SMATA no quiere dirigentes de extrema izquierda

La dirigencia del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte (SMATA) tratará de mantener el control de todas las fábricas autopartistas. Allí donde activistas de extrema izquierda intentan ganar espacio, intentarán colocar delegados afines a la conducción.

Sucede que, ante la ola de despidos en la industria automotriz, el gremio que lidera Ricardo Pignanelli quedó en el ojo de la tormenta. Los trabajadores opositores al gremio denuncian la inacción del sindicato ante los despidos, y clama por el fin de las prácticas de «la burocracia sindical». Referenciados en agrupaciones de izquierda, parte de esos trabajadores tomaron la posta en cada conflicto y encabezaron las protestas, muchas de las cuales incluyeron piquetes y hasta la ocupación por la fuerza de las empresas.

La semana pasada, el secretario general del SMATA, Pignanelli, advirtió que detrás de los conflictos en las fábricas en las cuales tienen representación gremial está la extrema izquierda, según él, con malas intenciones: «Buscan en el enfrentamiento con la Policía, la Gendarmería o con los trabajadores que se produzca una desgracia», dijo en referencia a los grupos radicalizados en la autopartista Lear.

«Son fundamentalistas que con su accionar están poniendo en riesgo los puestos de trabajo», manifestó el adjunto Mario Manrique, otro hombre de peso del sindicato.

Manrique encabeza junto a Pignanelli la lista Verde -el oficialismo-, que intentará nuevamente deshacerse de la comisión interna de la planta de Pacheco con una nueva jugada: un día después de que la fábrica reabra sus puertas, convocó a una asamblea para tratar la revocatoria de los delegados «combativos», que reclaman la reincorporación de los 61 despedidos.

Será el segundo intento, porque tras una anterior asamblea que buscó desafectar a los representantes de izquierda, la Justicia falló a favor de los delegados y ordenó al SMATA reponer a la comisión interna.

«La gente nos pidió que hagamos la asamblea para revocarles el mandato. Si tienen la representatividad que dicen tener, que vengan a la asamblea», dijo Manrique desafiante.

Como es de esperar, los delegados de Lear no irán a la cita. Por el contrario, anoche impugnaron la convocatoria en el Ministerio de Trabajo. «Está repleta de irregularidades, es fraudulenta y amenazan a los compañeros con que si votan por nosotros se cierra la fábrica», dijo Rubén Matu, uno de los representantes. «¿De dónde sacaron las firmas para la asamblea si la fábrica estaba cerrada?, se preguntó. Y advirtió que es posible que hayan ido a «apretar» a las casas.

Otro de los focos de conflicto tendrá lugar en la planta de Volkswagen, donde la empresa ya aplicó suspensión del personal por la baja producción ante la caída de las ventas. El próximo jueves 28 los trabajadores elegirán a sus delegados. Y allí estará el SMATA tratando de contener el avance de los activistas de izquierda, e independientes.

Según informó el diario Clarín, de 130 representantes, hay 11 que son opositores a la conducción. El resto pertenece a la lista Verde, que, según denuncian «quiere limpiar la fábrica del activismo independiente». También contaron que en el interior de la planta pegaron carteles con las fotos de los 11 delegados y la leyenda «traidores».

El planteo de Pignanelli y el SMATA es compartido por el gobierno nacional y por las autoridades de la Provincia de Buenos Aires, que ven en determinados partidos la estrategia deliberada de buscar el conflicto permanente para posicionarse.

Mientras tanto, los despidos en la industria automotriz siguen sucediendo. Ayer, trascendió que la multinacional japonesa Honda echó a 9 trabajadores este mes de su planta de Florencio Varela, que se suman a un total de 20 en lo que va del año.