Trombofilia: el diagnóstico a tiempo puede salvar embarazos

Para una mujer que está buscando un hijo, las dos rayitas en el test de embarazo casero (o el signo positivo, porque en realidad ya los hay más sofisticados y pensados para la ansiedad de ese momento en que lo menos que podemos hacer es identificar si hay una o dos rayitas) es de las mejores noticias que seguramente podrá recibir.

Ahora, cuando el destino parece empeñarse en que ese hijo no llegue, al dolor de la pérdida de un embarazo, o de un parto prematuro con las complicaciones que eso significa, se le suma la duda del porqué. Es verdad, y las estadísticas lo indican, que un porcentaje de embarazos no prosperan por lo que se conoce como aberración cromosómica, una “falla” en el momento en que se unen la información genética del óvulo y el espermatozoide, que el propio organismo detecta y “desecha”.

Y pese a que otro gran porcentaje de abortos espontáneos tienen una causa (y muchas veces una solución), la medicina a veces parece empecinarse en dilatar estudios y, por ende, diagnósticos y en definitiva, soluciones.

Los trastornos de la coagulación son uno de esos casos en los que el “criterio médico” recomienda hacer el análisis para detectarlos recién (¡recién!) cuando la mujer haya perdido dos o más embarazos. ¿La causa? “Porque la trombofilia no representa un problema de salud pública en que la relación costo-beneficio justifique hacer el estudio a todas las mujeres. Además de dos pérdidas consecutivas de embarazos, deben evaluarse otros criterios para estudiar a la mujer para trombofilias”, aseguran los especialistas.