Quién es Michela Magas, «la mujer más innovadora de Europa” y cómo está revolucionando la tecnología musical
Michela Magas es la Mujer Innovadora del Año, según la Unión Europea (UE). Pero lleva más de dos décadas innovando.
Esta croata-británica acaba de recibir el mayor premio femenino a la innovación del organismo europeo, valorado en más de US$100.000, por «sus grandes ideas, su coraje y determinación a la hora de tomar riesgos y triunfar».
Magas, graduada en el Royal College of Art de Londres, hizo un doctorado en música y tecnología en la Universidad de Goldsmiths y es la fundadora de Stromatolite, un laboratorio digital para hacer productos musicales y artísticos usando nuevas tecnologías, que pone en contacto a profesionales de sectores muy distintos, desde artistas hasta neurocientíficos, diseñadores o criptógrafos.
Entre sus clientes se encuentran Apple, Nike y Nokia.
«Trabajé hace años en iTunes y me sumergí en el mundo de la tecnología musical. Ahora la gente está más familiarizada con Shazam o Spotify, pero en ese momento era algo completamente nuevo», le contó Magas a la BBC.
«Al final, terminé fundando una gran comunidad de innovadores que se dedican a la música, aunque trabajan en distintos campos. El objetivo es reunir a personas extraordinarias y darles la capacidad de crear cosas».
«Pero fue un gran reto para mí. Y me llevó un tiempo», confiesa.
¿Cómo lo hizo?
Rompiendo moldes
«Quería crear cosas que no existían en el mundo empresarial convencional. Me gusta preguntarme cómo se organizan las cosas; cuáles son los principios que las guían; si reflejan el progreso tecnológico; si cumplen su obligación social«, dice la emprendedora en el sitio web de la UE.
Su plataforma ha permitido crear sensores que hacen música reconociendo gestos, bibliotecas que procesan archivos sonoros, sistemas que detectan sonidos en tiempo real, algoritmos que transcriben música y mapas musicales digitales, entre muchas otras cosas.
La científica y empresaria se propuso romper moldes, pero no lo tuvo fácil.
«Una vez, un profesor me preguntó frente a un auditorio repleto de cientos de estudiantes cómo me sentía siendo una mujer emprendedora. ¿Me sentía igual a los hombres?»
«Y yo le dije: ‘Con el debido respeto, no me gustaría ser como usted. Creo que aporto mucho más al ofrecer una perspectiva femenina’«.
«Ser emprendedor es un estado mental, no un género«.
«Nuevos mundos»
Magas es también la creadora de Music Tech Fest, un evento creativo internacional que pone en contacto a músicos, productores musicales, creativos, científicos e investigadores, y que está dando la vuelta al mundo.
Cuenta con una comunidad de más de 5.000 innovadores, entre hombres y mujeres.
Ya ha pasado por Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos y Nueva Zelanda desde su creación (en 2012), y tiene el apoyo de grandes empresas como Warner Music.
En su «Manifiesto para el futuro de la investigación de la tecnología musical» asegura que «las tecnologías musicales nos ayudan a explorar lo que significa ser humano» y que la música «siempre ha sido tecnología«.
Sin embargo, critica que el sector siga siendo «tan predominantemente blanco y masculino» y pide la creación de «nuevos mundos» a través de la música y la tecnología que defiendan valores como la justicia o el interés público.
Además, dio vida a iniciativas como #MusicBricks para desarrollar el prototipo comercial de nuevos productos y proyectos, y conectarlos con los investigadores y con la industria.
Pero ¿de dónde le vino la inspiración?
Maga dice que siempre se sintió fascinada por los nobeles de la paz.
«Crecí en un país (Croacia) restringido, con muchos problemas y apunto de embarcarse en una guerra».
«Se burlaban de mí por ser una niña con grandes ambiciones, pero quería ser el tipo de persona que pudiera crear un impacto positivo«, dijo en una entrevista para la UE.
Y no se rindió.
«Desde mis primeros estudios, en la década de los 90, tenía esta frase del científico británico Michael Faraday pegada en mi escritorio: ‘Todo esto es un sueño. Todavía lo pongo a prueba con algunos experimentos’.
«Nunca me ha fallado».