Con el pasaporte en mano
La noche del José Amalfitani tuvo ese particular olor a despedida, un aroma que desató Lucas Pratto después del triunfo con un doblete suyo frente a Defensa y Justicia: «La idea es ir a jugar al exterior».
La carrera de Pratto fue tan extraña como su físico, un portento que inspiraba torpeza pero ejecutaba movimientos con una destreza inesperada. Protegido por Martín Palermo, hizo las inferiores en Boca pero dio sus primeros pasos en Primera División con la camiseta de Tigre.
Se fue a Noruega y jugó en Unión antes de recalar en la Universidad Católica, donde mostró su mejor versión a nivel internacional y atrapó la atención del Genoa italiano. Sin minutos, llegó a Vélez encarnando una incertidumbre y una apuesta.