El cerrajero de Nisman
Los testimonios del cerrajero que permitió el acceso al departamento y del médico se sumaron al hallazgo de una «tercera puerta» y a la nueva pericia del arma.
La puerta de servicio del departamento del edificio Le Parc en el que vivía el fiscal federal Alberto Nisman estaba cerrada con llave poco antes de que el cuerpo sin vida fuera hallado por la madre y un custodio. Pero el cerrajero que la abrió declaró que cuando fue convocado, la puerta no estaba cerrada, aunque la llave estaba colocada del lado de adentro. Y no mintió.
¿Entonces? ¿Se puede ser y no ser al mismo tiempo? Filosóficamente no, pero en el marco de la investigación por la muerte del fiscal de la causa AMIA, que el miércoles de la semana anterior había acusado a la presidenta de la Nación de encubrir a los iraníes presuntos responsables del atentado a cambio de un acuerdo económico de petróleo por granos y carne, ambas afirmaciones que parecen contradictorias son ciertas. Y no se contradicen, reveló Tiempo Argentino.
El cerrajero, identificado por su nombre de pila, Walter, dijo ante una maraña de periodistas en el acceso al edificio en el que trabaja la fiscal Viviana Fein: «La puerta de servicio estaba abierta, empujé la llave y entré en dos minutos.» Eso fue exactamente lo que él hizo.
Pero la puerta de servicio tiene una doble cerradura. Cuando Sara, la madre del fiscal Nisman, fue convocada por los custodios ante los llamados sin respuesta al interior del departamento en el que vivía su hijo, concurrió con su propio juego de llaves. Llegó hasta la puerta de servicio y con esas llaves abrió la cerradura superior, que sí estaba con llave. Pero cuando quiso hacer lo mismo con la inferior, no pudo. Si bien no estaba activada la cerradura, la llave estaba colocada del lado de adentro. Para alguien nervioso, angustiado y sin habilidad para destrabar cerraduras, acceder al departamento fue imposible. Por eso llamaron a Walter.
Un detalle que había pasado inadvertido altera todo el relato de la secuencia. No es un dato menor, y en una jornada en la que surgieron de la investigación nubarrones de dudas sobre cómo murió Nisman, el detalle de la puerta se erige en fundamental. Si la puerta hubiera estado efectivamente abierta, la posibilidad de que alguien hubiera estado en el departamento, salido por allí y cerrado dejando la llave del lado de adentro era perfectamente posible. Pero antes de que fuera convocado Walter, la puerta estaba cerrada con llave.
La propia madre del fiscal Nisman lo declaró ante la fiscal Fein. Y lo corroboraron los custodios que la acompañaron en ese duro trance de acceder al departamento en el que su hijo yacía sin vida.
En la tarde del domingo, Sara subió con uno de los custodios por el ascensor de servicio, pero no pudo ingresar al departamento del 13º piso. Entonces intentó por la puerta principal, que se abre con un código alfanumérico, como los mecanismos de algunas cajas fuertes. La mujer ingresó la combinación que creía recordar de memoria, pero la puerta no se abrió. Tras un par de intentos, un custodio la llevó hasta su casa, en la zona norte del Gran Buenos Aires, para buscar una agenda en la que tenía anotada la clave. Si bien coincidía con lo que ella recordaba, la puerta siguió sin abrirse. La fiscal investiga ahora si Nisman la cambió, y en tal caso cuándo y por qué lo hizo.
Avanzada la tarde y ante la imposibilidad de entrar, sospechando ya que algo malo había ocurrido, convocaron al cerrajero, quien con su ductilidad y experiencia rápidamente concluyó un trabajo que, para él, resultó fácil. La cerradura que liberó estaba sin llave; la que estaba con llave era la otra, que horas antes había abierto la madre del difunto fiscal.
Ayer trascendió también que una nueva inspección en el departamento permitió encontrar un estrecho pasillo por el que eventualmente se podía acceder al living del lugar en el que residía Nisman.
Se trata de un pasadizo que comunica el departamento en el que habitaba Nisman con el que está enfrentado, espacio aéreo de por medio, y en el que están ubicados equipos de aire acondicionado. Es un estrecho desfiladero; los equipos de aire acondicionado están situados contra una larga pared y hay sobre el lado opuesto una suerte de barral de protección, por el que se desplazan –por ejemplo– los técnicos que son convocados a reparar los equipos de refrigeración. A ese pasillo se accede desde el interior de los departamentos enfrentados, por sendas puertas muy pequeñas. En un extremo está el departamento en el que vivía Nisman, y del otro, el del vecino de enfrente, un ciudadano extranjero ya identificado y al que probablemente la fiscal convoque a declarar en los próximos días para establecer si estaba en su casa el domingo y si vio u observó algo que le llamara la atención.
Allí, los investigadores detectaron una pisada de apariencia reciente en el piso. Y sobre el barral de protección, una huella digital. Para determinar a quien corresponden, la fiscal pidió a la administración del edificio un informe sobre servicios de reparación o mantenimiento de la refrigeración realizados en ese u otros pisos cercanos en fechas recientes.
