El Barcelona también pierde
Tras el histórico partido frente al Sevilla, en el que el Barcelona tuvo que sufrir más de lo pensado para quedarse con el mayor título de Europa, el conjunto de Luis Enrique viajó al País Vasco con la intención de sacar una buena ventaja en la ida de la Supercopa de España, frente al Athletic de Bilbao.
Cerca de 50.000 personas arribaron al San Mamés para observar el sorpresivo comienzo que tuvo el espectáculo. La agresividad del dueño de casa desconcertó al «Culé», y antes de llegar al primer cuarto de hora un grosero error de Marc-André ter Stegen le permitió a San José establecer el 1 a 0.
La jerarquía de Lionel Messi, Luis Suárez y Pedro no parecía ser suficiente para que el «Blaugrana» reaccione, dado que el inteligente esquema propuesto por Ernesto Valverde atentaba contra las ideas de los catalanes. Además, cuando el rosarino tuvo la mínima oportunidad de emparejar las acciones mediante algún tiro libre, Gorka Iraizoz evitó el tanto.
En el inicio del complemento, una combinación entre el uruguayo y el canario volvió a poner en jaque a la zona albirroja, pero el travesaño jugó a favor del local. Así mismo, la «Pulga» también volvió a generarse espacios para exigir al ex Espanyol, quien volvió a lucirse con una maniobra extraordinaria.
En cambio, los vascos se mostraron mucho más efectivos, dado que un enorme despliegue de Sabin por la banda izquierda le sirvió a Aduriz para estirar la diferencia. Fue un nuevo golpe para el Barcelona, que a pesar del ingreso de Andrés Iniesta no encontraba respuestas.
Las desinteligencias defensivas, las pérdidas de las marcas y los constantes gestos de fastidio representaban a un desconocido conjunto catalán, que resignó las esperanzas cuando el atacante de San Sebastián transformó la victoria en goleada: 3 a 0.
La infracción innecesaria que cometió Dani Alves en un córner que aparentaba estar controlado sentenció uno de los peores papelones blaugranas de los últimos tiempos. A través del penal, Aduriz festejó el 4 a 0 y confirmó la preocupación que se había despertado en Luis Enrique: en dos partidos sus dirigidos recibieron ocho goles.
Si bien todavía resta la revancha en el Camp Nou, y el Barcelona ha demostrado una gran capacidad goleadora, los catalanes deberán resolver sus inconvenientes defensivos para mantener las esperanzas de un nuevo título y afrontar una Liga que tendrá a los equipos madrileños como principales animadores.