Regalaron choripanes para protestar

En el afán de llevar adelante su labor de subsistencia diaria sin sufrir persecución o el secuestro de la mercadería y, por sobre todo, en condiciones dignas, es que los vendedores de choripanes se acercaron hasta la Municipalidad con una peculiar protesta: regalaron unos 1800 choripanes a los ocasionales transeúntes y solicitaron ser escuchados por el intendente municipal Gustavo Pulti.

Su exigencia es simple. Buscan que se sancione un marco regulatorio y legal para la venta ambulante de choripanes, con normas de higiene y de comercialización. El objetivo es que se otorguen 150 módulos donde los trabajadores puedan desarrollar su emprendimiento y se delimiten zonas específicas, tal como el sector costero, plazas y las inmediaciones del Estadio José María Minella.
En diálogo con El Argentino, Claudio Jaime –impulsor de la cooperativa de choripaneros “Más Unidos”- se quejó de que el proyecto de ordenanza elaborado por la organización haya sido tomado por el Concejo Deliberante como un “petitorio” y anexado a una iniciativa del concejal massista Cristian Azcona, vinculada con la implementación de “food trucks”.
Según especificó Jaime, no están en contra de la propuesta de Azcona, pero se trata de cuestiones distintas. “Nos dejaron de lado y se le dio prioridad a un proyecto para empresarios. Un food truck es un colectivo que vale 500 mil pesos. La inversión para nosotros sería una burla y lo tomamos así. Nos sentimos burlados por los señores concejales, que tiene que apoyar nuestro proyecto porque estamos marginados y viviendo con bajos recursos”, sentenció.
La protesta, que no derivó en un corte en el tránsito para “no tener problemas con nadie”, incluyó una carta dirigida al jefe comunal para solicitarle que otorgue una serie de permisos provisorios que permitan la actividad laboral hasta que se sancione la correspondiente ordenanza. La exigencia es que se los deje trabajar “sin ser hostigados por los inspectores municipales”.
“Muchas veces llegamos a nuestros hogares sin dinero y con el sabor amargo de haber perdido no solo la materia prima, sino también las herramientas de trabajo”, agregaron.
En esta línea, remarcaron que no estaba dentro de sus intenciones el desempeñarse fuera de la ley y las reglamentaciones vigentes, sino que buscan “cumplir con todos los requisitos y normas que el Municipio exija”.
En cuanto a la modalidad, los trabajadores dejaron en claro que en los módulos y parrillas no se venderán bebidas alcohólicas, sino productos alimenticios denominados de “bajo riesgo” bromatológicos y sin romper la cadena de frío.

ORGANIZADOS
Consultado por este medio acerca de la cooperativa conformada, Jaime relató que la organización de los trabajadores surgió en el mes de enero. En este sentido, apuntó que, como repartidor de chorizos, “me encontraba con que muchas veces les llevaba la mercadería a los muchachos y al otro día no tenían como pagarla”.
“Veía que sí o sí había que hacer algo por ellos y tomé la iniciativa de ponerme al frente, con el apoyo de los compañeros, para iniciar esta lucha”, concluyó.