Quieren más estudio de informática en la escuela

El 85% de los argentinos tiene celular y siete de cada diez, una computadora en la casa. Todos usan los nuevos dispositivos tecnológicos permanentemente, pero casi nadie sabe cómo funcionan, y tampoco parece importarles. Pese a que la industria argentina del software quintuplicó sus exportaciones durante la última década, la matrícula de las carreras de grado vinculadas a la Informática, Sistemas y Computación cayó un 20% en el mismo lapso.

Según consignó Tiempo Argentino, el diagnóstico explotó frente a los ojos: hay que fomentar el estudio de informática en la escuela y hacerlo de una manera atractiva. Con ese objetivo se creó ProgramAR, una iniciativa conjunta de la Jefatura de Gabinete, el programa Conectar-Igualdad y los ministerios de Ciencia y Tecnología y Educación.

«¡Cómo me hubiera gustado aprender a programar en la escuela! ¿Llegará ese día? Seguro. La pregunta es: ¿cuánto faltará?», escribió Emanuel Ginóbili en su cuenta de Twitter en septiembre de 2013. Su mensaje fue replicado cientos de veces y señalado como favorito por otros tantos usuarios. El basquetbolista argentino estrella de la NBA no sabía que en ese momento se estaba gestando una iniciativa pública para promover la enseñanza informática.

«Nosotros, que seguíamos a Manu porque es un referente deportivo, nos sorprendimos y lo invitamos a participar de la campaña de difusión», cuenta Santiago Ceria, director de la Fundación Sadosky, una institución público-privada de la que participan la cartera científica y las cámaras del sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Ginóbili se convirtió así en la primera figura que responde a la pregunta «¿Por qué aprender a programar?» en un spot televisivo del que también forman parte, entre otros, el matemático y divulgador Adrián Paenza; el fundador de Mercado Libre, Marcos Galperín; el diseñador de prótesis ortopédicas en 3D Gino Tubazo; y un Mario Pergolini que cuenta la felicidad que sintió cuando, ya de adulto, se puso a estudiar programación y logró que apareciera una ventana nueva en la pantalla de su PC. «Es estimulante saber cómo se hace, es sencillo y se puede aprender», dice el fundador de Vorterix. «Que haya figuras que no vengan del mundo de la tecnología nos ayuda a tratar de desarmar ese preconcepto que tiene mucha gente de que la computación es para geeks o que tenés que ser un nerd o que es muy difícil», explica Ceria.

La necesidad de introducir la enseñanza de programación en la currícula escolar no es nueva. Varias organizaciones lo han promovido e incluso en los últimos meses la campaña se viralizó en las redes sociales con el hashtag #LaInformáticaComoMateria. Su objetivo era lograr que el Ministerio de Educación porteño incluyera su dictado en el proyecto de Nueva Escuela Secundaria de Calidad (NESC). Aún no lo lograron.

ProgramAR recogió el guante desde el Estado nacional, aunque aún no se logró incluir la enseñanza de informática dentro de los Núcleos de Aprendizaje Prioritario (NAP), ese conjunto de contenidos indispensables que todas las provincias deben garantizar. «Nunca nos pareció conveniente tratar de imponerlo sin que antes los distintos sectores involucrados tuvieran la oportunidad de dar su punto de vista, y que sea el resultado de un debate», explica Ceria.

Para promover el debate público sobre la enseñanza de informática, entonces, ProgramAR planeó la realización de siete foros regionales, de los que ya se realizaron cinco (el último fue en Mendoza, en noviembre de 2014). Los foros están abiertos a la comunidad docente y académica, a las empresas del sector, a las ONG, a desarrolladores, estudiantes, autoridades educativas y público en general. Allí se estimula la participación en tres formatos: el debate de políticas públicas, los hackatones de desarrollo (maratones de programación que utilizan la información disponible del Portal Nacional de Datos Públicos) y los talleres de programación y robótica (pensados para los estudiantes de las escuelas medias de cada región que hayan recibido la netbook del programa Conectar Igualdad).

«Creemos que tenemos que seguir un proceso similar a la Ley de Medios. Queremos debatir y juntar voces», asegura Ceria.

«Todo el mundo debería aprender a programar porque eso te enseña a pensar», decía Steve Jobs, el mítico fundador de Apple. El debate sobre la necesidad del estudio de programación en la escuela está en la agenda de los países con más alto índice de desarrollo humano. Israel fue pionero e introdujo su enseñanza en secundarias en 1995. Nueva Zelanda, Estonia y Japón lo siguieron. En septiembre pasado, se sumó el Reino Unido.

«Los países que pican en punta son los que tienen un sistema más chico, centralizado, y lo tienen más aceitado. En países federales, como el nuestro, con sistemas educativos distribuidos, la complejidad es más grande. Pero igual vamos a poner el pie en el acelerador todo lo que podamos», agrega Ceria. La meta es el futuro.

De la tortuga a Angry Birds

Cuando las computadoras aún no habían irrumpido en la casa de la mayoría de los argentinos, en algunas escuelas ya se enseñaba informática. Quienes hicieron la primaria en los ‘90 probablemente recuerden a la «tortuguita» de Logo, un programa desarrollado por el pionero informático Seymour Papert, que permitía a los alumnos desarrollar un pensamiento lógico-matemático y resolver problemas.

Luego, ese enfoque fue remplazado por otro, la «alfabetización digital», que consistía enseñarles a usar una computadora. Esto es: una planilla de cálculo, un procesador de texto, presentaciones en Powerpoint y conceptos básicos para la navegación en Internet.

«Ese proyecto se quedó en el tiempo, porque los chicos ya tienen acceso a una computadora. Conectar-igualdad hizo una diferencia enorme. Ahora queremos recuperar esa idea original de desarrollar la abstracción, el modelado, la solución de problemas», explica Ceria. Para difundir esa idea ProgramAR se plegó a un proyecto desarrollado por la ONG estadounidense Code.org que promueve el estudio de las Ciencias de la Computación en la escuela. El nombre de la campaña es La Hora del Código e invita a los chicos a dedicarle ese tiempo para programar acciones simples con personajes famosos de los juegos animados, como los Angry Birds. Puede accederse a esos juegos desde la <web www.program.ar>.

La importancia de la matrícula

“En la Argentina sólo la industria del software emplea a más de 80 mil personas de manera directa. Además, factura casi 4000 millones de dólares y ya representa cerca 1% del PBI”, destaca Santiago Ceria, director de la Fundación Sadosky. Los empleos, aparte, son calificados y en su mercado hay demanda insatisfecha: muchos de los estudiantes de las carreras de grado vinculadas a la computación no terminan porque antes son cooptados por empresas de software. Sorprende, sin embargo, que la matrícula decaiga. En 2011 había menos de 15.000 estudiantes en carreras de informática, sistemas o computación, 3.500 menos que en 2003.