Clonan ovejas para la Patagonia
Lo que la naturaleza no da, la ciencia lo presta. La adaptación del dicho popular bien podría describir el objetivo de los miles de científicos en todo el mundo que tratan, a través de la biotecnología, de mejorar la vida humana. El argentino Adrián Mutto es uno de ellos y, a la vez, uno de los más destacados.
Hace tres años logró el primer vacuno clonado bitransgénico que produce leche materna, y hoy está a punto de iniciar un proyecto para multiplicar y mejorar genéticamente el ganado ovino de la Patagonia, golpeado por dos catástrofes: la sequía de 2009 y la erupción del volcán Puyehue, en 2011. «La idea es mejorar el plantel de animales de la región patagónica afectada, que es clave porque concentra el 67% de la ganadería ovina del país», explicó el investigador a Tiempo Argentino.
Se estima que unos 900 mil animales murieron entre la sequía y las cenizas que expulsó el volcán dos años más tarde. Semejante situación llevó a que se declarara a la zona norte de la Patagonia en estado de emergencia. Para tratar de paliar este problema, el investigador que el año pasado recibió el premio Bernardo Houssay del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva por el desarrollo de la vaca clonada Rosita ISA, se propuso repoblar la Patagonia con ayuda de la biotecnología.
Su idea consiste en inseminar ovejas en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas y el Instituto Tecnológico (IIB-INTECH), de Chascomús, y recuperar sus embriones para congelarlos y luego enviarlos a diferentes puntos de Chubut, Neuquén y Río Negro. De esa forma, asegura Mutto, «se resolverá el tema de la barrera sanitaria establecida a partir del Río Colorado, que impide el envío de animales en pie por ser zona libre de aftosa».
Para poder llevar a cabo este plan se construirá un Centro de Biotecnología Ovina en el predio de Chascomús, que comparten la Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el CONICET, lugar donde Mutto trabaja como jefe del laboratorio de reproducción y mejoramiento genético animal. El proyecto será financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y requerirá una inversión inicial de 1,3 millones de dólares.
«Mientras montamos el laboratorio, que va a estar listo a fin de año, estaremos capacitando a productores y veterinarios de la zona», señaló Mutto, para quien el objetivo más importante «no es recuperar los animales nacidos, sino aportar al conocimiento mediante capacitaciones para que luego, a esos productores capacitados, se les entreguen animales».
Según el doctor en Biotecnología y Biología Molecular, en el centro de Chascomús se producirán alrededor de 400 embriones y 2000 dosis de semen por año. Para ello tendrán que adaptar el predio del IIB-INTECH, que actualmente cuenta con un edificio de 5000 m2 de superficie cubierta y un campo experimental de 906 hectáreas.
Consultado por Tiempo Argentino sobre los tiempos que demandará el proyecto en mostrar sus frutos, Mutto precisó que «las primeras generaciones se van a ver en dos años aproximadamente, ya que los embriones que se producirán este año serán otorgados a los productores y recién en 2016 se podrá evaluar el impacto». Para que sea exitosa, no obstante, esta iniciativa deberá contar con la colaboración en territorio de organismos públicos locales, escuelas agrotécnicas y universidades.
«Estamos orgullosos del proyecto que desarrolló el doctor Mutto, un joven investigador egresado de nuestra casa. Porque el gran objetivo de la ciencia debe ser mejorar la vida de la gente», señaló el rector de la UNSAM, Carlos Ruta, al anunciar el proyecto. El valor de esta iniciativa no está sólo en los beneficios que traerá a la región patagónica, sino en su escalabilidad. «Por ahora es sólo ovinos, pero dentro de unos años nos expandiremos a otras especies domésticas», confirmó Mutto, con la esperanza de seguir aportando al desarrollo científico local.
Catástrofes. A raíz de la sequía del año 2009 y la erupción del volcán Puyehue en 2011, murieron unos 900 mil animales en la zona norte de la Patagonia, donde se concentra el equivalente a los dos tercios de la ganadería ovina de todo el país.