Un robot intentará aterrizar en un cometa
Operativo inédito en el espacio.Lo lanzará este miércoles la sonda Rosetta, de la Agencia Espacial Europea. Brindará información sobre el origen del Sistema Solar y la vida en la Tierra.
Desde el espacio lejano las señales tardan 28 minutos y 20 segundos en llegar a la Tierra, viajando a la velocidad de la luz. Por eso, solamente se sabrá si la misión tuvo éxito o terminó mal media hora más tarde. La apuesta es osada: hacer aterrizar un robot sobre un cometa que vuela a 55 mil kilómetros por hora en dirección al Sol. Esa carrera se juega ahora, a 510 millones de kilómetros de la Tierra y en el silencio absoluto. El intento de aterrizaje está previsto para este miércoles, a las 12.30 del mediodía argentino.
La misión de la Agencia Europea del Espacio (ESA) es un hito en la historia y podría arrojar datos sobre la formación del Sistema Solar, que ocurrió hace 4.600 millones de años. Nunca antes una nave se había acercado tanto a un cometa para dar vueltas a su alrededor. El robot pesa 100 kilos y se llama Philae. Viaja dentro de la nave Rosetta, de la que se separará siete horas antes de impactar en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko (para sintetizar, lo llaman «Chury»), un gigante de cuatro kilómetros de diámetro. En ese momento, Philae estará a 22,5 kilómetros de distancia del núcleo del cometa.
«Estamos entusiasmados porque, por fin, se acerca el día del descenso, pero también nerviosos porque nada es fácil en lo que vamos a hacer», confesó Laurence O’Rourke, coordinador de operaciones de la ESA. La aventura empezó hace 10 años. Rosetta fue lanzada al espacio el 2 de marzo de 2004. Pasó una década buscando llegar al punto de contacto con «Chury». En septiembre, ya envió fotos de altísima resolución tomadas a sólo 62 kilómetros de distancia.
¿Cuál es el objetivo del proyecto? Tomar muestras de materia orgánica del cuerpo celeste, que podrían encerrar las claves para comprender la aparición de la vida en la Tierra, monitorear in situ los cambios que el cuerpo sufre en su viaje hacia el Sol, particularmente la transformaciones que le provoca el aumento de la radiación solar.
«Los cometas son los objetos más primitivos del Sistema Solar. Vivieron la inmensa mayoría de sus vidas muy lejos del Sol», explica el astrofísico Francis Rocard, que colabora en la misión. «La materia que los compone no se calentó y por esa razón no se modificó; guardamos en el congelador durante casi 4.560 millones de años la materia original que formó los planetas», aclara. Los cometas son cuerpos ricos en gases congelados, entre ellos el agua. Por eso, el origen de la vida en la Tierra podría explicarse por el impacto de estos cuerpos errantes. Ya en 2006 la sonda Stardust había traído de regreso polvo de cometas que contenía glicina, un aminoácido elemental de las proteínas.
«Estos cuerpos son también los objetos más ricos en carbono, cuya parte refractaria -es decir la que permanece en estado sólido a la temperatura actual del cometa- presenta una forma molecular desconocida. Estas cadenas carbonadas complejas nos interesan porque se necesita una química orgánica compleja para fabricar la vida», amplía Rocard.
La carrera en el infinito sigue desde el 6 de agosto, cuando la nave empezó a dar vueltas sobre «Chury». Los técnicos eligieron el lugar de aterrizaje con las primeras fotos que envió Rosetta. Será en una zona bautizada como Agilkia que tiene zonas planas, pero al mismo tiempo áreas con rocas de hielo y polvo, cráteres y precipicios. Como no hay chances de acertar en el lugar exacto del descenso, el robot Philae podría caer sobre una roca o una pendiente de más de 30 grados. Si se diera ese supuesto, en lugar de fijarse al suelo, rodaría. El final sería catastrófico. Si el operativo tiene éxito, Philae enviará información sobre el cometa durante 6 meses.
Desde 11 horas antes de la separación del Philae hasta 60 minutos antes de empezar la operación, habrá cuatro momentos en los que los controladores en Tierra, en un centro de la ESA en Colonia, Alemania, tendrán que emitir órdenes a la nave para continuar la misión o abortarla. Dependerá de la información que envíe la sonda espacial sobre su propio estado y la trayectoria del cometa, entre otras variables. También se monitorea la actividad en la cola del cometa, ya que ése cúmulo de gases y polvo aumenta al acercarse al Sol. La carrera continúa.