Se viene el primer debate presidencial
El Congreso trabaja en un proyecto para que los debates sean obligatorios. Mientras tanto, una ONG organiza uno para noviembre. ¿Por qué debatir debe ser una obligación? En INFOnews el análisis de legisladores, ONG y politólogos.
Desde 1987 hasta la actualidad, más de la mitad de las provincias han realizado debates televisados de candidatos a gobernador. En 2003, la Televisión Pública realizó un debate de candidatos a jefe de gobierno de la Ciudad. El canal TN también hizo debates de candidatos a jefe de gobierno, a cargos legislativos locales y nacionales, inclusive en las PASO de 2013. Sin embargo, al no ser obligatorio, siempre surgen dudas.
Que el canal operó a favor de alguno de los postulantes, que el tiempo brindado no fue el mismo para todos, que las luces del estudio beneficiaron a unos sobre otros; son los reclamos que suelen escucharse. La obligatoriedad de esta práctica permitiría terminar con estas especulaciones.
¿Debate para octubre?
Argentina Debate es una ONG que busca visibilizar el valor del debate político y lo considera “una asignatura pendiente de nuestra democracia”. Por eso, están organizando el primer debate presidencial de la historia argentina, para el próximo 4 de octubre. La propuesta contempla a todos los candidatos que superen las primarias y el debate en sí durará entre una hora y media y dos. Podría hacerse en la Facultad de Derecho de la UBA o la Biblioteca Nacional. La moderación y las preguntas, serán definidas por un grupo de figuras periodísticas.
Varios precandidatos como Mauricio Macri, Sergio Massa, y Margarita Stolbizer manifestaron su voluntad de participar de la convocatoria, aunque por ahora no hay nada confirmado. En los debates organizados por canales privados, se estila la firma de un acuerdo por el que los candidatos asumen el compromiso de participar. Pero, por ahora, Argentina Debate, mantiene charlas y conversaciones con los presidenciables. El objetivo de la ONG es “institucionalizar” el debate.
“La institucionalización implicaría que exista una consistente demanda social que incentive a los candidatos a debatir por primera vez” explicó a INFOnews Hernán Charosky, Coordinador General de Argentina Debate. “Esta demanda debería volverse una expectativa para que los debates formen parte de las campañas presidenciales futuras. Argentina tiene una cultura de debate electoral. Más de la mitad de las provincias han realizado aunque sea un debate para gobernadores o legisladores. Recientemente hemos visto debates en Salta, Mendoza, Córdoba, Río Negro y Santa Fe”, ejemplificó Charosky.
¿El debate define el voto? “No hay evidencia concluyente sobre un efecto general del debate sobre la opción electoral. Sin embargo, hubo casos en los que el debate dio la oportunidad de definir los perfiles de los candidatos y de su competencia. Un buen ejemplo es lo que ocurrió en los debates de primera vuelta en Brasil, en los que participaron todos los que competían, y que aportó a una redefinición de la relación entre Dilma, Aecio y Marina” explicó el director de Argentina Debate.
Un relevamiento realizado en todo el país por la empresa Ipsos, Mora y Araujo reveló que el 78% de los argentinos considera que es importante que se lleve a cabo un debate presidencial de cara a las elecciones generales de 2015, a la vez que un 71% miraría el debate en caso de ser televisado.
Fortalezas y debilidades
“En todo debate, influye mucho el liderazgo carismático del candidato” aseguró a INFOnewsla politóloga y consultora política Bárbara Bravi. “La idea del formato es transmitir de manera simple, clara y resumida, un mensaje. Pero también se transmite una imagen”, analizó la politóloga. Así, los debates revelan más la capacidad de argumentar de los políticos, que de gobernar un país.
No hay dudas que este formato fortalece la “consolidación democrática porque permite un acercamiento entre los candidatos y los ciudadanos. Pero me hace ruido que son tradiciones sin anclaje en nuestro sistema político”, expresó Bravi.
El primer debate televisado de la historia fue en 1960, entre Richard Nixon y John Fitzgerald Kennedy. La espontaneidad de Kennedy contrastaba frente a la parquedad de un Nixon, bastante mayor, a quien se vio sudar frente a las cámaras. Para muchos, es imagen fue clave en el resultado de la elección, que dio como ganador a Kennedy. Desde 1960, los debates son un hábito para candidatos y ciudadanos en EEUU: son lo más visto después del Super Bowl (la final de fútbol americano).
Uno de los problemas del debate es que “se busca un ganador” aunque “es difícil medir si los debates influyen a la hora del voto” de los ciudadanos, expresó Bravi. La mayor riqueza “está en la posibilidad de instalar temas de agenda”, que se hablarán una vez terminado el debate. Otra fortaleza es que dan visibilidad a los partidos más pequeños. “Suponiendo que la izquierda supere las PASO y lleguen al debate, hay mucha gente que no conoce la cara de los candidatos y esta instancia los ayuda a ganar notoriedad”, explicó Bravi.
Este formato de discusión política, que vienen ganando terreno en Argentina, tiene anclaje en un esquema donde los candidatos son, además de políticos, mediáticos. “Quizá les interesa más ser invitados al programa de Marcelo Tinelli que asistir a un debate presidencial” analizó Bravi. “Las audiencias del debate, son ciudadanos informados, interesados en política”. En cambio, desde Showmatch, los candidatos pueden llegar a un público más amplio.
A las pruebas se remite este artículo: Scioli, Macri y Massa asistieron al primer programa del año de Tinelli. Pero no logran llegar a un acuerdo sobre el debate. «Discutiría con Macriporque es una visión de país que se contrapone con la mía” dijo el gobernador, al tiempo que descartó una discusión con el dirigente del Frente Renovador.
Para Laura Ferrandi, directora del Estudio Ferrandi, especializado en consultoría y comunicación política «los debates contribuyen a la legitimación del sistema político y democrático, a través del intercambio y de las disputas por las ideas». Sin embargo, desde otros enfoques «los debates son también pensados en términos instrumentales, donde se prioriza la tecnología mediática y el marketing político. Desde este punto de vista, algunos de los actores que intervienen en el proceso de realización del debate, no priorizan la construcción democrática y ciudadana, sino que reducen esta instancia a un mero show especulativo y mediático», consideró la politóloga.
Muchos de los debates fallidos se frustraron por los candidatos. Acostumbrados a discursos armados y a escenarios que pueden manejar a su gusto; la instancia del debate aparece como un lugar de fuerte exposición donde lo que se diga o haga, podría definir el voto. Sin embargo, hay ejemplos en el mundo donde hubo claros “ganadores” al momento del debate –por su exposición y claridad- que a la hora de la contienda electoral perdieron. Los expertos en comunicación señalan que, antes de definir un voto, el debate es un derecho –a la información- que tiene el elector para conocer los candidatos.