Sigue el juicio a represores

En el marco del IV juicio por delitos de lesa humanidad perpetrados en nuestra provincia,  se desarrolló una nueva instancia de testimoniales. A la audiencia debate comparecieron en calidad de testigos y víctimas, Vicente Antolín, Orlando Flores y Pedro Coria.

Los testimonios hablaron sobre las condiciones de detención en el Servicio Penitenciario Provincial y el rol de los exjueces mendocinos

En este marco, se expusieron las acciones implicadas por los exoficiales Bianchi, Linares y Barrios, como también lo propio con respecto al exjuez Max Petra Recabarren. Además, se aportaron datos sobre otras causas investigadas como el caso de Santiago Illa, actualmente desaparecido. La ronda testimonial continuará tras a un cuarto intermedio solicitado por el presidente del Tribunal, Alejandro Piña, el próximo de 6 agosto a las 11 con el testimonio de Reinaldo Puebla.

Vicente Antolín, aportó precisiones sobre su declaración realizada en el primer debate oral y público realizado el pasado 31 de marzo de 2011. Mediante la indagatoria realizada por los integrantes del Ministerio Fiscal Público y los abogados querellantes, dio detalles sobre las condiciones de cautiverio en la Penitenciaría

Para el año 1975, Antolín integraba el bloque sindical de Montoneros y era delegado del Departamento de Crédito del Banco Mendoza. Fue detenido el 29 de septiembre de ese año, llevado al D2 durante diez días y torturado a través de golpes y picanas.

Posteriormente fue llevado a la Penitenciaría Provincial donde solicitó denunciar las torturas recibidas en el D2. “Tenía toda la espalda negra, marcas de cigarrillos, y en ese estado pasé por el Juzgado”. Refiriéndose así a la inexistencia de un amparo judicial en aquel entonces. En la penitenciaría estuvo detenido hasta septiembre de 1976.

Antolín recordó que los traslados, dentro de la Penitenciaria, estaban signados por golpes y vejaciones. “Cuando asume el Teniente Naman García en julio del ‘76, hubo fuertes hechos violatorios, se ensañaban con algunos compañeros, entre ellos Di Benedetto y Rabanal”, declaró el testigo

Con respecto a diferentes episodios ocurridos en la Penitenciaría Provincial, Antolín brindó detalles sobre el caso Rabanal y Santiago Illa y aportó datos sobre otros compañeros con quienes compartió detención.

Durante su testimonio, Pablo Salinas, del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, ofreció el expediente con el prontuario de Antolín, conformado por varias hojas añosas como prueba, En ese documento, aparece una fotografía del testigo tomada en octubre del 75, con orden de intervención firmada por exjuez Luis Miret, y Romano, por entonces fiscal.

El testimonio finalizó al detallar sobre su paso por las cárceles de La Plata y Caceros, hasta conseguir su libertad en octubre de 1980.

El segundo testimonio fue el de Orlando Alfredo Flores, detenido el 26 de febrero de 1976. El riundo de San Rafael relató cómo aquella madrugada un grupo de oficiales irrumpió violentamente a su casa y junto a sus padres, una hermana y los hijos de ésta, fue llevado a la Infantería en San Rafael para ser interrogados contra un paredón, junto a otros detenidos.

Flores al no aparecer en la lista de Investigaciones de Infantería, todo el grupo recuperó la libertad, pero esa misma tarde, se presentó en su domicilio el exoficial Lavarta, quien le solicitó prestar declaración ante el Capitán Strudelgel en la Regional Segunda de San Rafael. Al llegar al lugar, quedó nuevamente detenido; maniatado y vendado en Infantería.

Orlando Flores pasó por la Penitenciaría Provincial desde el 16 de marzo hasta el 27 de marzo de 1977, pasando por el pabellón XI junto con Nilo Torrejón, Vicente Antolín, Fernando Rule y Guido Actis, entre las 24 personas que se encontraban en la misma celda.

Sobre las condiciones de detención en la Penitenciaría, expresó: “en las requisas destruían lo poco que teníamos y nos ponían con la frente contra la pared”, y mencionó a los exoficiales Bianchi, Linares, Barrios, Quenan y Bonafede como partícipes de estos hechos.

Con respecto a Santiago Illa, Flores manifestó haber sido testigo de la salida de éste, supuestamente en libertad. “A los quince días me entero, por el padre Latuf, que Illa no había llegado a la casa y que había desaparecido”, expresó.

El tercer testimonio fue brindado por Pedro Víctor Coria que abrió su declaración expresando: “paradójicamente hoy se cumplen 39 años de mi detención”.

Militante de la Juventud Peronista, fue detenido por personal policial junto a su hermano Daniel Mario Coria y Daniel Ignacio Paradiso, el 29 de julio de 1975 en la Penitenciaría de Mendoza. Luego fue trasladado a la Comisaría XVI de Las Heras, donde recordó dos ocasiones en las que fue llevado a un campo cercano para ser interrogado bajo tortura y picana.

Durante sus días de detención, fue llevado al Juzgado Nº 1 para dar declaración ante el exjuez Guzzo, ocasión en la cual se le asignó como abogado defensor de oficio al exjuez Max Petra Recabarren. Sobre éste último, Coria expresó: “El único contacto que tuve con mi abogado defensor fue al decirme: «Si te ha pasado algo es porque algo hiciste»”.

En la Penitenciaría pudo identificar al exoficial Quenan quien a finales de abril y principios de mayo, fue el encargado de informar a Santiago Illa sobre su libertad, hecho tras el cual se produce su desaparición.

Entre los penitenciarios implicados recordó a los exoficiales Bianchi, Barrios y Linares como los encargados de trasladarlos desde las celdas a las salas de torturas, conocida como “La peluquería”, considerada como “la guardia más agresiva”.

El testigo, además, relató uno de los traslados masivos, conocido como “el viaje de la muerte”, realizado a La Plata a finales de 1976. “En el ínterin nos robaban lo que podían. Llegué a la cárcel de La Plata con el pantalón en hilachas por los maltratos que recibimos en el viaje. Íbamos encadenados al piso, y en un momento determinado abrieron las compuertas, como una amenaza”, relató

Tras una extensa descripción de fechas y lugares de detención, el testigo mencionó además diferentes instancias en las que fue juzgado por tres Consejos de Guerra, acusado por faltar a la Ley 20.840 por tenencia de armas y asociación ilícita, de las cuales fue absuelto.

Pese a esto continuó detenido y trasladado a diferentes centros de detención durante los años siguientes hasta recuperar la libertad en 1983. De esta manera, desde 1981 fue trasladado a diferentes dependencias policiales del país pasando por Chaco, Neuquén, Rawson, Caseros y Devoto.

Finalmente, el 29 de julio de 1983 mediante un recurso de habeas corpus, a Coria le fue notificada su libertad bajo el régimen de libertad vigilada, recuperando plenamente la libertad el 19 de octubre ese año.