Murió Rodolfo Motta
El director técnico Rodolfo Motta, uno de los personajes más pintorescos y capaces del fútbol de ascenso, falleció este lunes luego de luchar varios años contra un tumor que ya había obligado a amputarle la pierna derecha un tiempo atrás.
Motta había nacido el 11 de julio de 1944 en Mataderos y este lunes a la tarde, en una clínica del barrio porteño de Palermo -donde estaba internado desde hacía algunas semanas luego de que el tumor se ramificara-, se apagó su sonrisa habitual y predisposición para hablar de su pasión: el fútbol.
La figura de Motta, pese a su larga trayectoria en el ascenso, está casi totalmente ligada a Nueva Chicago, donde desarrolló su carrera como futbolista, pero que también le dio el salto de calidad como entrenador.
Luego de sus primeros trabajos en una imprenta y una mimbrería de su natal barrio de Mataderos, Motta tuvo la chance de debutar con la camiseta «verdinegra» aunque no fue lo mejor.
«Siempre les hice frente a las adversidades. Cuando era futbolista, al tercer partido en la Primera de Nueva Chicago me quebré una pierna. Tuve otras lesiones, hasta me partieron el maxilar de un codazo cuando jugaba en Morón», sostuvo en su momento.
«Después, como técnico, me dieron varios equipos que estaban últimos en la tabla y los fui remontando. Ahora me tocó esto y yo lo que quiero es vivir para seguir compartiendo el cariño de mi familia y amigos; eso le dije al doctor Erick Pebe Pueyrredón, que fue quien me operó, un fenómeno», recordó Motta en una entrevista con el diario Clarín hace tres años, después de haber sufrido la amputación de su pierna.
Como técnico, tuvo una trayectoria extensa y sumó varias alegrías, como los ascensos con Nueva Chicago a Primera, en 2006, y Brown de Arrecifes a la B Nacional, en 2007.
Su currículum como entrenador incluyó, entre otros, a Estudiantes de Buenos Aires, Nueva Chicago, en cuatro etapas, Platense, Temperley, Racing de Córdoba, Ferro Carril Oeste y Chaco For Ever en la Argentina.
Entre su recorrido internacional, también se destacó su paso por Emelec, saliendo dos veces campeón en Ecuador, y Sporting Cristal de Perú.
Familiero al máximo, se dio el gusto de conformar una dupla técnica con uno de sus dos hijos, Pablo, al frente de Nueva Chicago, Platense y Almagro, antes de «soltarle» la mano para que pueda hacer su propia carrera.
Lo identificó, un largo tiempo, su larga melena rubia y enrulada, convirtiéndolo en un personaje singular, esos que se forjan en el ascenso y son queridos por todos los equipos.
En algún momento, también se caracterizó como «salvador» de equipos que buscaban eludir el descenso.
Amante de la táctica, le gustaba desarrollar sus ideas futbolísticas en largas charlas de café con sus amigos, aunque no dejaba de tener un don especial para la motivación.
Y ahí aparece una de sus más recordadas frases. En 2006, en la semana previa a una visita siempre complicada a La Bombonera para enfrentar a Boca, Motta usó el inflador anímico y se animó a comparar con el delantero César Carranza -hoy en Aldosivi de Mar del Plata- con Lionel Messi.
«Carranza es bajito, zurdo, habilidoso, tiene cosas parecidas a Messi y a mí me gusta», lanzó en una entrevista sabiendo que sus palabras iban a replicar por los medios.
Su muerte se lamentará mucho en el ascenso, pero, sobre todo, en Mataderos, donde los hinchas ya no podrán ovacionar ese pelo enrulado cada vez que aparezca en la cancha.