diputado, secretario de Turismo y vicepresidente, entre otros puestos que ocupó. Un recorrido por su trayectoria.

El gobernador de la Provincia de Buenos Aires tiene una amplia trayectoria. Estos son algunos de sus pasos:

Su incorporación a la política
“Estoy pensando en dedicarme a la política”, dijo Scioli en el verano europeo de 1996 en la casa que el empresario italiano Giorgio Nocella tenía en la isla de Cerdeña. Entre la incredulidad y el rechazo de los presentes, aparecieron algunas aprobaciones. Todas tenían un argumento irrefutable: era conocido por muchísima gente. Entre los invitados estaban Francisco De Narváez y Valeria Mazza, con sus respectivas parejas. El que se perdió la noticia fue Mauricio Macri, que se volvió antes del viaje que había hecho con la modelo Daniela Urzi.

“Hacelo, mandate, la Argentina necesita gente nueva, como vos”, le dijo Macri cuando le contó la noticia. Por entonces, la relación entre los Macri, el empresariado italiano en Argentina y Menem ya estaba consolidada. Scioli, con pragmatismo, entendió que el mejor espacio para incorporarse, por su amplitud, era el Partido Justicialista. Fue Menem el que le abrió las puertas de su nueva vida.

“Vos repartí besos: cada beso es un voto”, le dijo el riojano en Olivos, la tarde del 27 de enero de 1997 en que lo postuló como candidato a diputado nacional del PJ por la capital para desafiar a Miguel Ángel Toma, que contaba con el “aparato” del peronismo porteño y respondía a Eduardo Duhalde.

“Siempre fui peronista”, le había dicho Scioli a la funcionaria menemista Claudia Bello dos semanas atrás, cuando se reunieron en Punta del Este y Bello le ofreció ser candidato. “Siempre me importó lo que pasaba en el país”, agregó para convencerla de que había buscado al hombre correcto. Bello mandó a medir a Scioli y los números arrojaron que tenía mejor imagen que cualquier dirigente del PJ de la Ciudad, le llevó el informe a Menem y el presidente no lo dudó un segundo.

Diputado nacional
En la interna que se disputó el 15 de junio del 97, Scioli le sacó 10 puntos a Toma: fue 49,8% a 39,8%. Ahora debía vencer a Domingo Cavallo, que se había ido del gobierno y se había aliado con Gustavo Béliz. Sin embargo, el 2 de agosto de ese año Raúl Alfonsín y Carlos “Chacho” Álvarez formaron la Alianza, que arrasó en las elecciones del 26 de octubre y triplicó en votos a Scioli, que de todos modos quedó 20 mil votos arriba de Cavallo.

En el Congreso, Scioli notó el desprecio con que lo trataban algunos de lo demás diputados, incluso dentro de su propio bloque. Cristina Fernández de Kirchner, una de las legisladoras más temidas y ferviente antimenemista, integraba el grupo de los que miraban con desconfianza al hombre que meses atrás competía en lancha y, de la noche a la mañana, se había sentado en una banca de la cámara baja. Una noche, en la que coincidieron en un programa de televisión, Scioli se le acercó a Cristina y le dijo: “Te quiero aclarar que yo no estoy en el Congreso para defender los intereses del menemismo”. Al tiempo compartieron también la Comisión Especial para investigar el lavado de dinero, que también inntegraron Elisa Carrió, Margarita Stolbizer y Carlos Soria.

Por lo demás, Scioli integró las dos comisiones vinculadas a lo que sabía hacer: la de deportes, que presidió, y la de Pymes. Allí aprendió que todo lo que hace un político está bajo la lupa. En 1998 propuso que un grupo de legisladores viajara al mundial de Francia, con todos los gastos pagos por el Estado. El escándalo que se generó lo obligó a dar marcha atrás. Tampoco integró la comitiva con la que viajó Menem. En la Comisión de Deportes trabajó junto al socialista Alfredo Bravo, e impulsó un proyecto para crear sociedades anónimas deportivas, que contó con el apoyo de Mauricio Macri pero no de Julio Grondona. El proyecto de Scioli que sí se aprobó fue la rebaja de impuestos para clubes de barrio. Fue reelecto en 2001, en medio de una crisis que estaba a punto de estallar por los aires.

Secretaría de Turismo y deportes
El 23 de diciembre de 2001, tres días después de la represión policial que asesinó a 39 personas, la Asamblea Legislativa designó a Adolfo Rodríguez Saá como Presidente de la República. En la votación logró el apoyo de los 15 legisladores que respondían a Menem, pero tuvo que aceptar a cambio incorporar a Scioli a su Gabinete. Cuando el puntano le preguntó qué lugar quería ocupar, el ex motonauta contestó sin dudarlo un segundo: “Quiero ser secretario de Turismo y Deportes”.

La situación era caótica: entrenadores sin cobrar, atletas sin becas, oficinas sin electricidad y sin cable por falta de pago. Scioli apenas pudo recurrir a la entrega de 50 mil planes Trabajar a clubes de barrio. En materia turistica, creó el slogan “Redescubrí la Argentina: volvete a enamorar del país y volvé a descubrirlo” e impulsó un programa de turismo gratuito para jubilados y chicos de sectores populares.

Tras la renuncia de Rodríguez Saá, Duhalde asumió la presidencia y le pidió la renuncia a todo el gabinete, menos a Scioli, que volvió a jurar en el mismo cargo el 3 de enero de 2002. Por esos días, un amigo lo llamó desde Estados Unidos para informarle que el Departamento de Estado había enviado un informe a las aseguradoras en el que advertía que Argentina era un destino peligroso, al nivel de Ruanda. Furioso, Scioli pidió una audiencia con Colin Powell y fue al grano: “La Argentina está pasando por un momento difícil, pero no están matando gente en las calles. Ustedes dicen ayudar a la Argentina, pero nos ponen el alerta. Si quieren ayudar, empiecen por sacarla”. En marzo, Estados Unidos corrigió el alerta y, de inmediato, Scioli comenzó una campaña mediática para torcer la mala imagen del país.

