Acuerdo entre Santos y Maduro
La frontera de Venezuela y Colombia permanecerá cerrada tras la reunión que sostuvieron hoy en Quito los mandatarios de ambos países, Nicolás Maduro y Juan Manuel Santos, quienes llegaron a un acuerdo de siete puntos en el intento de normalizar la situación en el área fronteriza.
Aunque la apertura de los pasos fronterizos no era uno de los objetivos que se habían trazado los dos presidentes en el encuentro, el que se mantengan bloqueados revela la complejidad del problema entre ambas naciones iniciado hace un mes.
Del encuentro, el único hecho concreto fue la orden dada por Bogotá y Caracas para el retorno a sus respectivos embajadores, quienes fueron llamados a consultas cuando la crisis diplomática se tornó complicada.
Por lo demás, Santos y Maduro acordaron siete puntos, incluido el de los embajadores, que incluyen una reunión el próximo miércoles de algunos de sus ministros en Caracas, con el fin de «tratar los temas sensibles de la frontera».
Con respecto al tema de frontera, Caracas se comprometió a investigar lo ocurrido allí durante la salida de miles de colombianos, tras la orden de cierre de los pasos fronterizos, además de la intención de una «progresiva normalización de la frontera», sin fechas ni condiciones.
Los restantes puntos se dirigieron más a una declaración de buenas intenciones vecinales, como la coexistencia mutua pese a los «modelos económicos, políticos y sociales» de cada uno, y un «llamado al espíritu de hermandad y la unidad, propiciando un clima de mutuo respeto y convivencia», así como el respaldo y acompañamiento de Ecuador y Uruguay en adelante.
La reunión de los dos jefes de Estado tardó poco más de cinco horas y se llevó a cabo en el Palacio de Carondelet, sede presidencial de Ecuador, con la presencia del mandatario anfitrión, Rafael Correa, y su par de Uruguay, Tabaré Vázquez.
Correa fue el encargado de leer los siete puntos del acuerdo, que en ninguna parte habló de un ofrecimiento de disculpas, arrepentimientos y compromisos mutuos de no repetición.
«¨Quién triunfó hoy?», se preguntó Maduro, a lo que él mismo respondió: «la sensatez, el diálogo y lo que debe triunfar siempre, la paz entre nuestros países y nuestros pueblos».
Sin embargo, el propio mandatario venezolano admitió que se trató de una reunión «compleja, difícil», que no estuvo «exenta de complejidades y dificultades» por los «temas delicados y sensibles. Pero, añadió, hemos demostrado que con voluntad política sí se puede».
Maduro sostuvo que se habló con «franqueza, sinceridad, con la verdad de cada quien».
Al tiempo que confió en que las circunstancias actuales sirvan para «echar las bases de un nuevo inicio, pudiéramos decir reinicio, también pudiera decirse, de relaciones como deben ser: basadas en la cooperación, el respeto y la enfrentamiento común de los problemas que tenemos entre ambas repúblicas».
Por su parte, Santos coincidió en que la reunión estuvo dominada por «la sensatez» y por «una discusión, un diálogo sereno, respetuosos y productivo».
Santos reiteró, como lo hizo a lo largo de este mes, que su país no se opone a las decisiones de Caracas de cerrar la frontera o deportar a sus compatriotas indocumentados, pero lamentó nuevamente la falta del debido proceso de los expulsados, en lo que llamó «incidentes que no han debido presentarse».
«Entiendo la preocupación del gobierno venezolano con las bandas criminales, con las mafias que están incrustadas en la frontera y se aprovechan de las diferencias para cometer sus delitos y crímenes. Nosotros también estamos interesados en combatir esas mafias y la mejor forma es hacerlo juntos, así somos más efectivos, como lo hemos hecho con Ecuador», agregó Santos.
También agradeció a Venezuela por su apoyo a la paz que Colombia está buscando en los diálogos que sostiene con el grupo guerrillero FARC, y agregó que su país solo hay por su vecino «cariño, admiración, respeto».
Al final de sus intervenciones, los cuatro presidentes posaron para la foto. Maduro y Santos se hicieron a los extremos, en un momento Correa los tomó de las manos y juntó las de todos, sin que ello significara un apretón o un saludo.
Luego, cada unos salió del salón por su lado, lo que evidenció aún más el distanciamiento ya marcado entre ambos jefes de Estado.