Robert De Niro, el rey de la comedia

El actor de Taxi driver, Toro salvaje y El Padrino II estrena esta semana su nueva película. «Como actor, uno trata de usar elementos de su personalidad para cada rol», aseguró.

Un viudo septuagenario descubre que los beneficios de la jubilación no son tan satisfactorios para alguien que no quiere jubilarse. Así decide aprovechar una oportunidad: la de volver a trabajar como pasante en el siempre exigente mundo de la moda.

Esas podrían ser las coordenadas mínimas de Pasante de moda (con estreno programado para este jueves), una nueva comedia protagonizada por Robert De Niro, acompañado por Anne Hathaway y Rene Russo bajo la dirección de la experimentada Nancy Meyers.

Según consignó Tiempo Argentino, De Niro interpreta a Ben, un hombre viudo con mucha experiencia laboral que en un principio chochará con la veinteañera Jules, el rol que encarna Hathaway, pero pronto compatibilizarán caracteres formando una dupla sólida que no estará exenta de los problemas que surgen en toda empresa importante.

«Haber trabajado con una directora como Nancy Meyers fue importante para mí. La pasé muy bien bajo sus órdenes y tuvimos un muy buen timing trabajando», afirmó De Niro en una conferencia de prensa.

-¿Cómo llegaste a un guión como el que desarrolla Pasante de moda?

-Lo leí y enseguida encontré elementos interesantes para participar de esta película. Me gustó mucho cuando Nancy me preguntó si quería participar del film. Ella es muy precisa en lo que busca, y eso me gustó.

-Cuando leíste las características de tu personaje, ¿enseguida lo entendiste o tuviste que construir algo a medida?

-Mi personaje es exactamente lo que se ve en la película, no esconde nada más que eso, así que pensé que no había que agregarle nada más. Ciertos escritores son muy precisos en su trabajo y no hay que sumar más cosas que lo escrito. En esta película había muy poco para improvisar, aunque tampoco había que perder el ritmo que tenían las acciones, el tiempo y lo gracioso.

-¿Fue interesante para vos interpretar a un personaje que trata de reubicarse en un mundo donde la tecnología lo domina todo?

-Sí, eso fue interesante. Hay varias cosas muy precisas de las que no tengo idea, y que me demuestran que la tecnologías llegaron muy lejos. Veo a varias personas sentadas todo el día frente a una computadora y verdaderamente no sé qué podrían estar haciendo. Es obvio que algo hacen; están en Facebook o Instagram o vaya saber qué cosa de red social. Particularmente me cuido de esas redes porque, básicamente, no estoy en contacto con esas costumbres.

-¿Eso quiere decir que no tenés cuenta de Facebook?

-No. Sería otro elemento más que complicaría mi vida.

-¿Cómo fue trabajar con Anne Hathaway, que interpreta a Jules, la dueña de un sitio web de moda?

-Anne trabaja muy bien, es una gran compañera para todo eso y es muy, muy profesional. Pasamos unos grandes momentos juntos y que fue algo muy placentero para mí. Cuando trabajás muy duro para que algo salga bien no tenés mucho más tiempo para hacer otra cosa que hacer las cosas bien. Me refiero a hacer buenas escenas y lo que el director quiera.

-¿Por qué creés que tu personaje le trae tanta calma a Jules que nadie en el mundo de la moda puede ayudarla?

-Porque el tipo es grande. Jules siente que él sabe cosas que ella no sabe, y todo eso en virtud de sus años. Es que más viejo te ponés, más cosas sabés, así que llega un momento en que no salís corriendo detrás de nada.

-Ben es uno de tus personajes más evolucionados por su manera de pensar sobre la mujer. En estos tiempos, ¿pensás que una mujer puede ser exitosa y aun formar una familia?

-Pero sí, claro. Verdaderamente conozco varias experiencias positivas en ese sentido. Muchas de las mujeres con las que trabajé me lo demostraron y yo no dejo de apreciarlo.

-Hay una hermosa escena cuando Ben le trata de explicar a Jules que él sabe cosas que no puede contarle. En el final, eso sale a la luz. ¿Es tu personaje un tipo chapado a la antigua?

-(Ríe). Bueno, él es un tipo muy tradicional, pero en el buen sentido. Está cerca de ella y hasta sabe lo que pasa con el marido de ella. La directora fue muy precisa con lo que quería.

-En esta película trabajás con un ensamble de jóvenes comediantes. ¿Qué tan divertido fue mezclarte con gente joven, sintonizaste con ellos con y sus habilidades, o fue algo intimidante?

-No. Creo que fue muy bueno. Siempre disfruto cuando alguien puede hacer las cosas bien. Es un placer compartir un espacio con gente joven que hace las cosas tan bien, sobre todo si pueden reírse de sí mismos. Esas cosas siguen siendo elementos de la personalidad de las personas que valoro.

-Nancy Meyers es conocida por hacer tomas largas entre dos personajes, sobre todo para desarrollar climas. ¿Cómo te llevaste con ese aspecto del trabajo?

