Popeye vuelve remozado para el público infantil desde la web

Más de diez años después desde que se crearan contenidos originales con su nombre, Popeye volverá a ser novedad. Solo que en este caso no será en la televisión o en el cine (al respecto, hay una película en proyecto pero su director, Genndy Tartakovsky, peleó con el estudio y se fue) sino en la web. En el canal oficial de YouTube que le está dedicado, un acuerdo entre la King Features Syndicate -empresa dueña de los derechos del personaje- y la productora WildBrain permitirá que el personaje vuelva a tener aventuras en la era digital.

WildBrain ya ha tenido éxito en el desarrollo de canales de YouTube para marcas como Lazy Town, Peanuts, Yo Gabba Gabba, Inspector Gadget y otras especialmente dedicadas al público infantil. Por eso es que no solo será el proveedor de los nuevos contenidos, que se realizarán siguiendo el estilo tradicional de animación de los hermanos Fleischer (que llevaron por primera ez a la pantalla al personaje) sino también quienes administren el canal web.

Detrás de esta noticia aparecen varios elementos interesantes. El primero, la necesidad de que los dueños de marcas vuelvan a darle peso en el actual ecosistema de contenidos. Es decir, que vuelvan a generar dinero. El canal oficial de Popeye genera por mes 3,2 millones de minutos de video. Eso, por supuesto, debería encontrar una forma de ser monetizado y de incrementarse. Por otro lado, es notable que la King Features se concentre exclusivamente en Internete para la difusión del personaje. La razón es simple: la mayor parte de los usuarios infantiles o más jóvenes van poco o nada a la televisión (tradicional o de cable) y prácticamente todo su consumo audiovisual pasa por Internet, especialmente sitios como YouTube. No deja entonces de ser una jugada inteligente.

Popeye cumple el año que viene 90 años desde que apareció por primera vez como un personaje secundario de la historieta Thimble Theatre, creada por Elzie Chrysler Segar. Con el tiempo, Popeye se transformó en el personaje más importante de la tira (de contiunidad, además, y que nunca tuvo un «verdadero» final) hasta que los hermanos Fleischer, a mediados de los años treinta, comenzaron a producir sus cortos animados. Esas películas son las que establecieron toda la mitología, espinaca incluida (aunque provenía de una movida publicitaria anterior con el personaje). Tras la muerte de Segar, quedó en manos de su yerno Bud Sagendorf. En la animación, fue responsabilidad de varios artistas -el más destacado, Seymour Kneitel- que mantuvieron su popularidad hasta bien entrada la década de los años setenta. Desde entonces, hubo pocos intentos de reinstalarlo, aunque como icono no ha perdido popularidad ni valor.