Las claves de la muerte de Nisman
Al cumplirse el primer aniversario de la muerte del fiscal, todos los elementos recolectados en el expediente apuntan a que Nisman se quitó la vida, aunque la jueza a cargo de la causa sigue en busca de datos que sustenten, como denuncia la familia, la eventual presencia de una segunda persona.
Un año y casi diez mil páginas después de la muerte de Alberto Nisman, y pese al nuevo (y de a ratos vertiginoso) impulso que la jueza Fabiana Palmaghini a la investigación, sigue sin aparecer una segunda persona en el interior del baño en el que murió el ex titular de la UFI Amia. La diferencia con lo que ocurría antes, mientras la investigación estaba en manos de la fiscal Viviana Fein, es que ahora la pesquisa sí busca la presencia de un potencial o eventual asesino. Todavía no apareció.
“Uno puede no encontrar el mar por dos razones: porque está en Córdoba, y allí no hay mar, o porque está en Mar del Plata pero se puso de espaldas a la costa, entonces el mar está, pero no se ve”, graficó a Tiempo Argentino una fuente vinculada con la investigación. Todo el trabajo que condujo Fein confluía en un punto: suicidio. Más allá de sus expresiones públicas, en las que jamás descartó el homicidio o el suicidio inducido, lo cierto es que todos los elementos recolectados en los primeros 40 cuerpos del expediente (hoy ya son 47) apuntaban a que Nisman se había quitado la vida.
El giro que le imprimió la jueza Palmaghini a la investigación cambió los humores de las querellas. Tanto es así, que aquella premura que se insinuaba hace apenas dos meses para que la causa pasara al fuero federal, hoy parece diluida, acaso olvidada. De hecho, las partes pidieron y consensuaron postergar las audiencias fijadas para enero porque tenían vacaciones previstas desde antes.
Todavía está pendiente esa resolución sobre la eventual competencia del fuero federal. Palmaghini aún no dijo qué piensa sobre quién debe investigar la muerte del ex titular de la UFI AMIA, si ella misma o un juez de Comodoro Py 2002. Pero los propios abogados que motorizaron el planteo (Pablo Lanusse, por parte de la madre de Nisman, Sara Garfunkel; Juan Pablo Vigliero, Federico Casal y Manuel Romero Victorica, por las hijas) parecen poco urgidos por esa definición. Queda claro que el objetivo era quitar del medio a la fiscal Fein, quien comandó la investigación durante casi 11 meses. Después de fracasar en varios intentos de recusación, las partes acordaron empujar un cambio de fuero.
Sostenían que Nisman fue asesinado en función de su cargo de fiscal, y como consecuencia de la denuncia por “encubrimiento” contra la ex presidenta, Cristina Fernández. Se basaron para ello en un informe tecnológico que indica que la computadora notebook del ex titular de la UFI AMIA había sido adulterada y en un código malicioso hallado en su teléfono celular. Y también en la declaración de una colaboradora de Nisman, Soledad Castro. Y a ello se suman las sensaciones personales de la ex mujer de Nisman, la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado (con sustento científico, según postula) y de la propia madre del fiscal, Sara Garfunkel. El viernes se conoció una primera entrevista que concedió a la Agencia Judía de Noticias en la que manifestó su convicción sobre un asesinato.
Con todo, la construcción sobre el homicidio aparece endeble, aventurada. “Prematura”, en términos judiciales, como para justificar un cambio de juez. Menos aun justamente ahora, cuando Palmaghini los sorprendió.
En una semana ordenó gran parte de las medidas de prueba que los querellantes venían reclamando y a las que Fein les hacía lugar en cuentagotas. “Ahora la causa la manejan las querellas”, reflexionaron en cercanías de la fiscal desplazada.
Pero lo cierto es que Palmaghini fue más allá, incluso, de lo que habían pedido las querellas. Llamó a ampliar la declaración testimonial al ex hombre fuerte de los servicios de inteligencia, Antonio Stiuso, y consiguió un compromiso de regreso y presencia para contar lo que sabe.
Llamó a indagatoria a los dos custodios que debieron cuidar a Nisman y no lo hicieron, o lo hicieron mal. Emplazó a la Agencia Federal de Inteligencia para que le desclasificaran toda la información relacionada con Nisman y 24 horas después el presidente, Mauricio Macri, firmó un decreto liberando todo.
Apartó a la división Fraudes Bancarios de la Policía Federal del análisis de un entrecruzamiento de llamados telefónicos, y designó para esa tarea a expertos de Gendarmería Nacional.
La jueza Palmaghini tomó esa decisión cuando supo cómo analizaban los llamados los policías federales: a mano, sólo guiados por lo que ellos mismos definieron como “memoria, concentración y buena vista”.
