Alemania a cuartos de final
Los teutones triunfaron por 2-1 después de 120 minutos en los que debieron padecer a un gran rival. Müller y Özil marcaron los goles germanos que jugarán frente a Francia, mientras Djabou descontó para los africanos.
No hubo milagro, se dio la lógica y Alemania está en cuartos de final. Pero no le sobró nada. Argelia le jugó de igual a igual. Lo llevó al alargue e incluso pudo amargarlo. Fue dignísimo lo de los africanos. Pesó más la jerarquía, los nombres. Alemania ganó y nada más.
Sorprendió Argelia en el comienzo. Se paró frente a Alemania quitándole espacios y saliendo rápido con toques precisos para desnudar las falencias del fondo teutón. Los dirigidos por Löw tenían dificultades para generar el fútbol que les permite hacer diferencia y terminaban enredados en el esquema que les planteaban los argelinos.
No extrañó entonces que fuera Argelia el que promoviese las primeras sensaciones de gol. Un gol que no llegó solamente por la impericia de los encargados de definir y por cierta dosis de buena fortuna de los alemanes.
Alemania también se arrimó hasta M`Bolhi, pero más por el peso de sus individualidades que por el juego colectivo.
En el segundo tiempo, Argelia siguió planteando el golpe por golpe. No se amilanó ante la posibilidad de quedar al descubierto por irse demasiado arriba y el partido se hizo de ida y vuelta con situaciones de gol frente a los dos arcos. Mustafi, Slimani, Soudani y Ghoulam le comían la cabeza a los europeos. Por contrapartida, Schürrle, Müller, Lahm y Kroos ponían en rojo el área argelina.
Alemania apuró en los instantes finales de los 90 minutos, convirtió a M`Bolhi en figura, pero no logró evitar el alargue. Y Argelia incluso, hasta pudo definirlo de contra. Ya era hazaña de los africanos.
Pero la resistencia duró apenas un minuto del suplementario. Schürrle encontró el hueco necesario y Alemania abrió el partido. Parecía entonces que Alemania tendría ahora los espacios que no tuvo antes. Pero Argelia siguió jugando igual. Fue a buscarlo, tímidamente es cierto, estuvo cerca del empate, pero fue demasiado el esfuerzo, demasiada la entrega para llegar a un final sin piernas. El segundo gol de Alemania llegó precisamente por eso. El descuento fue un justo premio para un equipo que dejó todo y que no le alcanzó.
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