El proceso a Picolotti
Almuerzos, regalos de lujo, vuelos privados y cenas en restaurantes paquetes son algunas de las irregularidades que la jueza federal María Servini de Cubría detectó durante la gestión de Romina Picolotti al frente de la Secretaría de Medio Ambiente. Por ello, la procesó por administración fraudulenta en perjuicio del Estado, y tuvo en cuenta que fueron gastos injustificados en los cuales aparece la propia firma de la ex funcionaria.
Servini de Cubría decidió procesar a Picolotti y en la misma resolución, firmada el 18 de julio pasado (el último día hábil antes de la feria judicial de invierno) le trabó un embargo de 450 mil pesos.
En un exhaustivo análisis de documentación, la jueza detalló los gastos injustificados que van en La Orquídea el 8 de agosto de 2006 por 80 pesos en concepto de flores, pasando por compras de montos chicos en distintos comercios; comidas en Puerto Sorrento; Il Gato; y el Restaurante Sorrento; y gran cantidad de tickets de vuelo.
La resolución que tomó la jueza coincide con el procesamiento del ex titular de la Sedronar Ramón Granero por el ingreso descontrolado de efedrina a nuestro país; y con un allanamiento reciente a la AFA dispuesto por ella en la causa por supuestas irregularidades por el fútbol para todos; y ayer con el hallazgo del nieto de Estela de Carlotto, quien fue apropiado en la última dictadura militar de manos de Laura, la hija de la Fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo.
La investigación se inició en 2007 y a raíz de tres denuncias contra Picolotti, en una de ellas por el «despilfarro» del dinero que había en la Secretaría a su cargo.
Según la investigación que encaró la jueza, Picolotti habría utilizado dinero asignado al presupuesto de la Secretaría para solventar gastos personales y que eran injustificados entre julio de 2006 y diciembre de 2008. Además, se la acusa de haber utilizado el dinero para pagar viajes en avión a su grupo familiar (su cónyuge, sus hijos y hasta la mucama) y que más allá que estaban identificados como «desarraigo» no tenían justificación.
También por pagar vuelos privados en aviones chárter a personal de la secretaría. Ese dinero era parte de los fondos que el Ministerio de Economía giraba a la Fundación ArgenINTA, un satélite del INTA (Instituto Nacional de Teconología Agropecuaria) la cual manejaba el presupuesto de la Secretaría.
Picolotti al ser indagada por primera vez el 22 de marzo de 2011 aseguró que no cometió ningún delito, y sobre los vuelos privados que ella tomó los justificó por cuestiones de «urgencia», en tanto aquellos que utilizó en reiteradas veces personal a su cargo, ensayó que eso estaba permitido por la ley.
No obstante, en su procesamiento al que accedió Infobae, Servini de Cubría dijo que esos viajes por supuesto «desarraigo» no estaban justificados y que los mismos dan cuenta de un «desmanejo» de fondos públicos.
La jueza remarcó que «con sólo ver la cantidad de viajes realizados por Picolotti a Córdoba y que todos los viajes de sus hijos se hicieron en compañía de los padres» se cae el argumento sobre desarraigo que ella utilizó como excusa. Incluso en uno de ellos viajó la persona de nacionalidad norteamericana que tenía al cuidado a los hijos de ella.
Un ejemplo del «despilfarro» es por los viajes que hizo en 2006 una empleada de Picolotti, Stefanía Daveris, que la ex secretaria justificó como laboral. Pero Servini de Cubría, dijo que el contrato de ésta última con el Estado recién data de 2007 por lo que no se entiende por qué con dinero público se solventaron viajes desde un año antes.
Sobre el «desarraigo», Servini de Cubría derrumbó el argumento al tener en cuenta que el núcleo familiar de Picolotti se había mudado a Buenos Aires, a lo que se suma que los viajes en avión hacia Córdoba lo hacían «en masa de un lugar a otro».
En cuanto a los gastos Picolotti había dicho que lo fueron por motivos «funcionales» y en consecuencia, justificados. Del análisis de comprobante de gastos, la jueza acreditó que todos los días hábiles desde diciembre de 2006 a junio de 2007 «fueron abonados gastos de comida», amén que en fines de semana o feriados se solventaron «supuestos almuerzos o cenas de trabajo».
«Me pregunto cuál habrá sido el motivo funcional que justificó la compra de Sopas Quick» dijo Servini de Cubría, quien a la lista agregó: consumos en Burger King, compras en «Chocolatier Lion Dior», cena en «Jackie Steak» de Las Cañitas, almuerzos en «Crizia», las docenas de facturas y cafés comprados en la exclusiva «Panificadora Pesce»; o las gasesosas y sandwichs comprados en «Espacio Plaza S.A». Es una lista detallada que la magistrada detalló en el extenso procesamiento.