Matías Martin desembarca en la TV Pública

Nadie vive pensando en sumar oraciones a su biografía. Poca o nula conciencia existe mientras uno transita su presente de cuál será el peso exacto de tal o cual experiencia en el compendio de todos los días de una vida.

Sin embargo, todos recurrimos a los mismos momentos para relatar nuestro pasado. Las experiencias son individuales y particulares, pero los hitos parecen ser parte del espacio y el tiempo compartido con otros. A esos mojones apela La línea de tiempo, el ciclo que se estrena hoy a las 22:30 por la TV Pública y que tiene a Matías Martín como conductor/entrevistador.

«El programa es simple: es una entrevista y un juego. Y ambos están cruzados por una línea de tiempo,» define conciso mientras convida el agua sin gas que quedó en la mesa de sus minutos anteriores de entrevistas más tempranas.

Asegura que «ese vaso nadie lo usó», sirve, y a la vez retoma la descripción del nuevo programa: «Hay un tiempo que es el de la historia; los sucesos que nos han marcado a todos: vamos para atrás hacia el atentado de las Torres Gemelas, los saqueos, Cromañón, la caída del muro de Berlín, el retorno de la democracia, los golpes militares, el gol de Diego a los ingleses. Todos hechos que, de algún modo, se entrecruzan con tu línea de tiempo: cuando empezaste a laburar, si te enamoraste o cuando nacieron tus hijos.»

Referente de la generación de «cuarenta y», empezó en los medios en las «radios truchas» de los años ’80, estudió periodismo deportivo y egresó de Deportea «en el ’92, soy de la primera camada», aclara.

Este año cumplió exactos 20 años de profesión. Su hábitat natural es el aire radial, hace 13 años que conduce Basta de todo, el ciclo de Metro 95,1 que se convirtió en su espacio de libre expresión y expansión. Ahora, lejos de aquellas propuestas de entretenimientos televisados de animación estridente y cámaras en movimiento (Fugitivos, Cámara en mano), indaga y reflexiona más que entretener.

–Con veinte años de carrera, ¿cuál es tu mayor logro como periodista? ¿Cuál creés que es el capital que te distingue?

–No hay nada más triste que alguien se diga a sí mismo genuino, pero siento ser genuino al aire. Lo que se ve de mí es una parte importante de lo que soy. No es todo, porque uno arma un personaje aun en la radio, donde te pagan por ser vos. La tele es otra cosa: está la imagen, estás maquillado. Detrás de toda la máscara se ve mi interés genuino por las cosas y se me nota mucho cuando algo me interesa, cuando me gusta, me cae bien o me cae mal. Me parece que eso es un bien.

–¿Te considerás un buen entrevistador? ¿Cuál es tu objetivo al iniciar una entrevista?

–Si es alguien habituado a responder preguntas, el objetivo es que diga algo distinto. Y si es alguien que no fue entrevistado nunca, alguien desconocido, el objetivo es que te conmueva.

Dice que al entrevistar piensa también como espectador: «Haciendo zapping radial o televisivo, si encontrás algo que te emociona, te quedás.» En La línea de tiempo hará dos mano a mano, uno con una personalidad (sea del deporte, de la política o algún artista), y en otro momento se desarrollará un juego con un participante del público, que toma de base el volver sobre sucesos conocidos por todos y entrecruzarlos con la historia particular del concursante. «De alguna forma, todo lo que pasa te forma como persona porque uno es lo que hace más su entorno,» dice.

–¿ El juego tiene un premio?

–Sí, hay plata. Es un juego. Contestás bien y sumás, contestas mal y restás.

–¿Es una prueba de conocimiento?

–La verdad es que no son preguntas de conocimiento. Todo es un poco una excusa para conocer al concursante un poco más, y a través de estas preguntas vamos paseando y llevando un poco la historia de sus vidas. Y mientras contestás te podés ganar un mango.

–¿Todas las personas tienen algo interesante que contar?

–Sí. Ahí está la habilidad de quien entreviste. En la radio lo hacemos frecuentemente. Donde en otras radios les cortan a los colectiveros, nosotros hacemos 87 preguntas: sobre el bondi, el trabajo de colectivero, las viejas, las historias de pasajeros. Detrás de cada persona hay cosas para contar, el tema es encontrarlas en tres o cinco minutos. Detrás de todos existe algo que vale la pena conocer.

–Hace muchos años que trabajás como periodista en vivo, ¿con el trajín de llenar contenido a diario nunca exigió como prioridad buscar el impacto o la información antes que la emoción?

–Cada entrevistado tiene su costado más valioso. Me parece que cada programa tiene que ser un especial dedicado a esa persona. No es un homenaje, es una entrevista. No es lo mismo entrevistar a alguien que está en el medio de una crisis, de un quilombo mediático, que a un deportista que está en la cima de su carrera. No busco el impacto, pero por supuesto que a veces se producen situaciones en la nota que como entrevistador quiero aprovechar. Todo me sirve y me nutre en una nota. Creo que todo eso está metido en lo que puede ser una entrevista, dependiendo del entrevistado y qué tenga para decir. No salgo a buscar el impacto, no estamos buscando el escándalo. Una declaración te mete en cierto impacto periodístico y tampoco es una mala palabra.