Siguiendo una secuencia lógica, más temprano o más tarde podría llamar a indagatoria al empleado informático Diego Lagomarsino. ¿La razón? El arma que causó la muerte de Nisman es de Lagomarsino. Eso se sabe desde el principio de la investigación, ¿por qué Lagomarsino no fue convocado antes? La respuesta escapa a la lógica de la gente común y sólo es comprensible en los laberintos judiciales. Lagomarsino se presentó horas después del hallazgo del cadáver de Nisman y declaró que el arma era suya. Confesó un delito, se autoincriminó brindando una declaración testimonial. Y eso no vale. Para imputarle el delito de suministro del arma es necesario llegar al mismo punto por un camino diferente. Eso se llama “cauce independiente”. En el homicidio de la adolescente Ángeles Rawson, el portero Jorge Mangeri le dijo a la fiscal Paula Asaro que él había sido el responsable del crimen. La confesión no hubiera bastado para incriminarlo, pero allí apareció el “cauce independiente”, el ADN en las uñas de la víctima. ¿Qué sería “cauce independiente” para Lagomarsino? Un informe del Registro Nacional de Armas (RENAR) que indica que la Bersa 22 estaba registrada a su nombre. Aun cuando no hubiera dicho “el arma es mía”, la investigación igualmente habría llegado hasta él.
La expectativa está centrada, en el corto plazo, en las declaraciones de los custodios Armando Niz y Luis Miño. Están imputados por supuesto “incumplimiento de los deberes de funcionario público” porque debían cuidar a Nisman, y el fiscal apareció muerto. ¿Les pasó por ineptos o por “obediencia debida»? La diferencia entre ambas razones definirá si la imputación persiste sólo con ellos o se extiende a otros estamentos policiales.
LA FISCAL
Viviana Fein estuvo en el piso del edificio Le Parc donde Nisman apareció muerto. Encabezó la investigación, a pesar de los pedidos de recusación de las querellas, hasta hace unas semanas.
LA JUEZA
Fabiana Palmaghini tomó las riendas de la pesquisa luego de haber mantenido en su lugar a Fein. Aún sin pruebas en ese sentido, la causa giró hacia la búsqueda de una segunda persona: ¿asesino?
EL EMPLEADO
Diego Lagomarsino, ex empleado de la UFI AMIA, es el dueño del arma homicida. Él mismo reconoció que se la prestó a Nisman. Para la familia del fiscal, tuvo que ver con su muerte.
LA MADRE
Sara Garfunkel fue la primera en ingresar al domicilio de su hijo, junto a los custodios que debían proteger al fiscal. En declaraciones a la prensa, sostuvo la hipótesis de asesinato o suicidio inducido.
LA EX
La fiscal Sandra Arroyo Salgado, madre de las hijas de Nisman, impulsó la recusación de Fein -aunque no lo logró- porque cree que hay pruebas concluyentes de que su ex fue asesinado el 18 de enero.
El abogado de las hijas apunta contra Lagomarsino y habla de homicidio
Manuel Romero Victorica dijo estar «convencido» de que el fiscal fue asesinado y que el ex asistente de Nisman «tuvo que ver con su muerte». Insistió sobre el paso de la causa al fuero federal.
El abogado de las hijas de Alberto Nisman, Manuel Romero Victoria, aseguró ayer que está «absolutamente convencido» de que el fiscal fue asesinado y que Diego Lagomarsino, ex asistente informático de Nisman en la UFI AMIA, «tuvo que ver con su muerte».
En diálogo con radio Mitre, Romero Victorica ratificó que está convencido de que a Nisman lo mataron, al tiempo que marcó: «Hicimos una presentación judicial en este sentido. Pedimos que deje de intervenir el fuero de instrucción y pase la causa al fuero federal. Cuando un funcionario es víctima de un crimen tiene que intervenir la justicia federal».
Por otro lado, el abogado de las hijas del fiscal apunto contra el otrora asistente informático de Nisman, Diego Lagomarsino, y su declaración acerca de lo que pasó aquel día: «La versión de Lagomarsino es pueril y no cierra. Y cuando una versión no cierra genera estado de sospecha». En ese sentido, el representante de Iara y Kara Nisman enfatizó su crítica acerca de la decisión de Lagomarsino de prestarle un arma de su propiedad a Nisman, pistola de la cual salió la bala que acabó con la vida del fiscal en el departamento de Puerto Madero.
El propio ex empleado del fiscal reconoció haberle prestado y entregado en mano el arma, luego de que se la pidiera Nisman. Desde la familia del ex titular de la UFI AMIA apuntan contra la declaración de Lagomarsino, y sostienen la hipótesis de homicidio o de la posibilidad de un suicidio inducido.