Ola de casos de gatillo fácil en Córdoba

La policía provincial persigue a los jóvenes pobres. En 2014 hubo 7 asesinatos en circunstancias poco claras. El jefe policial amenazó a un periodista.
Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. El conteo sistemático no amerita cálculos. En lo que va del 2014, en la provincia de Córdoba se llevan registrados siete episodios de jóvenes muertos en casos de “gatillo fácil”.
Desde el día que la policía cordobesa tomó la decisión de acuartelarse con sus armas desenfundadas a fines del 2013 para reclamar mejoras salariales, nada ha vuelto a ser lo que parecía que era entre la sociedad cordobesa y su propia policía, destaca revista Veintitrés.
Semejante desmadre social y político animó al gobernador José Manuel de la Sota a dar rienda suelta a una “política de seguridad” basada en un Código de Faltas –que la oposición cordobesa denuncia como inconstitucional– que usa a la figura del “merodeo” y la “portación de cara” como principales lineamientos para desplegar una sistemática política represiva, dirigida sobre todo hacia los jóvenes que viven en los barrios pobres de la ciudad mediterránea.
Días atrás, el ejemplo de la violencia institucional que se vive en “La Docta” lo dio el propio jefe de la policía provincial, Julio Cesar Suárez, que amenazó por celular al periodista Dante Leguizamón, del programa televisivo Justicia legítima. Leguizamón venía de cubrir una marcha de vecinos del barrio Los Cortaderos que gritaba “vecino, vecina, la yuta te asesina”, a raíz del asesinato de Alberto Fernando “Güere” Pellico.
En la madrugada del 26 de julio, Güere Pellico y Maximiliano Peralta salieron en moto a comprar una gaseosa. Güere manejaba sin su carnet de conducir cuando Maxi, que iba de acompañante, le señaló un control policial en el barrio Los Bulevares, al sur de la ciduad. Los jóvenes habrían decidido esquivarlo para que no les secuestraran la moto, lo que motivó a los uniformados Rubén Leiva y David Chávez a perseguirlos sin sirena de alto y a los tiros. “Sentí que un disparo me pasó cerca de la cabeza, entonces me tiré de la moto”, relató Peralta, quien resultó herido de un disparo, a Lucrecia Fernández, editora de Política Antirrepresiva del sitio Marcha.org.ar. El Güere no tuvo su suerte. Una de las balas impactó en la nuca del joven de 18 años.
El hecho ocurrió a una semana del asesinato de Miguel Ángel Torres, de 32 años, rematado de dos disparos en el pecho cuando salía de una librería en el barrio San Roque. El autor fue un comisario, dueño del local. La secta del gatillo alcanzó también a su sobrino, Lautaro Torres, de 16 años, asesinado el 13 de abril por una mujer policía de cuatro disparos: uno en la nuca, dos en sus pulmones y uno en el hombro. La versión policial habla de un intento de robo a la mujer y un intercambio de disparos. Sin embargo, testigos oculares vieron a Lautaro correr desarmado hasta caer muerto tras los disparos.
A esta serie de hechos lamentables se le suman los asesinatos de Exequiel Barraza, Ezequiel Ávila, Pablo Navarro y Cristian Guevara. Todos ocurridos en lo que va del 2014, con sobradas evidencias de la responsabilidad policial.