La crisis de refugiados desata tensiones entre los países de la UE
El agravamiento de la crisis de refugiados reeditó viejas divisiones en Europa, con Alemania y Francia presionando a los países que se niegan a dar, Austria exigiendo sanciones y Hungría protestando por las críticas a su valla fronteriza anti migrantes.
Un día después de que la Unión Europea (UE) convocara una cumbre ministerial para abordar una crisis a la que se ha respondido con parches unilaterales, disuasión y represión, la ONU insistió en que el bloque debe acordar un plan de acción común, acoger a los refugiados y tratar a los migrantes con respeto.
Además, en Berlín, la canciller alemana, Angela Merkel, volvió a llamar hoy a la UE a estar a la altura de las circunstancias y dijo que en la cumbre del mes próximo su país y Francia impulsarán un plan de reparto obligatorio de refugiados que ya había sido rechazado por varias otras naciones del bloque el mes pasado.
«Si Europa fracasa en esta cuestión de los refugiados, si se rompe este vínculo estrecho con los derechos universales, entonces no será la Europa que habíamos deseado», afirmó, apelando a los principios fundacionales del bloque e instando al resto de sus integrantes a aceptar su parte de solicitantes de asilo.
Merkel agregó que, en la cumbre de ministros del Interior europeos del 14 de septiembre, Alemania y Francia presentarán un plan de acción que incluye el reparto de refugiados por cuotas vinculantes entre los países de la UE teniendo en cuenta su volumen de población y su fortaleza económica.
Las palabras de Merkel echan los cimientos para un nuevo choque dentro del bloque, luego de que, a fines de julio, otra cumbre de ministros del Interior fracasara a la hora de acordar este sistema de cuotas, con países como la República Checa, Polonia e Hungría contrarios a recibir siquiera a un solo refugiado.
Además, la propuesta franco-alemana para afrontar la crisis de los refugiados contempla asimismo una redefinición de los países de origen considerados seguros y la intensificación de los esfuerzos diplomáticos para estabilizar naciones y tratar de frenar conflictos como el de Siria, agregó la jefa de gobierno alemana.
Además, en alusión a Eslovaquia, uno de los que se opuso a las cuotas, resaltó que no acepta excusas de países que pidieron no aceptar refugiados musulmanes porque son de mayoría católica.
Eslovaquia rechazó las críticas.
El primer ministro eslovaco, Robert Fico, dijo hoy que su país «nunca aceptará» el sistema de cuotas, que buscaba reubicar a 40.000 refugiados sirios y eritreos llegados a Italia y Grecia, y afirmó que la mayoría de los migrantes vienen por razones económicas y deberían ser reenviados a casa.
Cientos de miles de personas, la mayoría huyendo de guerras o represión en sus países, según la ONU, han llegado a Europa este año, en el mayor deslazamiento global de personas en 70 años.
La ONU dijo la semana pasada que más de 310.000 refugiados o migrantes arribaron a las costas de Italia o Grecia en 2015 tras cruzar la ruta del Mediterráneo desde el norte de Africa, un 40% más que el año pasado, que ya había batido todos los récords.
La cifra no incluye los cientos de miles que ingresan a la UE por la ruta de los Balcanes: de Turquía a Grecia en barco; de Grecia a Macedonnia, luego a Serbia y a Hungría, primer país de la UE y del espacio de libre circulación europea. La mayoría, no obstante, sigue viaje hacia naciones más prósperos, como Alemania o Austria.
El éxodo y la sobrecarga de los países más afectados se incrementaron en los meses del verano europeo con miles de arribos diarios por ambas rutas, y la crisis recrudeció la semana pasada con la muerte de 71 refugiados dentro de un camión en Austria y de unos 200 más en varios naufragios frente a Libia.
El aluvión ha creado tensiones entre los socios europeos, con acusaciones a Italia y Grecia de no hacer lo necesario para impedir que los refugiados progresen hacia el norte, por ejemplo.
Distintos gobiernos han reforzado la seguridad fronteriza y otros, como Hungría, que este año detuvo a 160.000 migrantes, han construido una valla con alambres de púas en su límite con Serbia, todas acciones que amenazan la zona de libre circulación europea de Schengen, por donde también pasan mercaderías.
Hoy, Austria lanzó una vasta operación contra traficantes de personas en las rutas que van a Hungría, con cientos de policías registrando a miles de vehículos y causando colas de hasta 25 kilómetros, luego del hallazgo de los 71 muertos en el camión, que venía desde el vecino país magiar.
Desde el inicio del operativo, anoche, más de 200 migrantes y cinco presuntos traficantes de personas fueron detenidos, informó la policía.
También hoy, varios trenes cargados con cientos de inmigrantes llegaron a Viena procedentes de Hungría, pero dos fueron detenidos por la policía austríaca en la frontera porque sus ocupantes, en su mayoría sirios, habían sido dejados salir de Hungría sin visas.
Según la normativa europea, los refugiados deben ser registrados en el primer país del bloque al que llegan, pero Hungría -además de Alemania, Grecia e Italia- se oponen a que distintas naciones se aprovechen de esta regla para devolver a los migrantes a estos países más expuestos y ya absolutamente desbordados.
Además, el gobierno austríaco propuso hoy que la UE deje de financiar a los países que no aceptan a refugiados, y aunque Merkel restó importancia al planteo, el reclamo evidencia el nivel de las tensiones desatadas por la crisis, según analistas.
Haciéndose eco de las palabras de Merkel, el primer ministro francés, Manuel Valls, al anunciar la construcción de un centro para refugiados en el puerto de Calais, donde unos 3.000 migrantes viven en un improvisado campamento a la espera de poder cruzar al Reino Unido, pidió firmeza y humanidad.
«Demasiados países se siegan a cumplir su parte. Eso va en contra el espíritu europeo y no podemos aceptarlo. (…) La responsabilidad de todos nosotros es asegurarnos de que el derecho al asilo se respete en todas partes. Uno no puede evitar hacerlo con vallas de alambres de púas», declaró.
En Hungría, el gobierno del primer ministro Viktor Orban convocó hoy al embajador francés para protestar por las críticas de París al muro y defendió su postura mediante su vocero, Zoltan Kovacs, quien subrayó que su país estaba protegiendo las fronteras externas de la UE, no sólo las propias.
«Si no tenemos éxito en restaurar el orden y la legalidad, la inmigración ilegal, incluyendo la de los refugiados, que están en verdadera necesidad de protección, se volverá completamente inmanejable», señaló.
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