Fueron miles las personas convocadas desde la mañana, quienes exigieron al Gobierno realizar la Reforma Educativa pero incluyendo la participación y opinión de los estudiantes.
Los enfrentamientos se originaron desde el comienzo de la marcha, a las 11.30, cuando Carabineros repelió el cruce de los estudiantes desde la calzada sur hacia la norte de la Alameda, y dispersó a los manifestantes con carros lanza aguas y gases lacrimógenos.
Este actuar por parte de Fuerzas Especiales provocó que la violencia en los enfrentamientos fuera en aumento a medida que avanzaba la multitud, y se llegó a momento más complejo cuando encapuchados que se escindieron de la marcha entraron a la Iglesia de la Gratitud Nacional y sacaron un Cristo que destruyeron en plena manifestación.
En el acto de cierre realizado en un escenario ubicado a la altura de Echaurren y la Alameda, el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Central (Feucen), Gabriel Iturra, declaró que «este gobierno fracasó» en las materias educativas, apenas 24 horas antes que los dirigentes se reúnan con la ministra de Educación, Adriana Delpiano.
En ese encuentro los estudiantes conocerán el proyecto de ley que enviará el Gobierno al Congreso para regular la Educación Superior y secundaria, el último proceso restante de la reforma impulsada por la presidenta Michelle Bachelet.
Horas antes de que comenzara la manifestación, la gobernación (intendencia) de Santiago estableció una mesa de negociación con los dirigentes estudiantiles para que de forma voluntaria suspendieran la marcha por el caos vial que vivió este jueves a la mañana la capital chilena, a partir de la rotura de una matriz de agua potable en plena avenida Providencia (la continuación de la Alameda hacia el este).
Producto de esta situación varias estaciones del tren subterráneo se inundaron y quedó un socavón de proporciones en la calzada norte de Providencia.
Ante la solicitud de la autoridad, fue el mismo dirigente Iturra quien negó la petición, con el argumento de que era imposible suspender la movilización apenas una hora antes de la convocatoria.
«La Intendencia nos pide algo que es imposible; decirle a los estudiantes a una hora que no se realiza la marcha es imposible. Pero entendiendo la complejidad que existe, tomamos la decisión de cambiar el punto de encuentro de Plaza Italia a Santa Lucía para alivianar un poco la situación», explicó antes de la marcha el vocero de la Confech.
El recién asumido ministro del Interior, Mario Fernández, pareció querer acercar posiciones con los estudiantes al rescatar la legitimidad de la protesta, aunque reclamó que se respeten los bienes de las personas y las normas jurídicas.
«Yo tengo una experiencia como dirigente estudiantil en mi juventud y no puedo sino estar en acuerdo con que los jóvenes deben luchar por sus ideales siempre, y especialmente si tienen que ver con su educación. Por lo tanto, es muy legítimo que ellos se manifiesten y expresen sus opiniones, obviamente que resguardando el buen comportamiento y no dañando los bienes de las personas», afirmó.