Megajuicio: “Nunca tuvimos respuestas de nadie”
Lo expresó Azucena del Valle Oviedo al declarar en la causa que investiga el asesinato de su hermano Manuel. Además declararon Luis Passardi y Humberto Zingaretti sobre secuestros ilegales y desapariciones cometidas en la última dictadura cívico militar.
En una nueva jornada del IV Juicio por delitos de lesa humanidad se contó con las declaraciones de Luis Passardi, Azucena del Valle Oviedo y Humberto Zingaretti. Los testimonios aportaron datos sobre detenciones ilegales y homicidios cometidos en 1975 y 1976.
En su declaración, Luis Passardi relató al tribunal sobre dos episodios en los que resultó detenido ilegalmente. La primera de sus detenciones se produjo a fines de 1976, cuando cursaba primer año en la Universidad Tecnológica Nacional (U.T.N.). El testigo recordó que para ese año la actividad política estudiantil mermó drásticamente tras producirse el golpe cívico militar y afirmó que “entre los estudiantes había informantes”.
La noche de su detención, un grupo de civiles arribaron a su vivienda y sin darle explicaciones, lo llevaron al centro clandestino de detención D2. Allí fue interrogado sobre su ex cuñado, Rubén Ricci, quien tras realizar un trámite en el Palacio Policial también había quedado detenido. El testigo recordó que en el interrogatorio negó el vínculo para proteger a su hermana. A pesar de esto, Luis pasó tres días en cautiverio.
Este antecedente influyó en su segunda detención producida en 1979. En esa ocasión, las fuerzas policiales realizaban un operativo de control de tránsito con la orden de detener a todos autos blancos. Casualmente, Luis se movilizaba en un auto blanco, por lo cual volvió al D2.
“Mucha gente estaba detenida sin pertenecer a ninguna agrupación”, recordó Luis, quien además expresó que a los tres uniformados implicados en sus detenciones pudo reconocerlos posteriormente cumpliendo otras funciones fuera de la fuerza.
Tras este testimonio declaró Azucena del Valle Oviedo sobre el secuestro y posterior asesinato de su hermano Manuel. Manuel Oviedo tenía 28 años, trabajaba temporalmente en una fábrica de conservas, vivía con sus padres en San Martín y – según la testigo- no participaba en actividades sindicales o gremiales. “Manuel era un chico muy reservado”, recordó Azucena.
Según lo declarado, el 12 de agosto de 1975 Manuel salió temprano de su casa y al llegar a la ruta 60 fue interceptado por un vehículo con cuatro personas a bordo. “Los vecinos vieron que a Manuel lo llamaron desde un auto y lo subieron. Pero él era muy desconfiado, por eso creemos que conocía a alguien”, expresó la testigo.
Al tomar conocimiento sobre este hecho, la familia Oviedo realizó numerosas denuncias a comisarías y las correspondientes presentaciones de habeas corpus. “Pasaron los días y recién a los nueves meses pudimos encontrarlo, pero sólo encontramos sus huesos”, relató Azucena y agregó: “Su cuerpo apareció camino a Ñancuñam, con un tiro en la nuca”.