Neves va por los indecisos
Con una amplia sonrisa siempre en la boca y aires de seductor de telenovela, Neves logró remontar en los sondeos, en los que se había estrellado el pasado agosto coincidiendo con el surgimiento en la campaña de Marina Silva, quien fue nombrada candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) tras la muerte de Eduardo Campos en un accidente de avión.
Economista de 54 años, a quien los socialdemócratas consideran predestinado a la presidencia, mamó política desde la cuna. Es hijo del diputado Aécio da Cunha y nieto de Tancredo Neves, quien en 1985 fue el primer presidente civil electo en Brasil tras 21 años de dictadura militar, pero murió antes de asumir el mandato.
En su larga carrera política, Neves fue diputado, gobernador del estado de Minas Gerais y actualmente es senador por esa región, segundo mayor colegio electoral de Brasil y donde sigue teniendo gran influencia.
Al comienzo de la campaña electoral, Neves era el segundo en las encuestas, pero, tras la aparición de Marina Silva, se desinfló rápidamente y cayó hasta el tercer puesto y parecía casi desahuciado.
La recuperación de Neves se produjo prácticamente en la semana antes de las elecciones y sólo superó a Silva en los sondeos el sábado, en la víspera de la cita con las urnas.
Según analistas, el crecimiento de Neves se explica porque en la recta final supo convencer a los electores que quieren un cambio de color del gobierno y estaban indecisos, un factor que él espera que le favorezca en la segunda vuelta.
«Posiblemente está asustada porque no se preparó para enfrentarnos», declaró Neves en el día previo a las votaciones, en alusión a Rousseff, que durante la campaña se centró en arañar la imagen de Silva y minimizó las atenciones en el candidato del PSDB.
Políticamente, Neves se sitúa en la centro-derecha, de línea liberal y centró su campaña en atizar a Rousseff por los escándalos de corrupción en las empresas públicas brasileñas.
La idea de gobierno del socialdemócrata se inspira en el legado de su correligionario Fernando Henrique Cardoso, quien ocupó el cargo de presidente del país en dos mandatos consecutivos entre 1995 y 2002 y que es tildado de «neoliberal» por el Partido de los Trabajadores de Rousseff.
Neves prometió emular a Cardoso, que estabilizó la economía brasileña en un momento de grave crisis e hiperinflación, y se presentó como garante para impulsar el crecimiento del PBI, que está estancado, y controlar el alza de los precios.
El candidato opositor comenzó a forjar su carrera política en 1986, cuando asumió el primero de sus cuatro mandatos consecutivos como legislador en la cámara de los Diputados, de la que fue elegido presidente en 2001.
En 2002, fue elegido gobernador de Minas Gerais con cerca del 60% de los votos y en 2006 fue reelegido con un apoyo del 77 % del electorado.
En 2010 obtuvo un escaño en el Senado, mandato que todavía ostenta, con el respaldo de 7,5 millones de votantes.
Actualmente está casado en segundas nupcias con la modelo brasileña Leticia Weber, casi 20 años menor que él, con la que tiene una pareja de mellizos recién nacidos, Julia y Bernardo.