–¿Cúal considerás tu mejor entrevista?

–No sé si tengo una mejor. Recuerdo una nota en «Sin auricular», una sección que tenemos en la radio, con Facundo Cabral. Lo mataron a los pocos meses y debió haber sido una de las últimas notas que hizo para Argentina. Cabral era muy groso, lo buscamos y fue una charla maravillosa, hermosa, donde contó un montón de cosas que uno puede preguntarse «¿será verdad?», como que conoció a la Madre Teresa y que se escribían. Mi rol es acompañar a la gente a descubrir al personaje, con el fin de que empaticen con él y conozcan qué hicieron y qué no. Otras entrevistas que recuerdo que me gustaron fueron a Margarita Barrientos y a León Gieco.

–Cuando eras chico, ¿qué respondías frente a la pregunta «que querés ser cuando seas grande»?

–De muy chico decía «taxista» o «camionero».

–¡Lo tuyo ya era la conducción!

–Me gustaba manejar (risas). Tenía la idealización de «quiero aprender a manejar como mi papá». Y seguramente también jugar al fútbol. Todos los chicos dicen querer jugar al fútbol. De adolescente ya quería ser periodista.

–¿Por qué identificaste al periodismo como tu profesión?

–A partir del fútbol. Mi vínculo con el periodismo se dio a partir del fútbol. Empecé a recortar revistas y diarios para armar mis revistas, diarios y notas. Y gracias al fútbol me meto en los programas y en las audiencias de radio. Gracias a eso me inscribí en Deportea y allí me di cuenta de que en realidad me gustan los medios audiovisuales: sobre todo, la radio y la tele. Mi camino fue del deporte al periodismo y del periodismo a los medios.

–El año pasado volviste a un ciclo de neto contenido deportivo.

–Sí, Objetivo Mundial, y fue genial. Súper positivo La pasé muy bien. Viajé a este Mundial, lo disfruté mucho y ahora seguimos con el programa.

–Para terminar, tomo el mismo modelo de entrevista que vas a hacer vos y te pregunto: ¿qué hechos de la historia reciente recordás exactamente en qué lugar estabas vos cuando ocurrieron?

–Recuerdo Cromañón porque justo me había tomado unos días y estaba en Uruguay. Me impactó muchísimo, como a todos. Las noticias impactantes son quiebres para todos, son noticias que te cambian. Como periodista, hay que ser muy responsable de cómo lo contás. Otro fue el accidente de Lapa. Me acuerdo cómo la vibramos desde la primera placa de Crónica que decía: «Último momento. Accidente en Aeroparque». Y también en 2001, la salida de De la Rúa: en ese momento hacía dos programas en la radio, Basta de fútbol, a solas, y Todo pasa, con Juan Pablo Varsky, que se fueron fusionando en Basta de todo. Eso modificó y fue el embrión del nombre y del programa que tenemos hoy.

Hoy con Tití Fernández

El primer invitado de La línea de tiempo será Tití Fernández. El ciclo, una coproducción de la TV Pública y Endemol, irá de lunes a jueves a las 22:30 horas.

–¿Aceptarías como invitado a Mario Pergolini?

–Sí, obvio. No tengo ningún problema, posta. Soy re agradecido. Él siempre habló bien de mí. Los medios trataron de forzar una pelea y yo no tengo ninguna. Seguramente, si hay una nota, nos sacaremos chispas y será re divertido.

–¿Pero vos crees que vas a ser el entrevistador y él sólo va a responder?

–Él también es buen entrevistador.

–Por eso lo señalo. Hay que ver si él podría ser sólo entrevistado por vos…

–La verdad, no lo había pensado. No está mal proponerle hacer una pregunta cada uno. Tomo la idea. Igual, si me junto con Mario, lo que haya de diferencia no duraría ni tres minutos. Pasaría esa parte y ya estamos hablando de otras cosas. Tengo todo en común con él. Si alguien necesita la polémica, la seguirán estirando. Yo no siento siquiera que haya una polémica.

El hacedor del primer metro

Un poco de historia. Nacido y criado bajo los programas de la Rock & Pop, Matías fue oyente exclusivo hasta que en 1995 condujo La novia del átomo, su primer ciclo dentro de la carrera profesional. Reconoce que la Metro de hoy es consecuencia de aquellos aires, y este año cumplió 13 años con Basta de Todo, el ciclo más longevo de la 95,1.

«Es posible que se genere un fenómeno parecido al que hubo en los años ’80 pero con las características de la Metro. Tenemos una homogeneidad en la propuesta general que no sé si alguna radio tuvo alguna vez. Con Juan Pablo Varsky, Andy Kusnetzoff y, Sebastián Wainraich, de todos ellos soy amigo desde antes de esta radio.

Hay una cuestión generacional que es genuina y se nota. Si la querés actuar, no hay manera, y ahí vez que es real. Por ahí la reunión fue en el momento justo. Lo curioso es que todos los que hacemos Metro trabajamos en Rock & Pop, y ahí seguramente están ligadas las dos historias.