Vicepresidente
Néstor Kirchner y Daniel Scioli se conocieron en enero de 2002 en El Calafate, gracias a Cristina. A pesar de la relación distante, la esposa de Kirchner se enteró de que estaba en el lugar con Karina y Lorena y lo invitó a pasar el día con las familias. Prácticamente un año después, el 21 de febrero de 2003 le ofrecería -por teléfono- ser su compañero de fórmula.

Lo convenció Felipe Solá, en medio de una fuerte discusión en el duhaldismo por el vice. “Es obvio que es Scioli porque te pone las cosas que vos no tenés, te complementa hacia la derecha. Vos sos un militante cien por cien, él es buen tipo, popular y terrible caminador”, le dijo Solá a Kirchner en una combi que compartieron de regreso de un acto en Ituzaingó. Duhalde lo aceptó. Ahora restaba sacárselo a Menem, que lo impulsaba como candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad. Scioli quería ser alcalde porteño, pero cuando se enteró del ofrecimiento de Kirchner no lo dudó. “Néstor, contá conmigo”, le dijo por teléfono. Tres meses después, el 25 de mayo de 2003 por la noche, salieron juntos al balcón de la Casa Rosada para saludar a la multitud.

Los roces iniciales entre ambos se debieron al excesivo protagonismo de Scioli cuando Kirchner delegaba el poder. Se reunía con empresarios y dirigentes opositores en el despacho presidencial y, ante el silencio de Néstor, se animaba de a poco a más. Lo interpretaba como un aval, pero no era así. Kirchner lo estaba midiendo. La molestia se intensificó cuando Scioli, en un viaje a Miami, se reunió con anticastristas y elogió el ALCA, pero la sangre llegó al río cuando, en una reunión con empresarios de servicios públicos, el vice prometió que se autorizaría el aumento de tarifas que reclamaban. Kirchner mandó a su vocero, Miguel Núñez, a desautorizar las promesas de Scioli.

En medio de rumores de renuncia, Scioli aguantó los castigos de Kirchner por su inconducta, pero no entendía su silencio. De a poco, y con la intervención de Alberto Fernández, la relación fue retomando el camino de la normalidad, pero la cancha la marcaba Néstor. Cristina, más visceral, se ocupaba de él en el Senado. Finalmente, en una reunión a mediados de 2006, Kirchner le aclaró a Scioli cómo eran las cosas: “Cuando tengas algo en lo que no coincidas conmigo, deímelo, pero en privado, nunca lo hagas en público”. Un año después, le propondría ser candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

Gobernador
A pesar de haber vivido en Ramos Mejía, Scioli había nacido en Villa Crespo y tenía domicilio en Capital. La Constitución provincial parecía una barrera infranqueable, pero los abogados del PJ, con Carlos Zannini como capitán, le encontraron la vuelta. Sin embargo, tuvo que hacer una movida previa: establecer su domicilio en la Provincia antes del 31 de diciembre de 2006. Fue entonces cuando compró Villa La Ñata, donde construyó su mundo.

Con una superficie de más de 300 mil kilómetros cuadrados y más de 16 millones de habitantes, la Provincia de Buenos Aires es un país dentro del país. Hay 4,5 millones de alumnos y más de medio millón de empleados públicos que dependen de quien la gobierne. En ocho años de gestión, Scioli afrontó paros docentes, inundaciones y conflictos con la Nación por los recursos. Llegó a cruzarse con Néstor Kirchner por la inseguridad en 2010, pero también demostró una inquebrantable lealtad: aguantó los cortes de ruta de los productores agropecuarios en 2008, fue en la boleta con Kirchner en la derrota de 2009 y se mantuvo en el Frente para la Victoria y se cargó la campaña al hombro cuando Sergio Massa rompió en 2013.

En un diálogo con Kirchner después de los roces de 2010, Scioli dejó claras sus aspiraciones: “Si ni vos ni Cristina son candidatos el año que viene, a mí me gustaría serlo”. Néstor, siempre diplomático, le respondió: “Ya lo veremos, pero vos sabés bien que este proyecto tiene tres candidatos: Cristina, vos y yo”. La muerte del ex presidente alteró los planes y tanto Cristina como Scioli entendieron que, en ese contexto, la responsabilidad de ambos era ir por la reelección en 2011. El FPV arrasó.

Candidato presidencial
No le quedaban más peldaños por escalar. Había cumplido con todos los pasos necesarios en el camino a la cima de su carrera política, sin apurarse como le recomendó Néstor Kirchner. “Estoy en el momento justo”, afirmó. Fue diputado, integró un gabinete, fue vicepresidente y dos veces gobernador de la provincia mas grande del país. Siempre dentro del Partido Justicialista.

Haber asumido dos compromisos tan importantes durante el kirchnerismo fueron, seguramente, una de las claves para que Cristina decidiera que fuera el único postulante del Frente para la Victoria a la Presidencia y sacara del juego de las primarias a Florencio Randazzo. La afirmación de Néstor Kirchner sobre los tres candidatos del proyecto pasó este año de la promesa a la realidad.
Con más del 38% de los votos, Scioli fue cómodamente el candidato más votado de las PASO del 9 de agosto. El 25 de octubre también fue el más votado, con el 37%, pero no le alcanzó para evitar el balotaje con Mauricio Macri. Ahora se juega la final. El 22 de noviembre Daniel Scioli afrontará el mayor desafío de su vida.