Los desafíos de una Cataluña independiente
Ayer, el Parlamento de Barcelona votó una moción impulsada por las fuerzas independentistas para comenzar el proceso de “desconexión pacifica” de España. La resolución también aclara que no se someterá al Tribunal Constitucional español, quien en el pasado vetó la convocatoria a un referéndum para que la población decidiera si quería independizarse o no (que, de todos modos, se llevó adelante como un mecanismo de consulta no vinculante y tuvo la participación de 2,3 millones de personas).
El último Estado que se creó en el mundo es Sudán del Sur, impulsado por la minoría cristiana del país que fue históricamente perseguida y marginada por la mayoría musulmana del norte. Sin embargo, en el caso de este flamante país, tuvo el apoyo de Estados Unidos e Israel (probablemente, la concentración de las reservas petroleras en esa región del territorio haya tenido su influencia). No es el caso de Cataluña.
Al conocerse la aprobación de la iniciativa, el gobierno de Rajoy presentó rápidamente un recurso para suspender el proceso que se da por descontado que el TC aprobara, pero Junts x el Sí y las CUP´s seguirán adelante mandatados por la mayoría parlamentaria que les otorgaron las últimas elecciones en septiembre pasado.
Ahora, en este escenario, ¿cómo se llevará adelante la independencia, cómo será ese Estado, qué vínculos tendrán con la UE y el resto del mundo?¿Cómo será su economía?
Adiós al euro y a la Unión Europea. De acuerdo a lo aprobado ayer por los independentistas, se dará comienzo a un proceso constituyente que dará cuerpo a la Constitución del nuevo Estado, que será una república. Sin embargo, un Estado independiente catalán quedará automáticamente por fuera de la Unión Europea, de quien ha recibido casi 10 mil millones de dólares para poder paliar la crisis financiera y bancaria que sacudió al país durante los últimos 7 años (el rescate fue dirigido prácticamente en su totalidad para La Caixa). Esto también significará la salida del euro y la necesidad de tener una moneda propia.
Las finanzas. Asimismo, una separación de España desvincularía en forma inmediata al nuevo Estado del Banco de España, lo que amenaza seriamente a las finanzas locales. Las autoridades podrían verse obligadas a decretar un “corralito” para evitar el colapso del sistema financiero.
Cataluña en el mundo. Si la Cataluña independiente querrá o no reintegrarse a la UE también será materia de un debate, ya que el gobierno de coalición no tiene un acuerdo sobre este punto: mientras Junts x el Sí es partidario de defender la Unión Europea, las CUP´s se ubican en el campo de los críticos y se han mostrado reticentes a esta posibilidad. En este marco, el nuevo gobierno deberá dotarse de un plan diplomático para obtener el reconocimiento de la comunidad internacional.
Devaluación y baja en los salarios. De uno u otro modo, el comercio exterior sufrirá un dislocamiento considerable pero que quizás sea el aspecto más alentador para la futura economía catalana: la salida del euro significará una devaluación que favorecerá la competitividad de los productos catalanes en el mercado mundial (aunque afectará seriamente a los salarios). A su vez, los independentistas especulan con obtener mayores beneficios a partir de la ruptura del acuerdo autonómico con el gobierno central de España(una especie de coparticipación federal).
Jubilaciones. Uno de los mayores conflictos con los que se encontraría un eventual Estado catalán sería cómo pagar las jubilaciones y pensiones. Hasta hoy, Cataluña ha aportado a la caja española. El sistema de reparto español es «solidario»: todos los trabajadores aportan a una «alcancía» común. El nuevo estado catalán independiente tendría que negociar con España para romper esa alcancía y repartir el ahorro. Su escenario base sería que Cataluña se quedase con la parte del Fondo que se dotó con los superávits de la Seguridad Social de Cataluña. La segunda opción, que es “más conservadora”, es la de realizar el reparto en función de la población. Sin embargo, esa caja única está protegida por la legislación española, que determina que el sistema de pensiones es de reparto y solidario, por lo que no puede partirse.
El Barça, afuera. Por último, pero para nada menor, es la suerte que tendrá el equipo de fútbol Barcelona que ya no podrá integrar la Liga de Fútbol Española. ¿Se creará su propia Liga o se explorará una Liga binacional? Por el momento, nadie se atreve a siquiera hablar de eso.