Por la adopción

Las vio, ellas no le hablaban, pero a simple vista pudo notar el sufrimiento. En ese momento el oficial principal David Quijano, de 33 años, pensó en adoptarlas. Las nenas una de 4 y dos de 13 años habían logrado escapar de la casa en la que habían estado encerradas. “Apenas las vi, me quebré. Estaban golpeadas, una tenía un tenedor marcado en la cara, tenían el pelo mal cortado, estaban sucias, y la ropa no era ropa. Miraban al piso”, dice a “Crónica” el oficial a quien se le quiebra la voz cuando habla de “las nenas”.

Las llevó a la comisaría, dio aviso a la fiscalía y al servicio zonal. El llamó a su mujer para que fuera, junto con sus hijas de 4 y 5 años. “Cuando las vio se chocó con la realidad, y me dijo vamos a llevarlas a casa”, recuerda David, a quien le dieron autorización a que las tenga hasta el día siguiente. “En casa se comportaban como una persona adulta, cada una cumplía un rol, la de 4 (Rocío) levantaba la mesa, las de 13 (Laura y Alejandra) barrían y acomodaban. Nosotros les dijimos que ellas no tenían que hacer nada, que tenían que estar jugando. Se fueron soltando de a poco.

Mi nena le enseñaba a usar la muñeca porque no sabía, jugando a la maestra le decía como agarrar al bebé. Cuando les dijimos que se iban a bañar con agua calentita primero se sonrieron entre ellas. Nosotros teníamos ropa que juntamos para donar, así que tenían para elegir. Se pusieron recontentas”, continúa el policía y agrega: “No querían salir de la ducha, la mas chiquita no sabía lo que era el agua caliente. Decía que se había lavado con champú de princesa, mirá mi calza se decían por la ropa”.