La situación de la puerta de servicio y el pasadizo en el que nadie había reparado parecieron sembrar dudas sobre lo que verdaderamente ocurrió el domingo por la mañana en ese departamento. Sin embargo, y más allá de esos y otros detalles que aún permanecen sin respuestas, de momento nada consiguió alterar la hipótesis principal en torno a la cual gira la investigación: Nisman se suicidó.
La otra prueba que se aguarda con expectativa, el peritaje sobre el arma que causó la muerte de Nisman para determinar si, accionada por otra persona, deja impregnaciones detectables en un «barrido electrónico», se demorará algunos días, revelaron allegados al expediente. El examen en la mano derecha de Nisman dio resultado negativo. En cuanto a las cámaras de seguridad, la fiscal a cargo de la investigación aún no recibió informe alguno.
Ayer continuaron desfilando testigos por la sede del Ministerio Público Fiscal situada en la calle Tucumán 966, de esta Capital. Entre ellos, el fiscal federal Carlos Stornelli, quien manifestó su «percepción» sobre un Nisman «asustado», pese a que su difunto colega nunca le refirió tal estado. También regresó a la fiscalía la jueza federal de San Isidro y ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, para concretar formalmente lo que ya había anunciado de manera verbal: su decisión de convertirse en querellante, en nombre de las dos hijas menores de edad que tenía la disuelta pareja.
El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, quien está de turno durante la feria judicial, convocó ayer a su despacho a la jueza Fabiana Palmaghini, quien está a cargo del expediente, junto con la fiscal. Lo hizo para brindarle su respaldo en la investigación y para anunciarle que tiene a disposición los recursos materiales y económicos que necesiten para esclarecer las razones de la muerte del fiscal Nisman.
Mensaje de la iglesia
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) emitió un comunicado en el que expresó su «conmoción» por la muerte del fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, y pidió «superar las sombras de impunidad que dañan la salud de la democracia».
«Como pastores compartimos la conmoción, perplejidad e incertidumbre que en estos días afectan a los argentinos. No obstante, confiamos en las instituciones de la República, para superar las sombras de impunidad que dañan la salud de la democracia», indica el texto.
Los obispos apelaron a las autoridades y a la dirigencia política «a poner todo el esfuerzo, honestidad y capacidad investigativa, para alcanzar la verdad, única base de la justicia».
Además, citaron un documento anterior difundido en vísperas al Bicentenario en el que sostienen que «la falta de verdad despierta profunda desconfianza y termina dañando el tejido social».
«Como Nación soberana necesitamos estar a la altura de las exigencias judiciales e institucionales, para que este doloroso acontecimiento sea esclarecido. En estos momentos alentamos a mantener serenidad y cautela en los juicios, firmeza y perseverancia en la búsqueda de la verdad», continúa el texto. «Con fe y esperanza, volvemos nuestra mirada a la Virgen de Luján, para que ella nos siga acompañando en la construcción de una Patria unida, justa y pacificada», concluye.
Instantáneas de la jornada
Otros indicios, el mismo enigma
Por qué el cerrajero dijo que la puerta de servicio estaba abierta, cuando estaba cerrada, y no mintió. Los elementos que trajo el pasadizo. Los dos auxilios del SAME, ambos infructuosos. Y el relato de la empresa de medicina privada del fiscal, que también acudió a su domicilio.
El cerrajero- «La puerta de servicio estaba abierta, empujé la llave y entré en dos minutos.» Walter, camisa abierta, pecho al aire, actitud de galán, se jactó de haber resuelto en un santiamén el cometido que le encargó la mamá del fiscal. Pero, en rigor, la puerta no estaba abierta. Tenía una doble cerradura. Y la mujer, antes de convocar al especialista, había abierto el cerrojo superior y no había logrado hacerlo con el de abajo porque se topó con la llave colocada del otro lado, aunque sin que el cerrojo estuviera echado. Esto fue constatado por el equipo de seguridad que acompañó a la madre de Nisman en todo momento.
El pasadizo – Se trata de un espacio destinado a los equipos de refrigeración de los departamentos. Este lugar, que hasta anteayer había pasado desapercibido, despertó el interés judicial y periodístico luego de que fueran halladas una pisada y una huella digital. El pasadizo comunicaría la unidad de Nisman con la de un vecino.
SAME y Swiss Medical – El Ministerio porteño de Salud informó los horarios de los dos pedidos de auxilio que recibió entre la noche del domingo y la madrugada del lunes, ambos infructuosos. A su vez, el titular de Swiss Medical, Claudio Belocopitt, contó que «llamó la madre» de Nisman a esa empresa «con la convicción» de que su hijo «estaba fallecido». «El médico intenta abrir la puerta (del baño) pero estaba trabada con el cuerpo. Lo ve sin vida a través del espacio que quedaba y no toca nada.»