Oficializaron la candidatura de Merkel para continuar al frente del gobierno alemán por cuatro años más
La canciller alemana, Angela Merkel, líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU), fue nombrada este lunes oficialmente candidata común de su partido y de la Unión Cristianosocial (CSU) por cuarta vez consecutiva para las elecciones generales del 24 de septiembre.
En la reunión mantenida entre las cúpulas de las dos organizaciones políticas en Múnich, el líder de la CSU, Horst Seehofer, dio el apoyo en nombre de su partido a la líder de la CDU, que ya anunció a finales de noviembre.
La CSU se convirtió durante la crisis de los refugiados en la voz más crítica del Gobierno alemán. Asegurarse su apoyo era crucial para la CDU, que enfrenta un ascenso socialdemócrata en las encuestas.
Ahora, la actual canciller volverá a representar a la Unión -formada por la CDU y la CSU- en la próxima cita electoral, informó la agencia de noticias DPA.
Tras doce años como canciller de Alemania, Merkel está considerada como la mujer más poderosa del mundo. Si venciera en las elecciones, se habrá mantenido dieciséis años en el poder al término de su nuevo mandato, en una notable continuidad bastante alejada de la alternancia tan usualmente proclamada como una virtud del parlamentarismo europeo.
La CSU había acusado a Merkel de provocar un «efecto llamada» tras decidir abrir sus fronteras en septiembre de 2015 para dar cobijo a los cientos de miles de refugiados que llegaban entonces a Europa.
Asimismo, lleva meses reclamando un límite máximo fijo a la entrada de refugiados al país, que en 2015 llegó a los casi 900.000 y que en 2016 se redujo hasta los 280.000, gracias, principalmente, al acuerdo de la Unión Europea con Turquía, que mejoró los controles en ese país para evitar que los refugiados cruzaran el mar Mediterráneo hasta la costa europea.
Seehofer avisó días antes de la reunión de su intención de mantenerse firme en esta exigencia y que será la condición para participar de nuevo en un futuro Gobierno de coalición. Hoy volvió a insistir en este punto que calificó de «necesario».
«Estamos de acuerdo en que lo ocurrido en 2015 con la inmigración no puede repetirse. La CDU y la CSU están de acuerdo en este punto», afirmó Seehofer poco antes del encuentro.
Enfatizó también los objetivos comunes de la alianza: la lucha contra las causas que provocan que la gente abandone sus países, expulsiones consecuentes de inmigrantes y acuerdos con terceros países. «El programa electoral de la Unión deberá ofrecer respuestas a las preocupaciones de los habitantes de Alemania», explicó el líder de la CSU.
«Identificaremos hoy los puntos centrales del programa electoral y solicitaremos a los secretarios generales de los dos partidos que elaboren hasta el verano un programa electoral con ayuda de expertos de los dos partidos», anunció. Aunque faltan siete meses para las elecciones, la carrera electoral empezó a calentarse en Alemania.
Una encuesta de la consultora Enmid, difundida ayer por el diario Bild am Sonntag, reveló que los socialdemócratas, que habían sufrido una fuerte caída hasta las últimas semanas, se situaron a solo cuatro puntos porcentuales de los conservadores liderados por Merkel.
Según la encuesta la alianza entre demócrata cristianos y social cristianos (CDU/CSU) tiene una intención de voto del 33% de los votos, mientras que sus actuales socios de gobierno pero rivales en las urnas alcanzaron un apoyo del 29%. Es la menor distancia entre ambas fuerzas políticas en los últimos cuatro años y medio.
Una de las posibles razones para el crecimiento de los socialdemócratas en las encuestas es la reciente designación de Martin Schulz, el expresidente del Parlamento Europeo, como candidato de la fuerza, luego que el presidente del partido, Sigmar Gabriel, anunciara hace unas semanas que daría un paso al costado.
Las elecciones que definirán la composición del próximo Parlamento alemán y, por ende, del próximo gobierno de la mayor potencia europea serán el 24 de septiembre próximo y tendrán como principales rivales a Merkel y Schulz, además de una extrema derecha fortalecida por el crecimiento de la xenofobia durante la actual crisis de refugiados.