-Ella es muy muy buena hacienda su trabajo. Ella es de, no quiero mencionar a ninguna escuela en particular, pero pertenece al período donde un director sabe qué tipo de riesgos puede tener con una u otra manera de trabajar. Otros directores prefieren otros métodos, y todo el tiempo están detrás de ellos. Es una cosa muy estresante ser director de cine. Tenés un presupuesto, una agenda, muchas cosas específicas y mucha gente diciéndote consejos sobre cómo hacer las cosas. Al final, si la película salió bien todos están felices y se olvidan de todo lo que atravesaron. Si no salió bien, siempre sale alguien que te dice: «Te lo dije.» Conozco a un gran director que ante esas situaciones siempre me dice: «Esa es la sangre que corre bajo el puente» (risas).

-Hay una escena de 8 minutos en la película que para muchos periodistas que vieron el film fue un gran logro. La cámara lo enfoca Ben cantando «Bailando bajo la lluvia». ¿Qué significó para vos?

-Cuando la vi me emocioné mucho también. Es el pasado, y él está triste por todas las cosas que le sucedieron a Jules, muchas cosas tristes. Ahí puede verse mucho del verdadero sentimiento que tiene la película en su interior.

-Otra cosa que puede observarse en el film es que se puede ver a otro Robert De Niro actuando, mucho más sensible y especial que en otras películas que te exponen como protagonista.

-Me gusta que se vea eso. Otra cosa que me pasó es que fue divertido hacer mi papel, aunque no fue fácil de hacer, esa es la verdad. Creo que hay partes de Ben que tienen mucho que ver conmigo, eso es obvio. Como actor uno trata de usar elementos de su personalidad para cada rol. Si llegamos a hacer una secuela de esta película, para hacer algo distinto me gustaría patearle el culo a alguien (risas). <

Entrevista y fotos gentileza Warner.

Producción: Diego Gez.

Cinco comedias de Robert De Niro

No somos ángeles (1988): coprotagonizada con Sean Penn, De Niro interpreta a uno de los reos que escapan de una peligrosa cárcel cercana a la frontera con Canadá.

Mentiras que matan (1997): junto a Dustin Hoffman y Woody Harrelson, De Niro hizo este film donde el presidente de EE UU. crea una guerra para salvar su mandato.

Analízame (1999): con Billy Cristal y Lisa Kudrow (de Friends). Un capo de la mafia pondrá en serios aprietos a un analista dispuesto a todo con tal de librarse de su paciente.

La familia de mi novia (2000): una de las comedias más exitosas del nuevo milenio. De Niro interpreta a un suegro de la CIA, muy pendiente del futuro esposo de su hija.

Last Vegas (2013): cuatro amigos en su sexta década de vida en una despedida de soltero muy particular en Las Vegas, la ciudad del pecado. Con Douglas, Freeman y Kline.

Habla la directora

Sin dudas, el terreno de la comedia es el que mejor le cabe a la directora, guionista y productora cinematográfica norteamericana Nancy Meyers, que desde el comienzo del nuevo milenio es considerada una de las realizadoras que mejor sabe retratar al universo femenino.

En términos cinematográficos, fue con Lo que ellas quieren, su film de 2000 que la consagró de manera exitosa en el mundo de Hollywood al alcanzar ganancias por más de 350 millones de dólares.

Quince años más tarde, con Pasante de moda, logra dirigir a Robert De Niro en otra producción que hace foco en el mundo de la moda en general y el de una mujer CEO de un sitio de Internet (Anne Hathaway) en particular.

«Haber trabajado con Robert fue un placer. Es uno de esos actores que saben llegar a donde se les pide y todo es más fácil con ellos», afirma la realizadora.

–En esta nueva película, el personaje de Robert De Niro impresiona al de Hathaway porque él sabe observar y escuchar. Esa parece ser una constante en tus films. ¿Creés que esa cualidad es difícil de encontrar en los hombres?

–Cuando escribí Lo que las mujeres quieren, había una línea del guión que decía: «Finalmente, un hombre que escucha.» Cuando comencé a realizar esta película estaba pensando en que al final de la película debía haber una secuencia de un hombre escuchando, como aprendiendo a convertirse en un hombre mejor. Bueno, Ben no sufre ese problema de no escuchar porque es un tipo abierto y no juzga. Es un amigo, una clase de amigo que a todos nos gustaría tener.

–Ben representa la era en que los hombres usaban trajes, algo que vos celebrás en la película. Como Jules, ¿a vos también te gustan los hombres trajeados?

–Sí, también. Pienso que lucen muy bien con sus trajes. Lamentablemente no se ven más hombres en Hollywood de esa manera, o al menos durante el día. Existe la vestimenta de viernes casuales, pero parece que todos los hombres se tomaron lo casual para todos los días. En esta película estoy dejando en claro que ese tipo de hombres, los que se vestían de traje, están desapareciendo de nuestros panoramas visuales. Y desde luego, un traje representa mucho más  que un traje, es más bien todo un símbolo.

–¿Por eso lanzás a un personaje como el de Ben a un espacio lleno de juventud y tecnología?

–¡Esos pendejos sabelotodo! (risas). ¡Sí! Parte de lo divertido de filmar y dirigir Pasante de moda fue lo que existe entre los chicos y la generación de Ben. Inclusive, él es bien diferente a los hombres de una generación antes que la suya. No lo veo a Ben como un tipo hippie en los años ’70. Definitivamente se trata de un hombre de la vieja escuela que es imposible de abordar desde otro punto que no sea lo clásico bien clásico. Es así y hay muchos como él todavía.