Irán y el Grupo 5+1: la etapa decisiva del acuerdo nuclear
Este respaldo tibio de Jamenei ha sellado la negociación, aunque es posible que dicha desconfianza continúe por mucho tiempo entre las partes, más allá de los gestos de buena voluntad expresados por el pacto firmado el pasado 14 de julio en Viena.
Sin la tensión política de otras épocas, la etapa decisiva del pacto se inició el lunes pasado en la capital austriaca con una reunión de la Comisión Conjunta Irán-Grupo 5+1.
Así, en un clima de optimismo, comenzó la fase decisiva del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC), con el fin de que Teherán reduzca sus activos de uranio enriquecido de 12.000 a 300 kilogramos.
También el gobierno iraní deberá transformar su reactor de agua pesada de Arak -que puede producir plutonio para armas nucleares- lo que resultará fundamental para que levanten paulatinamente las sanciones económicas dispuestas por Washington, la ONU y la Unión Europea.
En una carta enviada al presidente iraní, Hasan Rohani, Jamenei insistió en que deben ser levantadas las sanciones para que se empiece a modificar la planta nuclear de Arak, ubicada en el centro del país.
Se sabía que Jamenei no era fácil de convencer, pues ya había dado señales de disconformidad cuatro días después de que se firmara el acuerdo entre su país y los representantes del Grupo 5+1, formado por Washington, Francia, el Reino Unido, Rusia y China, más Alemania.
En aquella oportunidad, manifestó: «Nuestra política no cambiará frente al gobierno arrogante de Estados Unidos».
Pero, más allá de su opinión, Irán se comprometió a reducir su programa atómico y a cumplir con todos los pasos aprobados por el Consejo de Seguridad de la ONU a partir del 19 de octubre pasado, ya que se cumplieron 90 días desde la firma del acuerdo.
A pesar de que Jamenei puso condiciones en la carta enviada a Rohani, la aprobación del pacto por parte del máximo líder religioso iraní fue interpretado como un triunfo de los reformistas que siguen al actual presidente de Irán.
El pacto con Occidente deberá ser supervisado y aprobado en cada paso por el Supremo Consejo Nacional de Seguridad, máximo organismo de defensa en Irán, según señaló en su misiva Jamenei.
Sin el resentimiento de otras épocas, Estados Unidos e Irán han iniciado una nueva era diplomática, tras la irrupción de las milicias Estado Islámico (EI) que pretende establecer un califato entre Bagdad y Damasco.
Así, con el visto bueno de Washington, fuerzas iraníes combaten en Irak y Siria para derrotar a los fundamentalistas sunnitas.
En este marco, el pacto entre Occidente e Irán es seguido de cerca por las principales potencias mundiales, entre ellos Rusia que es aliada de los iraníes y de los sirios, tratando de preservar las conquistas obtenidas por la desaparecida ex Unión Soviética.
De todos modos, no hay forma de comprobar si lo que dice Jamenei se cumplirá a rajatabla en el futuro, y eso lo saben de sobra no solo Estados Unidos sino los demás miembros del grupo 5+1.
Conscientes de que aún existen diferencias, los ingenieros iraníes empezaran a desmantelar el complejo formado por 12.000 centrifugadoras, 12 toneladas de uranio enriquecido -98 por ciento de las reservas iraníes- que serán enviadas fuera del país; también deberá destruir el núcleo de un gigantesco reactor de plutonio, informó The New York Times.
Si Teherán cumple con estas medidas, obtendrá unos 100.000 millones de dólares que serán vitales para revitalizar su deteriorada economía, apuntó el rotativo.
Por estas horas en las que Rusia y la Casa Blanca no se ponen de acuerdo sobre la continuidad o no en el poder del presidente sirio, Bashar Al Assad, Obama se muestra satisfecho por el acuerdo con los iraníes.
«… Obama puede dejar un legado de política exterior de reales consecuencias», dijo Andrew J. Bacevich, profesor emérito en Historia y Relaciones Internacionales de la Universidad de Boston.
En declaraciones al diario The Christian Science Monitor, este analista advirtió que si el legado de Obama «es positivo o negativo puede tomar años en determinarse. Pero su reputación como hombre de Estado es probable que dependa de cómo juega el pacto nuclear con Irán».
Aunque aún quedan muchos aspectos por pulir, y la realidad puede ser a veces esquiva para su real cumplimiento, el acuerdo entre Occidente e Irán representa una gran esperanza para el futuro de Medio Oriente.
Esto lo comprende también Teherán, que ha robustecido su influencia en la región tras el fracaso estadounidense en las guerras de Afganistán e Irak.