Tras la semana más crítica desde que asumió, el Gobierno retoma la agenda de campaña
El «black friday» del Gobierno nacional corona hoy la semana más complicada de Mauricio Macri desde que asumió la Presidencia. El oficialismo venía del sacudón institucional por el acuerdo con el ex Correo S.A de Franco Macri cuando debió frenar la autorización para que una filial de Avianca operara líneas low cost en el mercado. Pero esa crisis institucional quedó sepultada esta semana con una seguidilla asfixiante de protestas sociales que empezaron el lunes con el paro y marcha docente, siguió el martes con el acto de la CGT y la interna peronista dirimida en la calle, continuó el miércoles con la movilización de mujeres y los ataques a la Catedral Metropolitana y culminó ayer con un golpe celestial: la difusión del índice de pobreza de la Universidad Católica Argentina que anunció 1,5 millones de nuevos pobres en el país. El mismo día que el INDEC difundió una inflación bimestral del 3,8%.
La «semana negra» de la Casa Rosada debería haberle enseñado al Gobierno que ya asoma inocuo el desfile de Cristina de Kirchner por tribunales. Perdió el efecto «mancha venenosa» que pretendía imprimirle el oficialismo. El kirchnerismo ya amortizó el costo y, en medio de la acefalía del peronismo, asoma como el único espacio organizado y con líder visible. Las encuestas que llegan a la mesa de Marcos Peña indican que la imagen presidencial ya no resulta indemne a pesar de las causas judiciales de la familia Kirchner.
El mensaje comenzó a ser decodificado por la mesa política que encabezan Rogelio Frigerio y Emilio Monzó. «No nos sirve más polarizar con Cristina, necesitamos un peronsimo estallado sin líder ni figuras. La foto del peronismo peleándose en la calle atrasa. Nosotros no somos eso, basta con la idea de sumar peronistas a Cambiemos. Somos nosotros o ellos», fue la directiva que recibió el Gabinete. Pero la cabeza de medusa del peronismo excede a la Casa Rosada. Y la interna sin control del PJ arrastra al oficialismo a un escenario de protesta social inorgánico. Para el jefe de Gabinete llegó la hora de polarizar con el peronismo, ya no sólo con Cristina. Después de las muecas por el descontrol final en la marcha de la CGT, en el Ministerio de Trabajo de Jorge Triaca quedó un sabor agri dulce. La falta de interlocutores del Gobierno con el peronismo, ya no a nivel partidario sino en la CGT, complica el margen de negociación del Gobierno de Macri. Y, además, disparará la próxima semana la fecha del primer paro general contra Cambiemos.
El peronismo comenzó a dirimir el liderazgo en la calle. El primer tiempo tiene a La Cámpora y a los inorgánicos arriba. Kirchnerismo 1 – Peronsimo ortodoxo 0. La CGT cederá a Máximo Kirchner y al peronismo inorgánico -«gente suelta», como la define el hijo del expresidente- que vapulearon en público al triunvirato de Luis Acuña, Juan Carlos Schmid y Héctor Daer, deslegitimaron su conducción y presionaron para que la semana próxima se fije la fecha en una reunión de consejo directivo. Sería el 6 de abril.
Los triunviratos y las conducciones colegiadas dieron esta semana una nueva muestra global de inoperancia. De los dos lados del mostrador. El tridente gubernamental Peña-Gustavo Lopetegui-Mario Quintana no ofreció salidas políticas y volvió a perder la agenda, justo su especialidad. El triunvirato de la CGT quedó encerrado entre la presión del Gobierno nacional para posponer el paro y el desafío del kirchnerismo para consumar la huelga. Parece que la central obrera optará por la presión del peronsimo kirchnerista. Ni la Liga de Gobernadores ni el Grupo Esmeralda ni Sergio Massa lograron tamaño poder de operación sobre Schmid, Daer y Acuña. Hasta Pablo Moyano se subsumió en el reclamo de los «rambo» del kirchnerismo para agendar el primer paro nacional al Gobierno de Macri.
La estocada del peronismo kirchnerista a la CGT impacta también en Massa. Ante la masividad de la protesta del martes pasado , el diputado del Frente Renovador asomaba como el principal capitalizador de la protesta contra Macri. Movilizó a través de sus intendentes y exhibió como propios a dos de los tres jerarcas de la central sobre el escenario, Acuña y Daer, este último encargado del discurso de cierre. Todo se esfumó con las trompadas, corridas e incidentes que involucraron a una columna de Berazategui, donde manda el kirchnerista Patricio Mussi, El Gobierno parece haber aprendido una primera lección de campaña y ya no quiere polarizar más con Cristina. Insiste con atomizar al PJ. Y ahora depende de Florencio Randazzo, a pesar de la escasa competitividad electoral que le otorgan las encuestas en provincia de Buenos Aires. El exministro de Transporte mide a la expresidente y no descarta un acuerdo. La Casa Rosada necesita nuevos actores en el PJ. Si el Gobierno no «civiliza» al caótico peronismo la anarquía se le volverá en contra.
Hoy se reunirá el Consejo Directivo del PRO en Capital Federal. El sábado 18 habrá timbreo nacional con Macri y María Eugenia Vidal, quienes ayer almorzaron junto a Peña y Horacio Rodríguez Larreta en Casa Rosada. En el interior de PBA anida el voto duro del PRO. El comando de campaña dividió a la provincia en tres zonas: distritos con voto propio; localidades con votos capturables y, en tercer lugar, superficies de voto inaccesible -municipios ultra K como Moreno, Avellaneda y La Matanza profunda-. Los «facilitadores», a cargo de Manuel Mosca -interior de BA- y Joaquín de la Torre -conurbano- enfocarán recursos en los dos primeros bolsones de electores. Hoy el Presidente cerrará la semana en la muestra del agro de San Nicolás. El campo es uno de los sectores que muestra recuperación por la baja de retenciones y el nuevo tipo cambiario.
Fuente: Ámbito