Estas caras manejan el fútbol actual
Boca, River y San Lorenzo se diferencian del bloque de cinco históricos y se despegan con claridad del grondonismo. Con apoyo de clubes medianos se abre camino en un año electoral en que la conducción busca la unidad sin candidatos.
Boca y River por su peso propio, y San Lorenzo engordado por ser el campeón de América y único argentino en el Mundial de Clubes -para jugar a que en el fútbol solo importa la pelota-, son la cabeza de un bloque díscolo que los grondonistas llaman traidores. Marcelo Tinelli opera sin pisar AFA, donde Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio llevan la voz cantante.
Con el apoyo de Vélez, Newell’s y Belgrano y otros tentados como Central y Godoy Cruz, los tres grandes se diferenciaron definitivamente del resto cuando intentaron bajar el torneo de 30 y marcaron la agenda hasta el final del año: la reforma del estatuto de diciembre tendrá su impronta, a la medida de sus inquietudes y necesidades.
Independiente y Racing quedaron afuera: el Rojo porque su hombre fuerte en AFA, Noray Nakis, es grondonista y La Academia porque su titular, aunque se avecinan las elecciones está alineado al Gobierno, que espera que se cumpla el torno de 30 sin modificaciones.
¿Por qué los clubes del interior se encolumnan detrás de los tres grandes, junto con Vélez? Primero porque los une el antigrondonismo, histórico o residual, y segundo porque ven la oportunidad de sacar ventaja, como «grandes del interior» sobre los chicos del área metropolitana que venden menos entradas, tienen menor audiencia y no cuentan con una masa societaria importante.
Como todo grupo poderoso, captó en principio del resto a la hora de encontrar un foco sensible como el dinero: al parecer a grondonistas y traidores les parece bien que los 10 ascendidos para el próximo torneo cobren lo mismo por derecho de televisación que en la B Nacional. Lo que divide las posiciones es la reforma del estatuto a la medida de los díscolos, que le saca los derechos de voto a los 10 nuevos en el Comité Ejecutivo porque sería el primer paso para erosionar la estructura de poder que modeló Julio Grondona y que levanta como estandarte el grondonismo, que bautizó al nuevo grupo como «los traidores».
Para que el Comité Ejecutivo no considere a clubes que pertenecen a la Primera División, tendrán que reformar el estatuto. Para hacerlo, está prevista una reunión extraordinaria en diciembre, pero ese tema no está en la orden del día, ya que lo único que se plantea para esa oportunidad es la reforma de elecciones indefinidas para el presidente, que se adecuará a dos mandatos, consecutivos o no. La guerra está declarada y con el apoyo conveniente, los díscolos –o traidores- pueden patear el tablero que se mantuvo en equilibrio por 30 años.