Cinco décadas de canciones propias
Rod Stewart repasó toda su carrera en un trabajo discográfico que fue grabado en un estudio privado. Se trata del 29º disco de Stewart, donde regresa a interpretar sus composiciones.
La inconfundible voz ronca está de vuelta.Rod Stewart decidió, tras cumplir 70 años, tomarse la libertad de volver a repasar todo el espectro de su meteórica carrera, que ya dura más de cinco décadas.
Durante mucho tiempo «el mejor cantante de soul blanco» (en palabras de James Brown) dejó de editar composiciones propias, hasta su regreso con un álbum en 2013. Con el disco que se estrena este viernes, titulado Another Country, serán ya 29 trabajos publicados, una carrera artística impresionante y llena también de quiebres.
Aunque el peso de su trayectoria es ya enorme, el trabajo quiere introducir nuevos matices y guiños, tanto en la música como en los textos de Stewart. «Escribir buenas canciones es únicamente posible si uno es verdaderamente honesto a esa causa», afirma el londinense de origen escocés a Tiempo Argentino que, según su sello, Universal, vendió más de 200 millones de discos.
Stewart nunca tuvo pelos en la lengua: como poeta de la vida cotidiana supo entender como pocos la importancia de contar experiencias íntimas en forma de canciones tristes en ocasiones, alegres en otras y, eso sí, siempre pegadizas. En Another Country se ve de forma más clara que nunca la esencia del «trovador moderno con un ojo sin igual para fijarse y narrar esos pequeños detalles en torno a los que gira la vida», como lo definió la revista Rolling Stone.
A estas alturas, Stewart no necesita cuidar una imagen prefabricada hecha a medida de la industria musical, y lo que parece es que el artista ha querido que hable por sí misma su mezcla personal de baladas de rock, folk y soul.
Las canciones, coproducidas con Kevin Savigar, son en su gran mayoría alegres y sin pretensiones. Nada más comenzar, unos minutos en los que suenan un violín, una mandolina y unas voces exuberantes introducen el corte «Love Is», una canción que bebe de la música celta e irlandesa y que libera auténticas endorfinas de buen humor.
«Please», que recuerda a la época blues-rock del artista, es algo más terrenal. La experimentación viene con la canción «Love and Be Loved», donde la banda coquetea con ritmos y sonidos más propios del reggae, y con las trompetas y la percusión militares del tema que da nombre al disco, de temática anti belicista, en el que un joven soldado alejado de su patria echa de menos a su amada.
La canción más íntima del disco es Batman Superman Spiderman, una suerte de canción de cuna para su hijo más pequeño Aiden, en la que el padre refleja su propia juventud. Después de tener ocho hijos con cinco diferentes parejas, es de imaginar que Stewart será docto a la hora de contar historias para irse a dormir.
El músico pasó por todo tipo de altibajos en su carrera: desde los comienzos como corista con empleos temporales, líder musical de manifestaciones en los años sesenta, su paso por el grupo «Faces», donde comenzó a cosechar éxitos y, finalmente, la fama total con canciones como «Sailing» o «Maggie May». En el ámbito privado protagonizó numerosas separaciones y problemas hasta que en los ’90 se estabilizó. No consiguieron retirarlo los numerosos premios por sus interpretaciones de canciones de jazz en los años siguientes y ni siquiera un cáncer. La publicación de su autobiografía en 2012 lo animó a volver al ruedo de las composiciones. El disco número 29 vio la luz en su estudio privado. «Grabar este disco en casa hizo que lo sienta de un modo mucho más íntimo y cómodo.»