Bolsonaro redujo el salario mínimo y cargó contra originarios y comunidad LGBT
Dentro de los primeros decretos de Jair Bolsonaro, redujo el valor del salario mínimo que se había fijado para 2019, entregó tierras indígenas a ruralistas, y borró a la población LGBT de las políticas de derechos humanos.
Jair Bolsonaro ya empezó con el «cambio» y benefició a empresarios y ruralistas. Poco después de tomar posesión como presidente de Brasil, decretó que la población LGBT quedará fuera de las políticas destinadas a la promoción, defensa y garantía de los derechos humanos en el país.
De esta manera desprotege de derechos humanos a Lesbianas, Gays, ? Bisexuales y Transexuales. Las políticas y directrices destinadas a la promoción de los derechos humanos incluyen a las mujeres, niños, adolescentes, jóvenes, ancianos, personas con discapacidad, población negra, minorías étnicas y sociales y personas indígenas.
Mientras que las personas LGBT, las cuales eran incluidas en la estructura de la Secretaría Nacional de Promoción y Defensa de los Derechos de la Persona Anciana, fueron excluidas.
Por otra parte, rápidamente benefició a empresarios y acaudalados de la sociedad rural. Transfirió al Ministerio de Agricultura la identificación, delimitación y demarcación de tierras indígenas, actividades antes ejecutadas por la Fundación Nacional del Indio (Funai) en los últimos 30 años.
Con esta transferencia, se denunció que los derechos de los pueblos indígenas se verán violentados. Cabe destacar que los derechos de los pueblos indígenas están previstos en la Constitución, con lo cual podría comenzar a darse un conflicto en ese sentido.
Casi al igual que ocurrió en Argentina con el INAI, Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, el Funai también se vería vaciado literalmente, y sumido a apenas una sigla sin contenido.
Son 129 las tierras indígenas aún en estudio. Cerca de 11 millones de hectáreas. La Funai fue creada en 1967 en sustitución al Servicio de Protección al Indio, fundado en 1910.
En tanto, los empresarios aplaudieron la decisión de Bolsonaro de reducir el salario mínimo. Es decir, si bien lo subió a 998 reales, y significó un incremento del 4,61% respecto de 2018, en verdad quedó por debajo de los 1.006 reales proyectados para este año por el gobierno del presidente saliente Michel Temer.