Pescarmona invirtió en el extranjero y debe ser salvado acá en Argentina

Los negocios internacionales que realizan las empresas locales suelen tener los mismos riesgos que cualquier emprendimiento que se desarrolle en nuestro país.

Cuando no es la economía temporal que favorece o desproteje sus intereses, es algún motivo extra, como el dólar que impide importar o exportar según la actividad y el rubro elegido.

Esto sucedió con la empresa de la familia Pescarmona. Los grandes proyectos ideados y concretados en la planta de carril Rodríguez Peña para abastecer de infraestructura a obras faraónicas dentro de la geografía nacional pasaron a segundo plano con la llegada de ofrecimientos y ofertas de países con miles de kilómetros donde participaron de la licitación correspondiente gobiernos no tan transparentes como se los trata de hacer sentir en nuestra Argentina.

Lo cierto es que Industrias Metalúrgicas Pescarmona S.A, tenía domicilio en un país muy poco nombrado en esta parte del planeta y donde los especialistas en economía internacional lo tienen catalogado como un verdadero paraíso fiscal, donde todo vale para lavar dinero transformados en billetes verdes de dólares.

Así las cosas, Pescarmona apostó parte de sus suculentas ganancias en las mesas de dinero ubicadas en Luxemburgo lugar elegido para sus finas inversiones de los últimos tiempos y declaró acá en su propio país una asfixiante situación financiera que obligó al gobierno provincial y nacional a hacerse cargo de algunas alternativas de salvateje para no dañar la fuente de trabajo de sus empleados.

Con la soga al cuello, hace pocas horas que la industria familiar se acordó nuevamente de sus inicios y desarrollos exitosos para declarar como domicilio  real a la calle Perito Moreno y Ceretti de Godoy Cruz.

Cuando todo era color de rosas, el capital estaba sumando intereses en el extranjero y al llegar la época de vacas flacas volvió al pago para que le solucionen el problema.

 

Redacción/Juan Carlos Martínez